Traducido por el equipo de SOTT.net

El mes pasado, dos pilotos de la Armada declararon bajo juramento ante el Congreso que los fenómenos anómalos no identificados (FANI) suponen un riesgo potencial para la seguridad nacional y la seguridad de vuelo. Yo fui uno de ellos.
Ryan Graves
© BRENDAN SMIALOWSKI/AFP vía Getty ImagesRyan Graves, director ejecutivo de Americans for Safe Aerospace, llega para testificar durante una audiencia del Subcomité de Seguridad Nacional, Fronteras y Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes titulada "Fenómenos anómalos no identificados: implicaciones para la seguridad nacional, la seguridad pública y la transparencia gubernamental", en el Capitolio el 26 de julio.
Mi historia es la siguiente: Hace nueve años, el escuadrón de mi F/A-18, que operaba frente a la costa de Virginia Beach, observó y rastreó los FANI que se habían infiltrado en el espacio aéreo militar. Los FANI no tenían superficies de propulsión o elevación visibles, pero podían permanecer inmóviles en vientos huracanados de categoría 4, acelerar hasta alcanzar velocidades supersónicas y operar durante todo el día, superando a nuestros cazas en 10 horas o más. Incluso provocaron colisiones casi en pleno vuelo con nuestros aviones, lo que dio lugar a informes de seguridad obligatorios.

Hoy en día, estos mismos FANI se siguen viendo; todavía no sabemos lo que son; y nuestro gobierno no tiene ni idea del alcance del problema. Esto se debe a que los pilotos, tanto comerciales como militares, se encuentran con FANI, y la mayoría de estos casos no se denuncian.

He fundado Americans for Safe Aerospace (Estadounidenses por la Seguridad Aeroespacial), la organización sin ánimo de lucro que más rápido está creciendo en el mundo, con más de 8.200 miembros, porque creo que tenemos que averiguarlo.

Cuando testifiqué la semana pasada, también compartí con el Congreso cómo más de 30 testigos de FANI, pilotos comerciales y veteranos, se han puesto en contacto con Americans for Safe Aerospace para detallar sus encuentros, y docenas más se han puesto en contacto con nosotros desde que testifiqué en las audiencias sobre FANI.

Los testigos se ponen en contacto con nosotros por dos razones: primero porque confían en nosotros, y segundo porque no existe un sistema oficial para que pilotos comerciales denuncien casos FANI.

La mayoría de los testigos de FANI con los que hablo son pilotos comerciales de grandes aerolíneas. A menudo, son veteranos con décadas de experiencia de vuelo. Los pilotos informan FANI a altitudes que parecen estar por encima de ellos a 40.000 pies, potencialmente en la órbita terrestre baja o en la zona gris por debajo de la línea de Karman, realizando maniobras inexplicables, como giros a la derecha y órbitas retrógradas, o de gancho. A veces estos informes son recurrentes, con numerosos avistamientos recientes al norte de Hawái y el Atlántico Norte. El informe más reciente es del martes.

La Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) no tiene un proceso directo para que los pilotos comerciales informen de objetos no identificados o anómalos en nuestro espacio aéreo. Las regulaciones de la FAA dirigen a los pilotos a reportar incidentes FANI a organizaciones civiles sin seguimiento oficial o análisis a través de un conjunto de datos oficiales verificados. Esta falta de interés de la FAA perpetúa el estigma de los pilotos comerciales y les disuade de informar. Además, se enfrentan a posibles represalias de sus empleadores, incluidas cartas de cese y desistimiento, por hablar públicamente. Los pilotos temen posibles sanciones administrativas o que no se les conceda el estatus médico de vuelo por denunciar un caso FANI.

Los pilotos comerciales son observadores altamente cualificados de nuestros cielos. De hecho, nuestro gobierno invierte millones en la formación de pilotos militares para distinguir al amigo del enemigo y la vida de los pilotos depende de una identificación precisa, y muchos pilotos militares pasan a trabajar para aerolíneas comerciales.

Entonces, ¿por qué nuestro gobierno da la espalda a los informes FANI de testigos oculares creíbles que son responsables de la seguridad de millones de personas y están motivados para proteger nuestra seguridad nacional? Si los pilotos comerciales están observando rutinariamente nuevos drones extranjeros al norte de Hawái, ¿por qué no querríamos rastrear esos informes? ¿Por qué no querría la FAA evaluar las posibles implicaciones para la seguridad de los vuelos? ¿Por qué quiere nuestro gobierno dejar abierta una brecha de conocimiento del dominio que podría suponer un riesgo para los vuelos y para la seguridad nacional?

Los pilotos están informando de avistamientos de objetos no identificados y anómalos que no son raros ni aislados; son rutinarios. Ya es hora de que prestemos atención.
Ryan Graves es exteniente de la Marina estadounidense y piloto de F/A-18F. En la actualidad es cofundador y director ejecutivo de Americans for Safe Aerospace, una organización sin ánimo de lucro dedicada a las tripulaciones aéreas militares y comerciales afectadas por FANI y a la búsqueda de la transparencia de los FANI.