El periodista ecuatoriano Wacho Sánchez habló con Sputnik sobre la ola de violencia que golpea a su país, que en los últimos años se ha convertido en uno de los más inseguros de América Latina.
Ecuador arrests
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Las últimas 72 horas han sido uno de los periodos más dramáticos de la historia reciente de Ecuador.

Empezó el domingo 7 de enero con la fuga de prisión de José Adolfo Macías, alias Fito, cabecilla de la agrupación narcotraficante Los Choneros, filial local del Cartel de Sinaloa, un evento que puso en marcha una serie de motines carcelarios, enfrentamientos entre miembros de bandas criminales y policías en la vía pública, y hasta la toma de rehenes en un canal de televisión, episodio que dio vuelta al mundo.

Ante el desborde de la violencia, el recién asumido presidente Daniel Noboa, que inició su mandato a fines de noviembre, decretó este martes 10 de enero un "conflicto armado interno", luego de haber declarado estado de excepción y de desplegar el Ejército en las calles para neutralizar lo que calificó como un accionar de "terroristas" contra los que el Estado ecuatoriano está "en guerra".

El periodista Wacho Sánchez, de dilatada trayectoria en medios ecuatorianos, dijo a Sputnik que esta escalada en la crisis de seguridad se debe a que en los últimos años las autoridades locales no se animaron a enfrentar a los grupos del narcotráfico que comenzaron a operar en el país, aprovechándose de, entre otras factores, la moderna infraestructura portuaria de Guayaquil para enviar cargamentos de drogas y de la dolarización de la economía local, borrando el rastro cambiario de las operaciones de los traficantes tras oficializar la divisa estadounidense en el país andino.
"En los últimos seis o siete años es cuando este fenómeno ha comenzado. Y las autoridades han sido indiferentes, por ser cobardes, cómplices o porque se han cruzado los brazos no queriéndose enfrentar al problema. Y la desidia de todos esos años es lo que termina en este desenlace terrible que hemos visto en las cárceles y calles del país en las últimas horas, con el país tomado por delincuentes", afirma Sánchez.
Para el periodista, si bien las cifras de violencia y homicidios han crecido dramáticamente en los últimos cinco años — de registrar unos 6,7 crímenes por cada 100.000 personas en el 2019 se pasó a 45 por la misma proporción en el 2023, según cifras del Ministerio del Interior — , las escenas que conmovieron al mundo de encapuchados armados asaltando un set de televisión en vivo "son el mayor símbolo de que el país está inmerso en una película de terror".

La situación, abundó, deriva de la captura del Estado por parte de bandas narco, un tema que fue central en la campaña que coronó a Noboa, durante la que, por cierto, incluso uno de los contendientes, Fernando Villavicencio, fue asesinado por grupos criminales al terminar un acto proselitista.
"Lo que se vivió ayer (martes 9 de enero) en todo el país, pero especialmente en Guayaquil, eran cosas que antes solo veías en esas películas donde hay una guerra y sale el Ejército a recuperar la ciudadanía, solo que ahora es la triste realidad de Ecuador. No es una ficción, es la vida concreta aquí", ilustró.
Sánchez dijo sentir una mayor aflicción todavía porque el epicentro de las escenas de violencia, entre tiroteos callejeros, asonadas en comisarías y saqueos a hospitales y centros comerciales, involucró el asalto en vivo y en directo al programa "El noticiero", de la cadena TC Televisión, en la que trabajó durante varios años.

"Conozco a la mayoría de los que fueron secuestrados por los pandilleros al aire y realmente sufrieron lo indecible, aunque afortunadamente pudieron ser rescatados sin un rasguño", señaló el comunicador.

Y añadió que el clima que se respiró en las últimas horas fue "terrible", ya que las avenidas estaban desiertas y solo se veían militares en las calles.

Sánchez dice esperar que la gravedad de esta última explosión de violencia marque un punto de inflexión en el combate de las autoridades ecuatorianas al crimen organizado, que en los últimos años ha tenido a las cárceles como centro de operaciones y han hecho que Guayaquil, una de las ciudades más seguras de América Latina hasta hace poco, se convierta en uno de los lugares más peligrosos de la región, al haberse transformado en un hub logístico para la salida de drogas hacia Estados Unidos y Europa dada su condición portuaria.
"El presidente Noboa habló en la mañana [del miércoles 10 de enero] con una radio y dijo que él va a ir con todo contra los criminales, y finalmente hemos visto que se está haciendo algo", observó.
"Va a ser muy difícil, porque se dejó crear y crecer a un monstruo durante los últimos años, y el presidente prácticamente anunció un estado de guerra. Los ecuatorianos lo que estamos pidiendo es que se enfrente con éxito a los narcos y a los criminales y se nos devuelva la paz y la tranquilidad", zanjó.