Traducido por el equipo de SOTT.net

Los astrónomos han descubierto un asteroide que orbita alrededor del Sol con la Tierra, lo que le ha valido el apodo de "cuasi-luna".
New Moon
© NASA / JPL-Caltech469219 Kamoʻoalewa también tiene una órbita alrededor del Sol que lo mantiene como compañero constante de la Tierra.
El asteroide 2023 FW13, descubierto recientemente, ha creado cierto revuelo entre los observadores de asteroides. Resulta que su órbita no sólo está en resonancia 1:1 con la Tierra, sino que sigue una trayectoria que de hecho rodea la Tierra, aunque en una órbita tan excéntrica que se extiende a mitad de camino hacia Marte y a mitad de camino hacia Venus.

No existe una definición formal para este tipo de objetos, que a veces se denominan cuasi-lunas o cuasi-satélites. Siguen una trayectoria alrededor de la Tierra, pero generalmente durante no más de algunas décadas. Quizás el más conocido de estos objetos, conocido como Kamoʻoalewa, se encontró en 2016, y se considera el cuasi-satélite más pequeño, cercano y estable conocido. Tiene una órbita que ha estado en resonancia estable con la Tierra durante casi un siglo, y seguirá así durante los siglos venideros, según los cálculos de Paul Chodas (Jet Propulsion Laboratory).

Pero este recién descubierto asteroide, si los cálculos orbitales preliminares son correctos, eclipsará con creces ese récord. Según algunas estimaciones, lleva dando vueltas alrededor de la Tierra desde al menos el año 100 a.C. y es probable que siga haciéndolo hasta alrededor del año 3700 d.C. De ser así, 2023 FW13 sería el cuasisatélite terrestre más estable jamás hallado.


El asteroide fue observado por primera vez el 28 de marzo por el observatorio PanSTARRS en lo alto de Haleakalā, en Maui (Hawái). Tras otras observaciones desde el telescopio Canada France Hawaii Telescope, en Mauna Kea, y desde observatorios en Kitt Peak y el monte Lemmon, el descubrimiento se anunció oficialmente el 1º de abril. "Cuando vi el anuncio, el semi-eje mayor, muy parecido al de la Tierra, me pareció sospechoso", afirma Adrien Coffinet, astrónomo y periodista francés. Coffinet fue el primero en identificar la naturaleza de la órbita de la cuasi-luna tras pasar sus parámetros orbitales por un simulador que extrapola el pasado y el futuro.

Las simulaciones llevaron a otros a encontrar varias observaciones previas al descubrimiento, que se remontan hasta 2012. Esto permitió afinar la órbita, confirmando que no solo se trataba de un cuasisatélite, sino que lo había sido durante milenios. "Parece ser el cuasi-satélite de la Tierra más duradero conocido hasta la fecha", explica Coffinet a Sky & Telescope, y se espera que su órbita se mantenga en esa configuración durante un lapso de casi 4.000 años.

Sin embargo, Alan Harris (Space Science Institute) explica a Sky & Telescope que, aunque el 2023 FW13 efectivamente gira alrededor de la Tierra, hay un detalle: "La dimensión del bucle (alrededor de 0,18 unidades astronómicas de radio) es tan extensa que la Tierra no desempeña esencialmente ningún papel en su movimiento", afirma. Como referencia, Mercurio orbita alrededor del Sol desde 0,4 u.a. "[No está] asociado a la Tierra más que por casualidad".

En realidad, el asteroide orbita alrededor del Sol y no está ligado gravitatoriamente a la Tierra. Sin embargo, está en resonancia con nuestro planeta, razón por la cual su trayectoria hace amplios bucles alrededor de la Tierra.

Incluso la posibilidad de acabar en una cuasi órbita, estima Harris, no es única. Un cálculo rápido sugiere que hay unos 2 millones de asteroides cercanos a la Tierra de su tamaño o mayores (con una magnitud absoluta de 26), y que debería haber unos tres objetos de este tipo dando vueltas actualmente alrededor de la posición de la Tierra. Así que, dice, "lo más inusual es que los sondeos hayan tenido la suerte de detectarlo".

Harris señala que, aunque estos objetos orbitan en resonancia con la Tierra, es muy poco probable que lleguen a suponer una amenaza grave. "La buena noticia es que una órbita de este tipo no da lugar a una trayectoria de impacto 'de la nada'", afirma. Lo más probable es que descubriéramos cualquier posible impacto décadas antes de que se produjera". De hecho, añade Harris, "una órbita así tiene mayor estabilidad a largo plazo que otras órbitas no resonantes".

El veterano especialista en asteroides Richard Binzel (MIT) dice a Sky & Telescope que estima que el tamaño de este objeto es de unos 10 a 15 metros de diámetro: "En algún lugar entre un vagón de carga y una Winnebago grande". (La estimación de Coffinet es un poco mayor, unos 20 metros de diámetro).

Binzel dice que los objetos en tales órbitas podrían incluso llegar a ser potencialmente útiles como "peldaños" hacia Marte. Su proximidad a la órbita de la Tierra hace que su velocidad relativa sea lo suficientemente baja como para que naves espaciales puedan acceder a ellos en cuestión de meses en lugar de años. Este corto tiempo de viaje, unido a la baja gravedad de los objetos, podría significar que una misión "tiene sentido como una forma de practicar misiones en el espacio profundo, antes de comprometer una tripulación y el hardware para una misión más larga a Marte", dice. "Es un crucero de prueba."