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Las adolescentes que regularmente ven reality shows en televisión esperan y aceptan situaciones intimidantes y dramáticas en sus vidas, le dan más valor a la apariencia física, y se ven a sí mismas como líderes y modelos a seguir.Un total de 1.141 niñas de 11 a 17 años participaron en la encuesta nacional realizada en abril por la organización Girl Scouts de Estados Unidos, que muestra el impacto que la TV reality puede tener sobre las adolescentes. "No teníamos ni idea de lo que íbamos a encontrar", dijo Kimberlee Salmond, investigadora en el Instituto de Investigaciones de Girl Scout, en una entrevista telefónica desde Nueva York. "Nos sorprendió un poco encontrar esta gran diferencia entre las jóvenes que regularmente consumen reality shows y las que no" , dijo. "Y en general, la mayoría de las chicas cree que la TV reality es de verdad y no sigue un guión".
El género de la TV reality es tan antiguo como el propio medio, pero ha aumentado en todo el mundo en la última década gracias al rápido crecimiento de los canales de cable y de satélite. También es más barato producir reality shows que programas de ficción; además, los reality shows se venden bien en otros países, como ocurrió con el "Gran Hermano" de Holanda y el británico "Strictly Come Dancing" , ambos exportados a todos los continentes.
En Estados Unidos, ver la televisión sigue siendo "la actividad número uno" de niñas y adolescentes, que le destinan unas 12 horas por semana, dijo Salmond. "Supera con creces el tiempo dedicado a las tareas escolares, a los amigos, a los sitios de redes sociales, o a hacer actividades extracurriculares", agregó. De todas las adolescentes encuestadas, que según Salmond integran una muestra representativa de la sociedad estadounidense, cerca de la mitad eran telespectadoras regulares de reality shows y su visión de la vida difería de las que preferían ver otros programas.
Por ejemplo, el 78% de las espectadoras de TV reality eran más propensas a aceptar que contar chismes es normal en la relaciones con sus pares, en comparación con el 54% que no lo eran en el resto de las niñas encuestadas. El 68% de las que miraban reality shows consideró que ser maliciosa y competitiva está en la naturaleza de las niñas, en comparación con el 50% entre las que no veían esos programas.
Las fanáticas de la TV reality también se inclinaban más a creer que las chicas deben competir por la atención de un chico y que las citas y los novios las hacen más felices. Además, tendían a dedicar mucho tiempo a su apariencia y a valorar a otra niña por su aspecto. También tenían más chances de creer que uno tiene que mentir para conseguir lo que quiere (37% contra 24%), que la mezquindad hace que a uno lo respeten más (37% versus 25%) y que uno tiene que ser malo con los demás para obtener lo que desea (28% frente al 18%).
Por otra parte, la mayoría de las adolescentes que veían reality shows se consideraban maduras, inteligentes, divertidas y extrovertidas, sugirió el estudio. También eran más propensas a aspirar al liderazgo y a verse a sí mismas como modelos a seguir. Es más, el 65% dijo que los programas de TV reality les habían permitido conocer nuevas ideas y tener otras perspectivas. En porcentajes ligeramente más pequeños, otras jóvenes dijeron que esos programas les dieron la posibilidad de tener más conciencia sobre problemas sociales y de aprender cosas nuevas.
Salmond, cuyo equipo ya ha estudiado el impacto de la moda y de las redes sociales en las niñas, dijo que la encuesta reveló una preferencia entre las adolescentes estadounidenses por la competencia y los programas de cambio de imagen, como "American Idol" y "The Biggest Loser" (un concurso para perder peso) , respectivamente.
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