Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.Borges escribió: "Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez". Como mente preclara, Borges pensaba, con razón, que la mente es el mayor bien de las personas, porque sin mente las personas no son nada. Cuanto más opresivo sea un sistema político, por lo tanto, mayor será su ataque contra las mentes de sus súbditos, porque a ningún dictador, rey o sistema totalitario le basta con oprimir y explotar, sino que debe, y repito debe, convertir a sus pueblos en idiotas. Cada bala injusta viene precedida, acompañada y luego seguida de una serie de mentiras idiotas, pero ya estamos tan acostumbrados a una dieta tan estúpida, que nuestra intelectualidad trepanada ni siquiera se aparta de sus ocupaciones habituales.
Las personas cuerdas no consienten el asesinato, el robo y la violación, mucho menos que las asesinen, roben o violen; y menos todavía para que sus amos se enriquezcan. Por eso se agreden sus mentes lo más rápido y lo más duramente posible. De ahí el lavado de cerebro interminable por parte de los medios, desde la cuna y, literalmente, hasta la tumba. Obsesionadas por los monitores que parpadean, ahora incluso se condicionan las mentes de los infantes para que estos se conviertan en idiotas aturdidos antes de que vayan al jardín de infancia, para iniciar el proceso vital de convertirse en demócratas y republicanos dóciles que griten consignas.
Sí, los salvajes mataban, pero, como simios y monos, nuestros antepasados, trataban mayoritariamente de intimidar y provocar para evitar los conflictos. Francamente, no había muchos asesinatos después de la
haka. No eliminaban ciudades enteras defecando metal que explota desde el cielo, ni se sentaban en una oficina cómoda bien iluminada acariciando un
joystick para eyacular misiles al otro lado del planeta. Fuego del infierno de los drones para todos vosotros, con páginas de esclavitud de deudas y austeridad patrocinadas por los bancos, más una recarga ilimitada de mierda pop estadounidense. ¿Quieren un suicidio público con eso? No, señor, estos salvajes tienen que tomar cursos de difusión virtual de nosotros, los sofisticados, cuando se habla de genocidio, ecocidio o cualquier otro tipo de "cidio" que podáis imaginar. Cuando hablamos de salvajismo puro, sin adulterar, esos brutos extraños no nos ganan en nada a nosotros - ciudadanos de la red en conexión permanente - tan relajados con las patas en alto en el brillante apartamento de la colina de la-pena-capital-para-todo-el-mundo.
Comentario: Lea también la segunda parte de este artículo "Abriendo la caja de Pandora: el rol crítico de la lectina de trigo en la enfermedad humana".