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La Administración Biden sigue ocultando su responsabilidad en la destrucción de los gasoductos Nord Stream.

© Adam Schultz
El presidente estadounidense Joe Biden y el canciller alemán Olaf Scholz
Despacho Oval de la Casa Blanca, 3 de marzo de 2023.
Han pasado seis semanas desde que publiqué un
informe, basado en fuentes anónimas, en el que
señalaba al presidente Joe Biden como el funcionario que ordenó la misteriosa destrucción el pasado mes de septiembre del Nord Stream 2, un nuevo gasoducto de 11.000 millones de dólares que estaba previsto que duplicara el volumen de gas natural suministrado desde Rusia a Alemania. La historia cobró fuerza en Alemania y Europa Occidental, pero fue objeto de un
casi bloqueo mediático en Estados Unidos. Hace dos semanas, tras una visita del canciller alemán Olaf Scholz a Washington, las agencias de inteligencia estadounidenses y alemanas intentaron incrementar el bloqueo proporcionando al
New York Times y al semanario alemán
Die Zeit noticias falsas para contrarrestar la información de que Biden y agentes estadounidenses eran responsables de la destrucción de los gasoductos.
Los ayudantes de prensa de la Casa Blanca y de la Agencia Central de Inteligencia han negado sistemáticamente que Estados Unidos fuera responsable de la explosión de los oleoductos, y esas negaciones proforma fueron más que suficientes para el cuerpo de prensa de la Casa Blanca. No hay pruebas de que ningún reportero allí destinado haya preguntado todavía al secretario de prensa de la Casa Blanca si Biden había hecho lo que haría cualquier dirigente serio: "encargar" formalmente a la comunidad de inteligencia estadounidense que llevara a cabo una investigación en profundidad, con todos sus activos, y averiguara quién había cometido el acto en el Mar Báltico.
Según una fuente de la comunidad de inteligencia, el presidente no lo ha hecho, ni lo hará. ¿Por qué no? Porque conoce la respuesta.
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