.Traducido por el equipo de SOTT.net

El 8 de julio de 1947, un inusual titular de portada captó la atención de los residentes de todo el sureste de Nuevo México.
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© Denis Tangney Jr / Getty Images
"El RAAF captura un platillo volante en un rancho de la región de Roswell", rezaba la noticia aparecida esa mañana en el Roswell Daily Record. Aunque ofrecía pocos detalles sobre la supuesta nave, el artículo detallaba cómo el 509º Grupo de Bombardeo del Campo Aéreo del Ejército de Roswell había recuperado el "instrumento", que posteriormente fue trasladado en avión al "cuartel general superior".

Sólo un día después, el Record publicaría una continuación de la alarmante historia, en la que ahora se afirmaba que una investigación del ejército, bajo la dirección del general Roger M. Ramey, comandante de las Octavas Fuerzas Aéreas, había resuelto el misterio. El objeto, afirmaba el Record, "era un inofensivo globo meteorológico de gran altitud, no un disco volador en tierra".

A pesar de la explicación oficial presentada en aquel momento, la historia del supuesto accidente de un platillo volante en Roswell, Nuevo México — que ahora celebra su 75 aniversario — pasaría más tarde a ocupar un lugar legendario en los anales de la historia popular OVNI de Estados Unidos.

Los principales acontecimientos de lo que se convertiría en la saga del incidente Roswell comenzaron en realidad a mediados de junio de 1947, cuando el ranchero Mac Brazel descubrió restos de aspecto extraño esparcidos por la propiedad de su remoto rancho de Nuevo México. Sin acceso a teléfono o radio mientras estaba en el rancho, Brazel no sabía, en el momento en que visitó la cercana ciudad de Corona el 5 de julio, que Estados Unidos estaba en medio de una oleada de avistamientos de misteriosos objetos aéreos, que la prensa había bautizado recientemente como "platillos volantes".

La sensación en torno a misteriosos discos voladores había despegado más de una semana antes, el 26 de junio, después de que el piloto Kenneth Arnold informara de su avistamiento de una serie de extraños objetos voladores que vio sobrevolar erráticamente el monte Rainier, en Washington. Una vez que Brazel llegó a Corona ese sábado por la noche y comenzó a enterarse de las noticias, empezó a preguntarse si los restos que había encontrado podrían estar relacionados de alguna manera con los avistamientos de platillos que, según se informaba, se estaban produciendo en todo el país.

Brazel decidió ponerse en contacto con las autoridades de Roswell acerca de su hallazgo, y el 7 de julio, llevó algunos de los restos al sheriff George Wilcox, quien a partir de entonces se puso en contacto con la cercana base aérea del ejército de Roswell. Pronto Jesse Marcel, el oficial de inteligencia de la base, fue enviado a acompañar a Brazel de vuelta a su rancho para buscar más restos misteriosos.
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Portada del Roswell Daily Record del 8 de julio de 1947, en la que se publicó por primera vez la historia del supuesto accidente de un platillo volante en el desierto de Nuevo México.
El 8 de julio de 1947, la portada del Roswell Daily Record publicó la insólita historia de la supuesta captura de un platillo volante. Un día más tarde, una actualización de la noticia informaba que el supuesto disco había sido identificado como un simple globo meteorológico.

Tras la explicación oficial del Ejército, el interés por el incidente Roswell decayó, y durante décadas apenas se prestó atención a la historia. En su Informe de 1967 sobre la Oleada OVNI de 1947, el investigador Ted Bloecher hasta incluyó el incidente en una sección titulada "bulos y errores", en la que escribió que "Uno de esos errores, al que se dio la mayor publicidad posible, tuvo su origen cerca de Roswell, Nuevo México", añadiendo que "a través de una serie de torpes errores en las relaciones públicas, y el deseo de la prensa de fabricar un disco estrellado si ninguno se estrellaba obligatoriamente por sí mismo, la historia se infló fuera de toda proporción".

