Traducido por el equipo de SOTT.net

Cuando los monjes medievales miraban al cielo nocturno y anotaban sus observaciones de los objetos celestes, no tenían ni idea de que sus palabras tendrían un valor incalculable siglos más tarde para un grupo de científicos en un campo completamente diferente: la vulcanología.
Volcano Eruption
© Gylfi Gylfason / pexels.com
Un nuevo estudio publicado el miércoles en la revista revisada por pares Nature explica cómo las descripciones de eclipses lunares realizadas por monjes y escribas fueron clave para estudiar algunas de las mayores erupciones volcánicas de la Tierra.

Utilizando una combinación de estos escritos medievales y datos climáticos que se remontan a siglos atrás, los investigadores pudieron aclarar la fecha de unas 10 erupciones volcánicas que tuvieron lugar entre los años 1100 y 1300.

"Estaba escuchando el álbum Dark Side of the Moon de Pink Floyd cuando me di cuenta de que todos los eclipses lunares más oscuros se produjeron aproximadamente un año después de grandes erupciones volcánicas", explica en un comunicado de prensa el autor principal, Sébastien Guillet, investigador asociado del Instituto de Ciencias Medioambientales de la UNIGE. "Como conocemos las fechas exactas de los eclipses, se abrió la posibilidad de utilizar los avistamientos para acotar cuándo debieron producirse las erupciones".

Los investigadores afirman que obtener una fecha más precisa para estos acontecimientos que sacuden la Tierra podría ayudar a esbozar una imagen más clara de cómo los volcanes contribuyen a la variabilidad climática extrema.

Cómo se relacionan los eclipses lunares con los volcanes

¿Por qué buscar en los escritos sobre eclipses lunares para averiguar sobre erupciones volcánicas? Bueno, muchas erupciones históricas durante ese periodo de tiempo no quedaron registradas.

Sabemos que se produjeron: antes de este estudio, los científicos utilizaron huellas sedimentarias en plataformas de hielo de la Antártida y Groenlandia para establecer que el periodo comprendido entre 1100 y 1300 fue uno de los de mayor actividad volcánica de los últimos 2.500 años.

La falta de testimonios oculares sobre la mayoría de estos fenómenos podría deberse a que los registros no sobrevivieron, a que la Tierra estaba menos poblada y a las enormes nubes de polvo que se extendían por miles de kilómetros tras una erupción lo suficientemente grande, quizá sólo registrándose como mal tiempo, y no lo suficientemente notables como para ser registradas.

Sin embargo, el polvo en la atmósfera que no era muy perceptible durante el día habría aparecido en los escritos sobre eclipses, según la teoría de los investigadores.

Por lo general, un eclipse lunar total muestra la luna de color rojo óxido en el cielo, visible debido a la luz del sol curvándose alrededor de la Tierra, a pesar de que la sombra de la Tierra bloquea la mayor parte de la luz.

Esto significa que si algún escrito histórico describe eclipses más oscuros de lo normal, ello podría ser un signo de actividad volcánica reciente.

Durante cinco años, los investigadores revisaron los registros medievales en busca de descripciones de eclipses que parecieran fuera de lo común.

Monjes y escribas de toda Europa, Oriente Próximo y Asia Oriental conservaban descripciones detalladas de los eclipses lunares, que incluían hasta los colores, durante estos espectaculares acontecimientos.

Los investigadores señalaron que contribuyó el hecho de que muchos textos religiosos utilizaran una luna de color rojo sangre para profetizar calamidades venideras, lo que habría estado en la mente de los antiguos escribas y monjes cuando se esmeraron en describir la tonalidad de la luna.

Desde hace siglos, los científicos pueden predecir los eclipses lunares con precisión matemática basándose en los movimientos del Sol, la Tierra y la Luna. Gracias a estos patrones, también tenemos fechas exactas para los eclipses que se produjeron mucho antes de que nadie los registrara cuidadosamente.

En Europa, sabemos que se produjeron 64 eclipses totales de Luna entre 1100 y 1300. De estos 64 eclipses confirmados, 51 habían sido descritos con detalle en escritos medievales.

Cinco de ellos informaban que la luna estaba muy oscura en el cielo.

Un escriba japonés también escribió sobre un eclipse inusualmente oscuro a principios de diciembre de 1229, escribiendo que "los ancianos nunca lo habían visto como esta vez, con la ubicación del disco de la luna no visible, como si hubiera desaparecido durante el eclipse.... Era realmente algo aterrador".

Datos climáticos que confirman los inviernos volcánicos

Para confirmar la teoría de que los eclipses más oscuros descritos en estos textos centenarios podrían haberse visto afectados por nubes volcánicas, los investigadores los cotejaron con los datos climáticos existentes.

"Sólo sabíamos de estas erupciones porque dejaron huellas en el hielo de la Antártida y Groenlandia", explica en el comunicado Clive Oppenheimer, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge. "Juntando la información de los núcleos de hielo y las descripciones de los textos medievales podemos ahora realizar mejores estimaciones de cuándo y dónde se produjeron algunas de las mayores erupciones de este periodo".

Las grandes erupciones volcánicas pueden tener repercusiones de gran alcance en el clima inmediatamente después, repercusiones tan enormes que dejan huellas mensurables en la historia climática de la Tierra. Por ejemplo, la famosa erupción del Monte Tambora en 1815 en lo que hoy es Indonesia fue tan masiva que redujo las temperaturas globales durante un año, un acontecimiento a veces llamado el "Año sin Verano".

"Sabemos por investigaciones anteriores que las fuertes erupciones tropicales pueden inducir un enfriamiento global del orden de aproximadamente 1 C a lo largo de unos pocos años", afirmó en el comunicado Markus Stoffel, profesor titular del Instituto de Ciencias Ambientales de la UNIGE y último autor del estudio. "También pueden provocar anomalías en las precipitaciones, con sequías en un lugar e inundaciones en otro".

Buscando estos "inviernos volcánicos" en los registros climáticos, junto con otros marcadores climáticos asociados a grandes erupciones, y comparándolos con los registros escritos de eclipses anómalos, los investigadores pudieron afinar la fecha de cinco erupciones notables, junto con varios otros eventos volcánicos.

Uno de ellos fue la fecha estimada de la erupción del volcán Samalas en 1257, en la actual Indonesia, que los investigadores acotaron a la primavera/verano de ese año, refutando el argumento presentado por algunos expertos de que podría haber ocurrido en 1256.

Otra erupción cuya fecha pudieron precisar en este estudio resultó haber ocurrido entre mayo y agosto de 1171, una ventana temporal muy precisa para una erupción que tuvo lugar hace más de 800 años.

Los investigadores explicaron que conocer mejor las erupciones volcánicas del pasado nos permite saber más sobre el impacto de las erupciones volcánicas sobre el clima.

"Conocer la estación en la que los volcanes entraron en erupción es esencial, ya que ello influye en la propagación del polvo volcánico y en el enfriamiento y otras anomalías climáticas asociadas a estas erupciones", señaló Guillet.