Alexei Navalni murió precisamente el día antes de la fecha fijada para que su esposa pronunciara unas palabras en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Cada vez que hay elecciones en Rusia, algún opositor muere oportunamente, justo a tiempo para que los medios occidentales puedan decir que Putin asesina a sus adversarios. Esta vez, la nueva muerte de un opositor llega en medio de la campaña electoral de los candidatos a la presidencia de Rusia.
Yulia Navalnaya
© Sputnik/Valery MelnikovYulia Navalnaya
Occidente clama en coro que el presidente ruso Vladimir Putin ordenó asesinar a Alexei Navalni. Pero el momento de la muerte de Navalni resulta más que sospechoso.

Navalni muere el 16 de febrero, precisamente el día de la apertura de la Conferencia de Seguridad de Múnich, una semana después de la entrevista de Putin con Tucker Carlson, un mes antes de las elecciones presidenciales rusas en las que el propio Putin es candidato. En otras palabras, Putin habría ordenado asesinar a Navalni en el momento más adecuado para perjudicarse a sí mismo.

Pero al mismo tiempo, los grandes medios políticos occidentales hacen silencio sobre el hecho que Navalni recibió formación en un curso especial de la universidad de Yale y que su movimiento supremacista blanco, Narod, fue financiado por la estadounidense National Endowment for Democracy (NED), una poderosa «fundación privada con objetivos no lucrativos» que financia miles de organizaciones gubernamentales, en un centenar de países, en aras de «hacer avanzar la democracia».

La NED estadounidense es el mismo generoso espónsor que financió en Ucrania la «revolución de Maidan que hizo caer un gobierno corrupto que impedía la democracia», o sea el golpe de Estado de 2014 que desató en Ucrania la sucesión de acontecimientos antirrusos que ha llevado a la actual guerra.

Mientras en el frente ucraniano las tropas de Kiev, respaldadas por Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, se baten caóticamente en retirada ante el empuje de las fuerzas rusas en el Donbass, Estados Unidos amplía el frente del Medio Oriente con su apoyo a la estrategia israelí de genocidio contra el pueblo palestino.

En ese contexto se inscribe el último capítulo del juicio político contra Julian Assange. El tribunal de Londres está llamado a tomar una decisión sobre la extradición del periodista australiano a Estados Unidos, donde pudiera ser condenado a 175 años de cárcel por haber revelado crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas armadas de Estados Unidos. La decisión del tribunal sería anunciada finalmente el mes próximo.