Traducido por el equipo de SOTT.net

Los tigres más grandes del mundo se han desbocado en Rusia, matando y atacando a habitantes de aldeas rurales del este del país.
Lutiy, an endangered Amur tiger, roams in his cage at the Wild Animals Rehabilitation Center at the Sikhote-Alin Nature Monument, Russia on Monday, December 5, 2005
© Burt HermanLutiy, un tigre de Amur en peligro de extinción, deambula en su jaula en el Centro de Rehabilitación de Animales Salvajes del Monumento Natural de Sikhote-Alin, Rusia, el lunes 5 de diciembre de 2005.
Los aldeanos y sus mascotas están siendo atacados por tigres de Amur, en grave peligro de extinción y objeto desde hace años de los esfuerzos de conservación del presidente ruso, Vladimir Putin.

En diciembre del año pasado, un hombre y su perro fueron atacados hasta la muerte en el pueblo de Obor, en la región oriental de Jabárovsk, informó el Moscow Times.

Según la policía local, el tigre entró en el pueblo y mató al perro del hombre. El hombre, cuyo nombre no ha trascendido, siguió al tigre hasta el bosque y su cadáver fue hallado más tarde por los habitantes del pueblo.

Se han registrado casi 300 casos de entrada de tigres en la zona, según las autoridades locales de la región.


En otro incidente ocurrido el año pasado, Sergey Kyalundzyuga fue atacado cuando un tigre atravesó la ventana de una casa.

El Sr. Kyalundzyuga estaba de pesca con su primo, Alexander, cuando el animal decidió atacar.

Una fuente declaró a East2West News: "Oyeron un ruido fuera. Sergey se acercó a la ventana y entonces un tigre macho voló hacia ella, rompiendo el cristal con la cabeza".

Alexander disparó al animal después de que éste causara varias heridas graves en el cuello, la cabeza y el brazo del Sr. Kyalundzyuga.

En otro incidente ocurrido este fin de semana, un tigre mató a un perro guardián en el pueblo de Kutuzovka, al sur de la ciudad de Jabárovsk, informó MailOnline.

El presidente ruso ha estado apoyando la rehabilitación de los tigres de Amur, también conocidos como tigres siberianos, en el este del país.

Debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la caza, el número de majestuosas bestias que deambulan por el este rural del país ha disminuido rápidamente desde el siglo XIX.

La atención prestada por Putin a la recuperación de los tigres siberianos ha hecho que el número de ejemplares adultos haya pasado de unos 390 hace más de una década a 750 en los últimos años.

En un foro sobre la conservación del tigre celebrado en 2022, declaró: "Me complace destacar los logros de nuestros colegas de India, Nepal, Bután y China, donde la población de tigres no deja de crecer".

"Nosotros también tenemos mucho de lo que estar orgullosos. Hace 12 años no vivían más de 390 tigres de Amur adultos en la taiga del Lejano Oriente ruso.

"Ahora hay unos 750, junto con sus cachorros. Es el resultado de medidas sistemáticas tomadas por el gobierno, pero sobre todo es la encarnación tangible del trabajo duro y los esfuerzos concertados de científicos rusos, entusiastas y organizaciones conservacionistas".

Las razones de la reciente oleada de ataques no están claras, aunque podrían estar relacionadas con la destrucción del hábitat natural del tigre, según los expertos en conservación.