El incidente Roswell resurge de sus cenizas

Sin embargo, la actitud hacia la historia de Roswell empezaría a cambiar a finales de la década de 1970, cuando los investigadores OVNI civiles Stanton Friedman y William Moore consiguieron localizar a varios de los testigos originales. Entre ellos se encontraba Jesse Marcel, que proporcionó detalles adicionales sobre el incidente, dando así nueva vida a un capítulo olvidado de la historia de los platillos volantes. El golpe de gracia, sin embargo, fue la publicación en 1980 de El incidente Roswell, escrito conjuntamente por Moore y el popular escritor estadounidense Charles Berlitz, que consolidó el incidente en la mente del público como una de las historias más creíbles de supuestos estrellamientos OVNI jamás descubiertos.

Con el tiempo, y con la ayuda de varios libros populares similares que le siguieron, también se convirtió en lo que sin duda se reconoce como el supuesto incidente OVNI más famoso del siglo XX.

Hoy, cuando Roswell celebra su 75 aniversario, la historia sigue cautivando al público estadounidense. Y ello a pesar de que un par de informes oficiales de la Fuerza Aérea de EEUU (uno publicado en 1994 y otro en 1997) afirmaban que el incidente de 1947 había sido el resultado de un proyecto ultrasecreto de globos de gran altitud emprendido por las Fuerzas Aéreas del Ejército que comenzó ese mismo año y duró hasta las primeras semanas de 1949.

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"El informe de 1994 de la Fuerza Aérea concluyó que su predecesor, Fuerzas Aéreas del Ejército de EEUU, recuperó restos de un proyecto de investigación en globo de las Fuerzas Aéreas del Ejército de EEUU denominado MOGUL", dice una parte de un resumen ejecutivo del informe de la Fuerza Aérea de EEUU. "Los registros localizados que describen la investigación llevada a cabo en el marco del proyecto MOGUL, la mayoría de los cuales nunca fueron clasificados (y a disposición del público) fueron recopilados, facilitados [a la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno], y publicados en un volumen para facilitar el acceso del público en general".

El informe de 1994 también intentaba explicar las historias sobre la supuesta recuperación de cuerpos alienígenas al momento del incidente. "Contrariamente a las alegaciones, muchos de los relatos parecen ser descripciones de logros científicos no clasificados y ampliamente publicitados de la Fuerza Aérea", afirmaba una parte del informe, señalando que otras descripciones asociadas con supuestos cuerpos alienígenas "parecen ser incidentes reales en los que miembros de la Fuerza Aérea murieron o resultaron heridos en acto de servicio".

La explicación de la Fuerza Aérea parecía plausible, especialmente por los materiales de las fotos de prensa originales de 1947, que parecían incluir trozos de papel de aluminio y otros materiales propios de globos y reflectores de radar, de los que se componían las unidades Mogul. Sin embargo, los críticos de la nueva explicación "oficial" se apresuraron a señalar que la historia ya había sido cambiada de un platillo volante a un globo meteorológico una vez antes, y ahora la explicación había sido cambiada de nuevo con la historia Mogul. Los militares admitieron efectivamente que mintieron para encubrir un proyecto clasificado en 1947, así que ¿cómo podía alguien estar seguro de que la historia del Mogul no era más de lo mismo?

A día de hoy, sigue habiendo división de opiniones sobre lo que ocurrió exactamente en el desierto de Nuevo México en el verano de 1947. Sin embargo, hay un factor importante que suele faltar en las discusiones sobre Roswell: se trata de que la leyenda de un OVNI estrellado en algún lugar del desierto estadounidense ya no era nada nuevo cuando el incidente de 1947 saltó a la palestra pública.

Naves espaciales estrelladas: una tradición americana

El Daily Nebraska State Journal publicó el 6 de junio de 1884 la noticia de lo que probablemente sea el primer caso de supuesta colisión de una misteriosa aeronave en Estados Unidos. El incidente, que se dice ocurrió en el suroeste de Nebraska, cerca de la ciudad de Benkelman, fue presenciado por un grupo de vaqueros del condado de Dundy, que descubrieron restos de maquinaria metálica esparcidos por la pradera cercana. También se informó de que los vaqueros no pudieron investigar el lugar debido al intenso calor que hacía en el lugar del accidente. Curiosamente, días después se informó de que, durante una tremenda lluvia, el "extraño objeto se había derretido, disuelto por el agua como una cucharada de sal". Décadas más tarde, en 1927, se reveló que las historias habían sido un engaño que, según Patricia C. Gaster, fue "creado en el fértil cerebro de James D. Calhoun, entonces redactor jefe".

