Rusia convocó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas este mismo 3 de febrero a raíz de lo que Moscú caracterizó como un "nuevo acto flagrante" de "agresión contra estados soberanos" por parte de Estados Unidos.
Las agresiones estuvieron dirigidas contra la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y contra "otras milicias afiliadas", señaló el Mando Central de los Estados Unidos (Centcom) en sus redes sociales, y éstas se produjeron después de una escalada de meses contra bases militares estadounidenses en Siria e Irak, en respuesta al apoyo de Washington a la guerra de Israel en Gaza.
El Pentágono advirtió sobre posibles ataques contra objetivos dentro de Irak y Siria la semana pasada después de un ataque con aviones no tripulados contra la Torre 22, una instalación militar estadounidense en Jordania, justo al otro lado de la frontera de una base ilegal estadounidense en el sur de Siria, que mató a tres soldados de EEUU e hirió a 47.
Los medios locales estimaron que al menos 23 personas murieron en Siria y 16 en Irak en los ataques de este 3 de febrero, y Damasco y Bagdad criticaron a Washington por su flagrante violación de la soberanía de los dos países.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria dijo que "no le sorprendió" ver a las fuerzas estadounidenses atacar objetivos en el este del país, "donde nuestras fuerzas están luchando contra los restos de la organización terrorista ISIS, mientras Estados Unidos está trabajando para revivir la actividad terrorista de ISIS".
Autoridades de Siria criticaron la agresión de Washington, misma que calificaron como una flagrante violación de la Convención de La Haya para la Protección de Bienes Culturales, señalando que la ofensiva estadounidense incluyó un ataque que afectó a la Ciudadela de al-Rahba, una antigua maravilla arquitectónica regional cuya historia se remonta al siglo IX d.C.
Guerra simulada contra el terrorismo
Refiriéndose a la historia de operaciones antiterroristas de las Fuerzas de Movilización Popular, el teniente coronel retirado del ejército estadounidense Earl Rasmussen dijo a Sputnik que los ataques del ejército estadounidense son una prueba más de que las operaciones de Washington en Medio Oriente "no son realmente contra ISIS (Estado Islámico, en español, organización proscrita en Rusia y otros países)".
"Si lo piensas bien, han apoyado indirectamente a ISIS. Los han protegido. A Al-Qaeda (organización terrorista prohibida en Rusia) también. No pueden decirle eso al público estadounidense, pero miren las armas que están usando los grupos extremistas, miren quiénes se han beneficiado del conflicto en Siria estos años", dijo el veterano oficial."Miremos también a los muyahidines en Afganistán", señaló Rasmussen, refiriéndose a la milicia y grupo terrorista financiado por la CIA como proxy contra los soviéticos en Afganistán en los años 1980. "Hemos nutrido a grupos extremistas durante años. Y, de hecho, incluso miremos al oeste de Ucrania: los grupos neofascistas de ultraderecha allí, los hemos nutrido nosotros tras la Segunda Guerra Mundial. Muchos proyectos clasificados de la CIA son los responsables. Utilizamos a ISIS* y Al-Qaeda* para ayudar a mantener la inestabilidad en la región y justificar nuestra presencia allí para proporcionar una presunta estabilidad.
"Pero la fuente de la inestabilidad es justamente nuestra presencia, nuestra presencia ilegal en Siria e Irak y las frecuentes operaciones de Israel bombardeando países vecinos, así como el trato que han dado a los palestinos durante décadas", añadió el analistaLos ataques de EEUU de este primer sábado de febrero representan una "escalada muy peligrosa" en la región, según Rasmussen, quien señaló que fácilmente podría convertirse en una crisis que involucre a Irán, Rusia y China
"Dependiendo de cuánto tiempo vayan a continuar con estos ataques, con qué frecuencia y cuántas instalaciones vayan a bombardear, la situación podría intensificarse. El mundo no es lo que era en 1991 y 2001. Ahora es diferente. Estos grupos de milicias están más coordinados, mejor armados y mejor entrenados. Irán ya no es el país que solía ser, tienen misiles hipersónicos y están tratando de desarrollar el comercio y el crecimiento económico en esta región. Esto podría empeorar, y espero que haya algunos adultos en Washington, pero no lo creo. Hasta ahora no he visto ninguno", se lamentó Rasmussen.El observador también señaló la hipocresía de los esfuerzos de Estados Unidos por etiquetar a las Fuerzas de Movilización Popular como "milicias respaldadas por Irán", diciendo que Washington no está en posición de acusar a otros de estar respaldados por el extranjero.
"Estas milicias son prácticamente independientes. Está bien, obtienen armas y otras cosas de Irán. Pero, y ¿todos los que obtienen armas y dinero de Estados Unidos? Quiero decir, mira alrededor del mundo. ISIS* tiene nuestras armas, Al-Qaeda* lo mismo. También estamos proporcionando armas a Israel. Entonces, ¿eso significa que estamos participando en el genocidio en Gaza?", resumió Rasmussen.Claro intento de reafirmar el dominio estadounidense
La agresión de este 3 de febrero constituyó un "ataque de demostración", con la intención de ser "un mensaje de Estados Unidos para afirmar su posición militar y de seguridad en el Medio Oriente", dijo a Sputnik Imad Salamey, profesor asociado de ciencias políticas y asuntos internacionales en la Universidad Libanesa Americana. El especialista agregó que, lamentablemente, no espera que la crisis disminuya, sino que cree que las fuerzas estadounidenses en la región se atrincherarán y redoblarán su ofensiva.
"Aunque el parlamento iraquí pide una retirada estadounidense, es prematuro esperar una acción así inmediata", afirmó el académico. "De hecho, considerando los acontecimientos actuales, podría ser más probable un aumento de la presencia militar estadounidense en el futuro cercano que una retirada inminente. La situación sigue siendo inestable, y la administración Biden necesita demostrar una victoria a medida que se acercan las elecciones presidenciales", opinó.
En tanto, Muhannad Alazzeh, exsenador jordano y comisionado jurídico y de derechos humanos internacional, está de acuerdo y dice que "todo el contexto" de los ataques se relaciona con consideraciones internas en Washington, específicamente con el intento de Biden de "evitar las críticas de los republicanos, ya que lo acusan de 'ser débil y vacilante' hacia Irán en particular cuando lo comparan con su predecesor [por Donald Trump]".
Una reacción a las agresiones de Israel y EEUU
La política de la administración Biden en Oriente Medio y los intentos de pretender que los ataques de las milicias contra las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria, y por parte de los hutíes en el Mar Rojo, "no tienen nada que ver con la guerra de Israel contra Gaza", reflejan "arrogancia o ignorancia" por parte de Washington, dijo Alazzeh.
"Estados Unidos debe entender y hacer entender a Israel también que si prenden fuego Gaza, Cisjordania o cualquier país individualmente, esto puede provocar una respuesta de otros países, y esto es exactamente lo que está sucediendo ahora gradualmente", subrayó el experto.
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