Traducido por el equipo de SOTT.net
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Teniendo en cuenta la cantidad de trabajo científico que se ha hecho sobre el tiempo caótico y los patrones climáticos desde la Segunda Guerra Mundial, podría ser una sorpresa que lo mejor que la ciencia "establecida" puede hacer para explicar todos los cambios recientes es que todo se debe a que los seres humanos añaden pequeñas cantidades de un gas traza en la atmósfera mediante la quema de material vegetal previamente secuestrado. Pero, ¿hasta qué punto es plausible esta hipótesis? No mucho, afirma el Dr. Stuart Harris, catedrático jubilado de Geografía de la Universidad de Calgary, en una amplia revisión del clima publicada recientemente. La relación entre el dióxido de carbono y la temperatura del aire atmosférico se ha debatido ampliamente durante 50 años, escribe el autor, y las pruebas procedentes de 24 lugares muestran que el calentamiento durante la actual desglaciación parece preceder al aumento de las concentraciones de CO2.

A medida que se van conociendo todas las implicaciones del Net Zero, resulta cada vez más evidente que culpar de todo el cambio climático al C02 de origen humano, como afirma el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático patrocinado por la ONU, es una construcción política que enriquecerá a las élites mundiales y empobrecerá a los ciudadanos corrientes de todo el mundo. En opinión de Harris, el clima de la Tierra se rige por un calentamiento solar desigual de la superficie y el desplazamiento del exceso de calor en los trópicos hacia las regiones polares más frías, principalmente a través de las corrientes oceánicas, modificadas por el movimiento de las masas de aire. El profesor emérito Richard Lindzen también sostiene que la mayor parte del clima y del cambio climático a largo plazo se debe a los intercambios de calor a través del planeta. En su opinión, duplicar el C02 con respecto a su nivel actual sólo supondría una perturbación del 2% en este vasto balance energético.

La ciencia climática, por supuesto, se basa en una amplia gama de "atribuciones" y previsiones a partir de modelos informáticos. Esta acumulación de afirmaciones falsas y/o engañosas suele denominarse "pruebas abrumadoras" de que nos encontramos en medio de una "emergencia climática", señala Lindzen. "Sin estas afirmaciones, cabría preguntarse legítimamente si existe alguna prueba", afirma.

Los diferentes cambios de las temperaturas recientes en el planeta -más altas en el Ártico, mucho más bajas en la Antártida, sin que el este de China y Alemania muestren "un calentamiento evidente"- hacen saltar las alarmas sobre la hipótesis del cambio climático antropogénico. Harris señala que el CO2 atmosférico está presente en cantidades extremadamente bajas y tiene una estrecha banda de longitudes de onda para absorber el calor. No puede competir, prosigue, con la radiación solar mucho mayor que llega a la superficie terrestre. El gas está retenido principalmente en la parte baja de la atmósfera por la gravedad, y los modelos que suponen que asciende a la parte exterior no son realistas. "El agua, en todas sus fases, es un agente mucho más potente para mover el calor por todo el globo", observa.

Muchos científicos ponen gran empeño en intentar comprender los cambios climáticos a largo plazo estudiando los ciclos de Milankovitch y la excentricidad de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Los ciclos determinan la cantidad de calor y energía solar que recibe la Tierra y en qué zonas incide. Existen varios de estos ciclos a lo largo de distintos periodos de tiempo. Harris informa que el ciclo Milankovitch de 23.000 años ha empezado a reducir el calor invernal que llega a la superficie en las latitudes medias del hemisferio norte. Esto da lugar a un clima invernal "extremo" y a altas temperaturas estivales, y se dice que anuncia el comienzo de la próxima glaciación. El artículo de Harris es un excelente resumen de muchas de las influencias naturales que afectan al clima. Se describen brevemente algunos de los cambios climáticos de Milankovitch que cabe esperar en el oeste de Canadá durante los próximos 11.500 años.

Harris señala que los bajos niveles de CO2 en la atmósfera durante los episodios más fríos podrían provocar que hubiera muy poca cantidad de este gas disponible para apoyar la fotosíntesis en las plantas, "lo que provocaría el exterminio de la mayor parte de la vida en la Tierra tal y como la conocemos". Como ha informado el Daily Sceptic, la Tierra está saliendo de un periodo de denudación de CO2 en el que los niveles han sido tan bajos como cualquiera de los observados en el paleorregistro de 600 millones de años. La hipótesis no demostrada del calentamiento humano -después de 50 años, ni un solo artículo aporta pruebas creíbles- fracasa en el frente observacional, con cantidades de CO2 hasta 15 veces superiores en el pasado. No se observa ninguna relación evidente entre el gas y la temperatura en los registros históricos o paleográficos.

Una posible razón de la ausencia de este vínculo es la hipótesis de la "saturación", también mencionada en artículos anteriores del Daily Sceptic. Como observa el profesor Harris, el CO2 sólo atrapa el calor dentro de una estrecha banda del espectro infrarrojo. Existe un debate sobre el nivel en el que se alcanza el pico de absorción, pero algunos científicos afirman que el calentamiento se produce principalmente en torno a una concentración de 300 partes por millón (ppm), unas 100 ppm por debajo del nivel atmosférico actual. Por encima de 300 ppm, el calentamiento del CO2 parece caer por un precipicio logarítmico.

Por desgracia, la oportunidad de obtener enormes subvenciones financieras para vender tecnologías ecológicas inferiores que poca gente quiere es un poco menor bajo la hipótesis de saturación del calentamiento atmosférico por gases de efecto invernadero.