De nuevo en 1897, un año plagado de noticias sobre misteriosas aeronaves sobrevolando Estados Unidos, se registró una historia similar sobre la supuesta colisión de un misterioso vehículo volador cerca de Aurora, Texas. En el caso del accidente de la aeronave de Aurora, se añadió una nueva dimensión a este nuevo motivo en ciernes del folklore estadounidense: entre los misteriosos restos también se recuperó el cuerpo del piloto de la aeronave, que al parecer fue enterrado en un cementerio cercano.

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© Micah Hanks. Foto de Greg BishopEl autor junto a una señal histórica que indica el lugar donde supuestamente fue enterrado el ocupante de una aeronave cerca de Aurora, Texas, en 1897
Aunque ambas historias figuran entre los bulos periodísticos más comunes de la época, son significativas por la similitud que comparten con casos posteriores de supuestos accidentes de naves alienígenas que empezarían a surgir en los primeros años de la locura por los platillos volantes que se extendió por Estados Unidos en las décadas de 1940 y 1950.

Apenas dos años después de que el incidente Roswell saltara a los titulares en 1947, Frank Scully, entonces columnista de Variety, escribió por primera vez sobre un supuesto accidente de platillo volante del que tuvo conocimiento y que ocurrió en 1948 en Aztec, Nuevo México. La historia sirvió más tarde de base para un libro que Scully publicó en 1950, Detrás de los platillos volantes.

Aunque la historia del estrellamiento OVNI de Aztec fue expuesta como un engaño elaborado en una exposición True de 1954, varios intentos de revivir la historia se han producido a lo largo de los años, sobre todo después de la publicación en 2013 de un memorando del FBI, fechado el 22 de marzo de 1950, que hizo referencias al supuesto accidente. El documento, ahora conocido como "The Guy Hottel Memo", ha sido citado por la Oficina como "El archivo más popular de la Bóveda del FBI".

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© FBI.gov/Dominio público"The Hottel Memo", que hace referencia al supuesto accidente OVNI en Aztec, Nuevo México, citado por el autor Frank Scully
A finales de los 70, sobre la misma época en que Stanton Friedman, William Moore y otros empezaban a revivir la historia de Roswell, el investigador OVNI Leonard Stringfield había estado reuniendo información que había ido recopilando a lo largo de los años y que también estaba relacionada con las afirmaciones de accidentes OVNI. La culminación de esta investigación sería una serie de "Informes de situación" publicados independientemente por Stringfield, que documentaban varias supuestas colisiones OVNI ocurridas a lo largo de los años. Una de ellas, según un antiguo piloto de helicóptero y suboficial del Ejército con el que Stringfield habló en 1977 tras una conferencia que había dado sobre el tema, ocurrió en Arizona en 1953 y presentaba notables similitudes con la historia de Roswell que resurgiría sólo tres años después.

"Yo había visto los cuerpos", dijo el oficial retirado a Stringfield, explicando que llegaron a Wright Patterson AFB (entonces llamada Wright Field), donde él había estado de servicio. El piloto dijo a Stringfield que había estado empleado allí como ingeniero en ese momento, y afirmó haber sido testigo de la llegada de tres pequeños humanoides empaquetados en hielo seco. Cada uno de ellos medía aproximadamente metro y medio, tenía ojos y manos desproporcionadamente grandes y vestía trajes ajustados de color oscuro.

