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Francia expuso hoy sus proyecciones al frente de Grupo de los 20 (G-20) con acento en reducir los desequilibrios globales, pero con señales de alerta roja ante una eventual crisis alimentaria mundial.
En una conferencia de prensa en el Palacio del Elíseo y ante 300 diplomáticos, el presidente de la República, Nicolás Sarkozy, hizo un resumen sucinto de las ideas francesas para dirigir el G-20 hasta noviembre y el semestre con el G-8.
Sarkozy hizo énfasis en los avances para la regulación de los mercados de dinero, aunque se quejó del problema con las materias primas.
"Si no hacemos nada, corremos el riesgo de que surjan disturbios por alimentos en los países más pobres, con un efecto muy desfavorable sobre el crecimiento económico global", recalcó en su tercer encuentro con los medios desde que asumió su mandato en 2007.
Al respecto subrayó que si llegara el día de los disturbios, será una enorme carga y preocupación para el G-20.
De tal modo, indicó que sus tres prioridades al frente de la concertación abarcan una respuesta a la volatilidad de los precios de las materias primas, explorar cambios en el sistema monetario internacional y reformar el gobierno económico mundial.