Traducido por el equipo de SOTT.net
ugly modern art nihilism
© Julius Drost/Unsplash
Mi esposa, de mentalidad cosmopolita, me obligó hace poco a visitar un antiguo hospicio/orfanato católico de la época colonial en el centro de Guadalajara, México. Los viejos murales que representaban el infierno, la redención y otros conceptos existenciales eran impresionantes.

Lo que ciertamente no era impresionante, sino más bien inquietante y desesperante, era una serie de exposiciones de arte moderno feminista esparcidas por varios rincones de la propiedad, fuera de lugar y tan contradictorias como podrían serlo en un entorno así.

Una de ellas se titulaba "Anatomia Intima" y mostraba representaciones grotescas, distorsionadas y visceralmente poco atractivas de la forma humana. Otras similares con nombres parecidos hacían más de lo mismo.

Fue una orgía de fealdad.

He aquí la ensalada de palabras de la tercera ola utilizada para justificar una de esas exposiciones que encontramos:
"Las obras aquí reunidas nos permiten apreciar la experimentación plástica y visual de este artista marcada por una inmensa vitalidad cromática, luminosa y expresiva envuelta por una inenarrable levedad o fugacidad. El contraste de intensidades y temporalidades no sólo opera a nivel perceptivo sino también desde un planteamiento narrativo e intelectual en el que dibujo y pintura se funden en un mismo campo de acción.

Destaca la representación del cuerpo femenino en desfiguraciones y escenarios que remiten al aquelarre, a lo oculto o profano, pero también a lo grotesco, erógeno y caricaturesco. La herejía como proceso emancipador de la mujer, como lucha contra la opresión eclesiástica y masculina en la Edad Media. En este sentido, la escritora, feminista y activista italiana Silvia Federici señala... "en el paso de la persecución de la herejía a la caza de brujas, la mujer se convierte cada vez más claramente en la figura del hereje". El fuego que no produce, es el fuego que reúne y congrega, que conspira y atenta contra el orden establecido y sus terribles consecuencias."
Este es el mismo tipo de regocijo anárquico expresado a través de la destrucción de la belleza y/o de cualquier cosa considerada tradicionalmente sagrada que informa el género artístico del "crucifijo en la orina" -en la medida en que así se le puede llamar- y, de hecho, todo tipo de expresión creativa patrocinada por las autoridades gobernantes y difundida a través de la cultura pop.

Los supuestos cerebros que producen esta basura son niños adultos perturbados con un desarrollo detenido, que lanzan sus espaguetis a la pared desde sus tronas y hacen pasar su vandalismo por una crítica ilustrada del Patriarcado™ o lo que sea, y se hacen pasar por valientes y subversivos narradores de la verdad.

El tipo de persona que produciría "Piss Christ" está aquejado de un odio patológico hacia la vida misma; el porqué es una pregunta para alguien con más perspicacia. En cualquier caso, como la amargura no es una cualidad redentora, este individuo intenta blanquear su patología a través del respetable barniz de la expresión artística, ganando prestigio social entre sus semejantes de igual parecer.

Si este género de "arte" fuera más honesto, no me disgustaría menos, pero lo respetaría más.

No puedo evitar pensar que fenómenos como los tatuajes faciales, las producciones musicales pop de "Wet Ass Pussy", la "positividad corporal", los transexuales que hacen pantomimas -y en el proceso profanan- la forma femenina, los manifestantes de "Just Stop Oil" que profanan amadas pinturas como forma de activismo de Social Justice™, etc. son productos de las mismas patologías.

¿Existe alguna forma popularizada y comercializada de arte moderno que se acerque a algo parecido a la belleza o la trascendencia?

Llámenme conspiracionista (tienen un sólido historial reciente, en cualquier caso, así que no me importa), pero tampoco puedo evitar creer que se trata de una campaña orquestada para atontar y desmoralizar al público previamente a la consagración de la distopía moderna.

Si nada es sagrado y, por extensión, está más allá de la profanación, ¿cuál es entonces el "objeto referente" -el término utilizado en la teoría de la securitización para referirse a aquello que debe ser protegido frente a las amenazas-, ya se trate de un artefacto cultural, una población nativa o la propia civilización?

El arte respetable persigue la belleza trascendente y redentora en cualquiera de sus formas.

Si todo es feo y sin remedio, ¿por qué no dejar que arda?

¿Por qué no apoyar activamente el suicidio de la civilización?

Esta es la moderna Sodoma y Gomorra, que se burla de lo sagrado y promueve lo profano.
Ben Bartee, autor de Broken English Teacher: Notes From Exile, es un periodista independiente estadounidense afincado en Bangkok con pulgares oponibles.