Los detenidos por el atentado terrorista del 22 de marzo en el Crocus City Hall, incluyendo los cuatro terroristas directamente implicados en el ataque, ya han hecho varias confesiones sobre la cantidad de dinero prometida por el asesinato de civiles y la preparación del ataque. Sputnik te trae los últimos datos de las interrogaciones preliminares.
Crocus city hall
© Sputnik / Comité de Investigación de Rusia
Todos los detenidos hablan muy mal el ruso (o fingen hablarlo mal), y uno de ellos se comunica en tayiko a través de un intérprete. Los delincuentes llevaron a cabo el ataque terrorista "por dinero". De antemano, fueron contactados por un hombre "sin nombre ni apellidos" que se hacía llamar "el ayudante del predicador" a través de la red social de Telegram.

Sin embargo, uno de los detenidos interrogados no logró precisar la cantidad exacta de dinero prometida por la masacre de civiles en el Crocus City Hall, afirmando que primero le ofrecieron medio millón de rublos (casi 5.500 dólares) y después cambiando su testimonio por "alrededor de un millón [casi 11.000 de dólares]".

En cuanto al nombre del predicador, esto no ha sido mencionado, pero uno de los terroristas afirmó que escuchaba sus "lecciones y sermones". De los lugares exactos en los primeros testimonios apareció Turquía, de donde regresó uno de los detenidos hace dos semanas y media. Hasta el momento no está claro si se reunió allí con el "predicador" o con sus cómplices.

Igualmente, el denominado "ayudante del predicador" también dio él mismo las coordenadas del lugar del atentado terrorista, mientras que otros organizadores proporcionaron los fusiles de asalto Kalashnikov, según la información obtenida.

Los terroristas vivían juntos en un hostal ubicado en el norte de Moscú. Al menos dos de los cuatro autores del atentado se conocieron hace solo "10-12 días", mientras que el automóvil en el que llegaron al Crocus City Hall e intentaron huir fue comprado a un familiar, para "trabajar como taxi". En un intento de huir hacia la frontera rusa, los terroristas se deshicieron de las armas por el camino.

Actualmente, de los fragmentos de los interrogatorios no se desprende una imagen coherente. Además, sigue sin estar claro qué unía exactamente a estas personas y qué motivos tenían para organizar uno de los atentados terroristas más sangrientos de la historia de Rusia.

El 22 de marzo, hombres armados vestidos con ropa de camuflaje abrieron fuego contra los asistentes a un concierto de la banda Picnik en la sala de conciertos Crocus City Hall, en la región de Moscú. El tiroteo fue seguido por un incendio, que, según el Ministerio de Emergencias, afectó un área de casi 13.000 metros cuadrados.

Según el último balance de las autoridades, hay más de un centenar de heridos, incluidos menores de edad, y más de 133 personas murieron en el ataque. Las autoridades del país cancelaron todos los eventos públicos y de entretenimiento programados para los próximos días.

El Comité de Investigación ruso abrió una causa penal por terrorismo tras el ataque. La búsqueda de los atacantes continúa. Según el jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), cerca de la frontera ucraniana fueron detenidas 11 personas, incluidos los cuatro terroristas directamente implicados en el atentado.