Ante la imposibilidad de los servicios de inteligencia de su país de haber detenido los ataques sorpresa de Hamás del 7 de octubre pasado, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se enfrenta a diversas críticas por su supuesta mala gestión en materia de seguridad, diplomacia y defensa. ¿Es el fin de su trayectoria política?
Netanyahu protest
© AFP 2023 / JALAA MAREY
De acuerdo con un artículo del medio especializado Foreign Policy, Netanyahu debe hacer frente a controversias y presiones, incluso de carácter internacional, mientras lidia con una opinión pública israelí cada vez más descontenta con su trabajo.

"Tras haber presidido el mayor fracaso de los servicios de inteligencia y el mayor atentado terrorista de la historia de Israel y el día más sangriento para los judíos desde el Holocausto, Netanyahu puede estar entrando en el ocaso de su carrera", indica un análisis elaborado por Aaron David Miller y Adam Israelevitz.

Los expertos en política internacional consideran que es poco probable que el actual Gobierno dirigido por Netanyahu dure todo su mandatohasta octubre de 2026, tanto por la crisis que enfrenta como porque los gobiernos en el país hebreo duran un promedio de 1.8 años.

De acuerdo con el artículo, aunque Israel se encuentra en medio de un conflicto con Palestina, ya se dio el inicio del retorno de la política interna, pues en enero el Partido Laborista presentó una moción de censura por el fracaso del gobierno en el rescate de los rehenes.
"La opinión pública no renuncia en absoluto a la guerra contra Hamás. Pero el doble objetivo de destruir la organización militar de Hamás y liberar a los 136 rehenes aún retenidos está cada vez más reñido", apunta el medio.
La votación de ese acuerdo no tuvo ninguna posibilidad de ser ganada por quienes la presentaron, pero marcó el inicio de los embates políticos internos, que habían sido suspendidos en aras de la unidad nacional desde el 7 de octubre, cuando fueron atacados por Hamás, señala el análisis.

Pero Netanyahu también enfrenta presiones de sus aliados y su gabinete de guerra, pues mientras los de extrema derecha quieren mantener el conflicto en Gaza por más tiempo hasta destruir a Hamás, los centristas y el centro-izquierda presionan a favor de un acuerdo sobre los rehenes que implique una pausa prolongada en los combates.
"Si se llega a un acuerdo sobre los rehenes que requiera un alto el fuego prolongado, los miembros de extrema derecha de la Knesset, especialmente el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, o el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, podrían tratar de consolidar su condición de verdaderos creyentes de un enfoque de guerra maximalista abandonando la coalición", observa el análisis.
Así, el primer ministro debe mantener contentas a ambas partes para evitar fracturas con sus aliados y en su gabinete de guerra, indica Foreign Policy, pues una fisura en estos momentos podría derivar en descontento de la población y, por ende, en pérdidas de apoyo rumbo a las nuevas elecciones, en las que Netanyahu busca mantener el control de la Knéset​, el órgano legislativo de Israel.

En este sentido, el análisis señala que Netanyahu podría verse finalmente acorralado, pues, como ha afirmado Anshel Pfeffer, quizá el observador más sagaz de Netanyahu (citado en el artículo), lo que más teme el primer ministro no son los estadounidenses ni la presión de las familias de los rehenes, sino perder la mayoría en la Knesset.