Traducido por el equipo de SOTT.net
radio burst signal 8 billion years
© Kristi MickaligerImpresión artística de un modelo de modulación orbital donde el progenitor FRB (azul) está en una órbita con un objeto astrofísico compañero (rosa).
Los científicos detectan una "extraña" señal de radio en una galaxia lejana

Hace 8.000 millones de años, algo ocurrió en una galaxia lejana que envió una potente ráfaga de ondas de radio a través del universo.

Finalmente llegó a la Tierra el 10 de junio del año pasado y, aunque duró menos de una milésima de segundo, un radiotelescopio de Australia consiguió captar la señal.

Este destello del cosmos fue una ráfaga rápida de radio (FRB por sus siglas en inglés), un fenómeno poco conocido que se descubrió por primera vez en 2007.

Los astrónomos revelaron el jueves que esta FRB en particular fue más potente y provino de mucho más lejos que cualquier otra registrada anteriormente, habiendo viajado ocho mil millones de años luz desde cuando el universo tenía menos de la mitad de su edad actual.

La causa exacta de las FRB se ha convertido en uno de los grandes misterios de la astronomía. Se han barajado muchas teorías para explicarlas; un profesor de la Universidad de Harvard incluso sugirió que podrían ser señales de vida extraterrestre.

Sin embargo, los científicos creen que los principales sospechosos son estrellas muertas distantes llamadas magnetares, que son los objetos más magnéticos del universo.

Ryan Shannon, astrofísico de la Universidad australiana de Swinburne, declaró a la AFP que era "alucinante" que el radiotelescopio ASKAP, situado en Australia Occidental, hubiera detectado la ráfaga de radio el año pasado.

"Aún no se sabe" qué causa las FRB

"Tuvimos suerte de estar mirando ese pequeño punto en el cielo durante ese milisegundo después de los ocho mil millones de años que el pulso había viajado para captarlo", dijo Shannon, coautor de un estudio que describe el hallazgo en la revista Science.

La FRB superó con creces el récord anterior, que databa de unos cinco mil millones de años luz, añadió.

El pulso era tan potente que, en menos de un milisegundo, liberó tanta energía como la que emite el Sol en 30 años.

Según Shannon, podría haber cientos de miles de FRB destellando en el cielo cada día.

Sin embargo, hasta ahora se han detectado unos mil, y los científicos sólo han podido averiguar de dónde proceden 50, lo cual es crucial para comprenderlos.

Para averiguar de dónde provino la última ráfaga de radio, bautizada como FRB 20220610A, los investigadores recurrieron al Very Large Telescope de Chile.

Descubrieron que la señal se originó en una galaxia particularmente grumosa que podría haberse fusionado con una o dos galaxias más, lo que a su vez podría haber creado el extraño magnetar.

Shannon recalcó que ésta era sólo la "mejor corazonada" del equipo.

Se han detectado FRB procedentes de lugares inesperados, incluso desde el interior de nuestra galaxia, la Vía Láctea, por lo que "el jurado aún no ha decidido" cuál es su causa, señaló.

Además de intentar desvelar los secretos de las FRB, los científicos esperan utilizarlas como herramienta para arrojar luz sobre otro de los misterios del universo.

El año pasado, los científicos descubrieron una ráfaga de radio "extraña y persistente" procedente de una galaxia lejana que sonaba como el latido de un corazón. Esa señal duró hasta tres segundos, unas 1.000 veces más que la duración media, según un comunicado de prensa.

En 2020, los astrónomos afirmaron haber detectado una FRB que parecía transmitir señales que llegaban a la Tierra siguiendo un patrón repetitivo de 157 días.

Sólo el cinco por ciento del universo está formado por materia normal -de la que está hecho todo lo que se ve-, mientras que el resto se cree que está compuesto por la materia oscura y la energía oscura, poco conocidas.

Pero cuando los astrónomos cuentan todas las estrellas y galaxias del universo, más de la mitad de ese cinco por ciento de materia normal "falta", según Shannon.

Los científicos creen que esta materia faltante está repartida en finos filamentos que conectan las galaxias, lo que se denomina la red cósmica; sin embargo, es tan difusa que los telescopios actuales no pueden verla.

Ahí es donde entran en juego las ráfagas rápidas de radio.

Llevan "impresa la firma de todo el gas que atraviesan", explica Shannon.

Algunas longitudes de onda de las FRB se ralentizan ligeramente al atravesar esta materia, lo que permite a los científicos medirla.

Esto podría permitirles calcular cuánta materia hay en la red cósmica y, por tanto, el peso total del universo.

En el caso de la FRB que batió el récord, Shannon explicó que el equipo había observado señales de "materiales adicionales" que la explosión había atravesado en su viaje por el universo.

Pero para utilizar esta información con el fin de obtener una medida adecuada del peso del universo, probablemente será necesario observar cientos de FRB más, añadió.

Los astrónomos esperan que esto ocurra con relativa rapidez, ya que se espera que pronto entren en funcionamiento radiotelescopios mucho más avanzados.

Liam Connor, astrofísico del Instituto de Tecnología de California que no ha participado en la investigación, declaró a AFP que los futuros radiotelescopios encontrarán decenas de miles de FRB, lo que permitirá a los científicos pesar toda la materia "a través de las épocas cósmicas."