El 6 de agosto de 1945 está marcado en la historia de la humanidad como el día en que EEUU bombardeó la ciudad japonesa de Hiroshima, casi borrándola de la faz de la tierra y destruyendo toda la vida en un radio de 1,5 km.
Hiroshima memorial
© AFP 2023 / Raymond RoigMemorial de las víctimas de la bomba atómica de Hiroshima
En vísperas del 78º aniversario de ese bombardeo, Kazuo Ookoshi, testigo presencial y víctima del experimento nuclear estadounidense, que ahora es el secretario general del Consejo de Organizaciones de Víctimas de la Bomba Atómica de Hiroshima, relató a Sputnik lo que vio aquel terrible día y por qué no hay que darles espacio a las armas nucleares en la Tierra.

Ookoshi, que tenía entonces 5 años y 4 meses, se encontraba ese día en un pueblo a unos 10 kilómetros de la ciudad de Hiroshima, por lo que también fue alcanzado por el destello y la onda expansiva. Conforme con el interlocutor, "el cielo despejado se oscureció de repente, y la infame 'lluvia negra' cayó durante casi 40 minutos".

Muchas de las víctimas, continuó el anciano japonés, estaban en condiciones terribles y "se las metieron en autos esa misma mañana y se las llevaron".
"De mi pequeño pueblo fueron llevadas casi 300 personas, pero no se pudieron curar, sino que murieron una tras otra y día tras día. (...) Me acuerdo de cómo los cuerpos de los muertos eran quemados cada día en el crematorio provisional", enfatizó.
Preguntado de cómo afectó el bombardeo de Hiroshima a la vida de su familia, Kazuo Ookoshi respondió que entre sus parientes cercanos, su tío había muerto a causa de la explosión nuclear y que ocho otros familiares, incluido propio Ookoshi, fueron reconocidos posteriormente por la ley como hibakusha, es decir, los supervivientes del bombardeo atómico.

El testigo subrayó que el ataque a Hiroshima demostró "las consecuencias catastróficas que puede tener el uso del armamento nuclear, el daño que causa a la vida y la existencia no solamente de las propias víctimas, sino también de sus hijos y nietos".

A su juicio, el peligro de esa clase de bombas es cada vez más evidente a medida que continúan los ensayos y el riesgo no hace más que aumentar, por ello, "es el momento oportuno para manifestarse a favor de la prohibición total del uso y la destrucción de las armas nucleares".

Aunque la opinión pública a favor de la abolición del armamento atómicoestá ganando terreno en todo el mundo, seguirá siendo necesario el esfuerzo de los políticos, opinó el hibakusha.

"Si queremos que el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares sea realmente eficaz a nivel mundial, necesitamos una estructura internacional que garantice que todos los países lo ratifiquen al mismo tiempo", resumió Ookoshi.