La nueva edición de The Design Inference muestra cómo
Uno de los libros fundamentales que sustentan el programa de investigación del diseño inteligente es La Inferencia del Diseño: Eliminando el Azar a través de Pequeñas Probabilidades, del matemático y filósofo William Dembski. Dembski desarrolló una metodología rigurosa para la detección del diseño. Su trabajo fue inicialmente elogiado por prestigiosos académicos. A continuación, aplicó su aparato de detección de diseños a la biología y demostró que la vida presenta claras evidencias de diseño. Tras establecer esta conexión, se enfrentó a una enorme oposición por atreverse a desafiar el dogma sagrado de la sociedad secular de que la vida es un producto no intencionado de las fuerzas ciegas de la naturaleza.
Muchos de los ataques no fueron más que reacciones viscerales, pero algunos plantearon preocupaciones legítimas y preguntas pertinentes. En las décadas siguientes, Dembski respondió a las críticas y perfeccionó su modelo. También colaboró con los informáticos Robert J. Marks y Winston Ewert, junto con otros académicos, para ampliar sus ideas iniciales y aplicarlas a la biología (aquí, aquí, aquí).
Recientemente, Dembski se asoció con Ewert para escribir una segunda edición, muy ampliada, de La Inferencia del Diseño, que se publica hoy. La nueva edición representa la culminación de décadas de reflexión e investigación. Presenta un procedimiento riguroso y fiable para detectar el diseño en cualquier contexto. El estimado matemático Sergiu Klainerman, de la Universidad de Princeton, dio la siguiente bienvenida al libro:
Bien argumentado y eminentemente legible... No veo cómo ningún científico de mente abierta puede ignorar este importante libro.Aquí presentaré una introducción a la detección del diseño que ayudará a los lectores a apreciar el genio que se esconde tras el logro de Dembski y Ewert.
La Lógica Detrás de la Detección del Diseño
El objetivo fundamental de cualquier aproximación a la detección del diseño es identificar patrones, eventos o artefactos que (1) es extremadamente improbable que hayan ocurrido a través del azar y los procesos naturales y (2) muestran signos de que fueron actos deliberados de una mente. El reto consiste en cumplir rigurosamente ambos criterios. Casi todo el mundo reconoce que los criterios se han cumplido correctamente en determinados contextos. Los expertos forenses suelen distinguir claramente entre una muerte por causas naturales y un homicidio. Los arqueólogos distinguen rápidamente entre rocas de origen natural y una punta de flecha. Y los turistas distinguen fácilmente entre los dibujos de las montañas resultantes del viento y la erosión y los rostros de los presidentes del Monte Rushmore.
En todos los contextos, el primer criterio implica identificar, al menos cualitativamente, la probabilidad de que se produzca algún evento o resultado debido únicamente al azar y a procesos naturales. Por ejemplo, la probabilidad de que cualquier número entre 1 y 6 aparezca en un dado de seis caras bien construido es de 1 entre 6. El resultado es puramente fruto del azar. En cambio, la probabilidad de sacar un 6 en un dado cargado puede ser cercana al 100%. El resultado es consecuencia directa de la gravedad.
El resultado también puede ser producto del azar y de procesos naturales. La estructura de un copo de nieve muestra un patrón hexagonal debido a las propiedades físicas de las moléculas de agua. También muestra sus propias características únicas debido a interacciones moleculares fortuitas. La determinación de la probabilidad de resultados no diseñados debe tener en cuenta ambos factores.
El segundo criterio implica una mente que asigna significado o valor a algunos resultados independientemente de cualquier proceso similar a una ley. Como experimento mental, imagine que Bill Gates decide por capricho donar mil millones de dólares a cinco personas concretas repartidas por todo el mundo. Además, al día siguiente de repartir el dinero, usted fuera una de las seis personas invitadas a una cena. Si descubriera que cuatro de los cinco beneficiarios de la generosidad de Gate también estaban invitados, sabría que los invitados no fueron elegidos al azar. También sabría que las invitaciones no se basaron principalmente en factores que fueran independientes de la nueva riqueza de los invitados, como su altura, peso o nacionalidad. Los invitados fueron elegidos deliberadamente con algún fin premeditado, como recaudar fondos para una organización benéfica o una campaña política.
Los elementos clave para llegar a esta conclusión son (1) que el número de combinaciones de seis personas elegidas entre toda la población humana es extremadamente alto y (2) que el número de combinaciones de seis personas que poseen tal riqueza es mucho menor. La disparidad entre la probabilidad de elegir al azar un conjunto específico de seis personas y la probabilidad de elegir al azar un conjunto de entre todos los conjuntos de seis personas con al menos esa riqueza es lo que apunta al diseño.
Aplicación a la biología
El argumento a favor del diseño en biología sigue la misma lógica. El número de configuraciones de átomos resultantes del azar y de las leyes naturales es inimaginablemente grande. En comparación, el número de configuraciones que corresponden a la vida o a cualquier cosa a la que una mente atribuyera el mismo significado que a la vida, o casi, como un ordenador con una IA avanzada o un transbordador espacial automatizado capaz de colonizar Marte, es mucho menor.
Dicho de otro modo, la probabilidad de que una configuración de átomos correspondiente a la vida se produzca por azar y procesos naturales es inimaginablemente pequeña. En comparación, la probabilidad de elegir la vida entre un conjunto de entidades tan significativas, o casi tan significativas, como la vida es mucho mayor.
Comprendiendo el debate sobre el diseño
El debate sobre el diseño se centra en uno de los dos criterios. Los partidarios del diseño han descrito la probabilidad extremadamente baja de que surja algún sistema o estructura biológica, como una secuencia aleatoria de aminoácidos que se pliegan en una proteína funcional. También señalan la importancia de los componentes biológicos, como las proteínas plegadas, en el contexto de la vida.
Algunos críticos cuestionan el primer criterio argumentando que las estructuras biológicas no son tan raras como creen los partidarios del diseño, o que procesos naturales como la autoorganización y la selección natural mejoran drásticamente las probabilidades de que se formen. Otros cuestionan el segundo criterio argumentando que podría ser extremadamente improbable que una estructura específica se produjera por azar y procesos naturales, pero que las estructuras biológicas no son tan especiales como creen los partidarios del diseño. Los críticos afirman que la vida podría haber utilizado muchas otras estructuras para realizar las mismas tareas, por lo que la probabilidad de encontrar algo que sirva a un propósito concreto es manejable.
La segunda edición de La Inferencia del Diseño expone el marco teórico y la metodología práctica para abordar todas estas objeciones. Además, los avances de la biología en las últimas décadas permiten aplicar la metodología con rigor. Tales análisis demuestran pruebas de diseño que ahora son tan claras y rigurosas que, para los buscadores de la verdad intelectualmente honestos y sinceros, negarlo ya no es factible.
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