Traducido por el equipo de SOTT.net

El doble enterramiento de una mujer adulta y un bebé, fechado en torno a 7000-6800 a. C., descubierto en 1934 durante las obras de construcción de los jardines del spa de Bad Dürrenberg, está considerado como uno de los hallazgos funerarios más destacados del Mesolítico en Europa Central. Debido al inusual equipamiento de la mujer, que fue enterrada en posición sentada, y a sus anomalías corporales, el enterramiento se interpreta como el de un chamán.
Bad Dürrenberg shaman
© Juraj Lipták, State Office for Heritage Management and Archaeology Saxony-AnhaltLa chamán de Bad Dürrenberg en el Museo Estatal de Prehistoria de Halle (Saale).
Las investigaciones genéticas revelan ahora el parentesco de la mujer y el niño: el niño no es su hijo, sino un pariente de cuarto o quinto grado. Las variantes fenotípicas analizadas en el genoma de la mujer nos informan de que tenía una tez relativamente oscura, el pelo oscuro y liso y los ojos azules.

El enterramiento

El inusual equipo enterrado con la mujer comprende artefactos de sílex y herramientas de roca maciza, pero también artefactos de hueso y asta, un trozo de ocre rojo, varios huesos de animales, incluido el caparazón de al menos tres tortugas y dientes de animales parcialmente perforados. Junto con astas de ciervo y originalmente seis colmillos de jabalí parcialmente perforados, estos hallazgos son probablemente ornamentos de cabeza/cuerpo. Debido al ajuar funerario y a las anomalías corporales de la mujer, el enterramiento se interpreta como el de un chamán.

Las excavaciones posteriores en el yacimiento como parte de los preparativos de la Exposición Estatal de Jardines de 2024 no sólo sacaron a la luz nuevas revelaciones sobre la deposición y colocación del cuerpo, sino que también revelaron multitud de nuevos hallazgos, que podrían atribuirse claramente al enterramiento. Además de los dientes perforados de animales, también se pudieron recuperar restos de fauna, artefactos líticos y una gran cantidad de restos óseos humanos.

En un reciente artículo, publicado como un capítulo de las actas del congreso Propylaeum, Jörg Orschiedt (Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt, LDA), Wolfgang Haak (Instituto Max-Planck de Antropología Evolutiva), Holger Dietl (LDA), Andreas Siegl (LDA) y Harald Meller (LDA) detallan los resultados de los últimos trabajos sobre el hallazgo, que incluyen un análisis del ADN.

La chamán

El estudio revela que la mujer, de entre 30 y 40 años, era una persona grácil con una estatura corporal de 1,55 m, típica de la época. En particular, su esqueleto carecía de inserciones musculares definidas, sobre todo en las extremidades inferiores, que suelen presentar los cazadores-recolectores.

En la base del cráneo hay una anomalía en el borde del gran agujero occipital, en forma de una pequeña constricción. Esta zona es la huella de un vaso sanguíneo anormalmente desarrollado. La primera vértebra cervical está incompletamente formada debido a un defecto congénito de crecimiento y sólo ha alcanzado el 40% del arco. El extremo redondeado del arco vertebral corresponde al defecto observado anteriormente en el gran agujero occipital.

En este contexto, los investigadores plantearon la hipótesis de que parece posible un pinzamiento del vaso sanguíneo con diversas secuelas con la correspondiente postura de la cabeza. El descubrimiento de la segunda vértebra cervical entre los hallazgos de la reexcavación lo confirmó. Esta vértebra también muestra una anomalía, que se limita a la apófisis vertebral en forma de broche óseo saliente. Esto hace plausible una obstrucción de uno de los vasos sanguíneos que conducen al cerebro.

Esto puede producirse intencionadamente al adoptar una determinada postura de la cabeza. Es poco probable que las consecuencias hayan sido graves o peligrosas para la salud de la persona. Sin embargo, es concebible que un nistagmo, es decir, un movimiento involuntario de los globos oculares, pudiera estar causado por la obstrucción de un vaso sanguíneo. Este rasgo inusual podría haber sido percibido como extraño y, cuando se iniciaba a propósito, podría haber reforzado o incluso justificado su papel de chamán.


Comentario: Tal vez este defecto congénito le confiriera otras cualidades menos superficiales que la llevaron a ser considerada como chamán.


La investigación genética reveló que el perfil genómico de ascendencia de la chamán se encuadra perfectamente dentro de varias docenas de otros individuos cazadores-recolectores mesolíticos de Europa central y occidental, un perfil que comúnmente se denomina ascendencia cazadora-recolectora occidental (europea).

Las variantes fenotípicas analizadas en el genoma de Bad Dürrenberg revelan que la chamán tenía una tez relativamente oscura, pelo oscuro y liso y ojos azules. Esta combinación era bastante común entre los individuos cazadores-recolectores de Europa occidental y la dama chamán compartía esta apariencia con individuos mesolíticos contemporáneos de yacimientos como Loschbour, Mullerthal (Luxemburgo), La Braña, Asturias (España), o el Hombre de Cheddar en Somerset (Gran Bretaña).

El niño

Durante las reexcavaciones del yacimiento de Bad Dürrenberg se descubrió el esqueleto parcialmente conservado de un bebé. El descubrimiento del petroso permitió realizar un análisis genético de este individuo. Dado que se disponía de datos de alta calidad de ambos individuos, y especialmente de la mujer, los investigadores también pudieron emplear un método recientemente desarrollado para escanear los datos del genoma en busca de la presencia, cantidad y longitud de los tramos del genoma que comparten dos individuos, los llamados tramos de identidad por ascendencia (IBD). Este método, optimizado para tratar los datos que faltan, como es habitual en el ADN antiguo fragmentado, permite detectar el parentesco biológico de grado superior, y con reservas, hasta el décimo grado.

En lo que respecta a los dos individuos de Bad Dürrenberg, los investigadores descubrieron que la distribución del número y la longitud de los tractos de identificación por ascendencia que comparte la pareja equivale a un parentesco genético de cuarto o quinto grado. Este grado de parentesco podría equivaler a cuatro o cinco generaciones, suponiendo una línea directa, lo que convertiría a la hembra adulta en la posible tatarabuela (bisabuela) del niño.
Más información: Jörg Orschiedt et al, The Shaman and the Infant: The Mesolithic Double Burial from Bad Dürrenberg, Germany, Propylaeum (2023). DOI: 10.11588/propylaeum.1280.c18002