Una historia de dos colisiones: reconciliando las historias de Roswell

La descripción de los cuerpos alienígenas dada a Stringfield en 1977 es obvia en su similitud con las descripciones posteriores de los supuestos cuerpos alienígenas recuperados en el lugar del accidente de Roswell. Curiosamente, aunque el libro de Moore y Berlitz de 1980 mencionaba una supuesta observación de cuerpos alienígenas por parte de un tal Grady L. "Barney" Barnett, este elemento no había sido un punto central de su análisis, que había sido en gran medida crítico con anteriores afirmaciones de accidentes OVNI como el incidente Aztec promovido por Frank Scully.

En 1990, Gerald Anderson, un guardia de seguridad de Missouri, se puso en contacto con los investigadores Stanton Friedman y Kevin Randle para afirmar que había estado presente en 1947 en el momento del avistamiento de Barnett. Randle, que al año siguiente fue coautor del libro Accidente OVNI en Roswell junto con el investigador Donald Schmitt, expresó sus reservas sobre las afirmaciones de Anderson. Por el contrario, Friedman, que acompañó a Anderson en un viaje a lo que él afirmaba que había sido el lugar del accidente, informó que Anderson también pasó la prueba del polígrafo, sin dar "ninguna prueba de engaño".

En septiembre de 1991, el Centro de Estudios OVNI, en cooperación con el Fondo para la Investigación OVNI, estaba intentando resolver el problema. El resultado fue la Conferencia The Plains of San Agustin (también conocida como "Crash III"), una conferencia celebrada en Chicago los días 15 y 16 de febrero de 1992, en la que los investigadores se reunieron para intentar resolver las fragmentadas narrativas de Roswell (aquí puede leerse un informe resumido sobre las actas de dicha conferencia).

El legado de Roswell

Después de tres cuartos de siglo, la historia de Roswell sigue atrayendo la atención tanto de los escépticos como de los defensores de los ovnis. El escenario del globo Mogul sigue siendo la postura oficial de la Fuerza Aérea de EEUU, y es generalmente la explicación más ampliamente aceptada para el incidente de 1947, aunque algunos investigadores OVNI experimentados mantienen perspectivas alternativas.

En abril de 2021, le pregunté a Kevin Randle, experimentado investigador de Roswell, cuál sería su respuesta a quienes sostienen que hay pocas pruebas sustanciales que apoyen una conclusión extraterrestre en relación con el incidente Roswell de 1947.

"Yo diría absolutamente", me dijo Randle. "Tienes razón, no tenemos los restos".

"Lo que tenemos son testimonios de personas muy fiables", continuó explicando Randle. "Tenemos documentación de que algo ocurrió. Todo el mundo está de acuerdo en que algo cayó. La pregunta es: ¿qué fue?".

Randle, aunque reconoce que no hay pruebas suficientes para concluir que el estrellamiento de una nave extraterrestre ocurrió en Nuevo México en 1947, también cuestiona la teoría más ampliamente aceptada del Mogul, diciendo que se debe poner el mismo escrutinio hacia las inconsistencias que surgen de esta solución propuesta para el incidente de 1947.

"La pregunta que les hago, a su vez, es que ustedes dicen que es el Proyecto Mogul, ¿dónde está la documentación? La documentación dice que el lanzamiento nunca tuvo lugar", dijo Randle. "Nunca voló. Ergo, no puede ser el Proyecto Mogul".

"¿Qué nos queda? Absolutamente nada", dijo Randle.

Hoy en día, la pequeña ciudad de Nuevo México es reconocida como una especie de Meca para aquellos que buscan respuestas al perdurable misterio de los fenómenos aéreos inexplicables. Cada mes de julio, Roswell acoge su propio Festival del Encuentro OVNI, al que acuden visitantes de todo el mundo.

Quizá lo que queda más claro sobre el incidente Roswell hoy, setenta y cinco años después de que apareciera por primera vez en los titulares, es que el debate sobre lo que ocurrió en el desierto de Nuevo México en 1947 sigue muy vivo. Sin lugar a dudas, las opiniones sobre una de las mayores controversias OVNI de la historia siguen siendo tan diversas (y tan divididas) como siempre lo han sido, y probablemente lo seguirán siendo durante algún tiempo.