Traducido por el equipo de SOTT.netLa Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado maquinando la finalización del Tratado sobre Pandemias para garantizar la cohesión mundial durante la próxima pandemia. Más de 190 países miembros han acordado renunciar a su soberanía en nombre de la salud pública, permitiendo que una organización de individuos no elegidos detalle cómo responderán a la próxima ronda de guerra biológica impuesta por los gobiernos.

© Armstrong Economics

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El Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, que no es médico sino una persona nombrada por Klaus Schwab, declaró que se trataba de una victoria mundial. Curiosamente, Schwab dimitió en cuanto se concluyó el tratado. "Las naciones del mundo han hecho historia hoy en Ginebra", declaró Tedros. "Al llegar a un consenso sobre el Acuerdo sobre Pandemias, no sólo han puesto en marcha un acuerdo generacional para hacer del mundo un lugar más seguro, sino que también han demostrado que el multilateralismo está vivo y que, en nuestro mundo dividido, las naciones aún pueden trabajar juntas para encontrar un terreno común y una respuesta compartida a las amenazas compartidas".

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El enfoque de
Una sola Salud define este tratado, que reconoce vagamente que toda la vida en este planeta está conectada y, por tanto, según su razonamiento, requiere un enfoque unificado de los problemas.
La OMS coopera con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) para formar la asociación "cuatripartita" que pretende promover el programa Una sola Salud. El Grupo de Expertos de Alto Nivel de Una sola Salud (OHHLEP), controlado por la OMS, proporciona "la ciencia" para guiar todos los mandatos.
Este tratado otorga un inmenso poder a un grupo de funcionarios no elegidos. El nuevo tratado establece nuevas condiciones financieras. Los fabricantes que producen productos relacionados con pandemias deben ahora destinar el 10% de la producción a la OMS sin coste alguno, y deben deducir los costes en un 10% también para la OMS. Los miembros ya pagan cuotas anuales a la OMS, pero ahora tendrán que reunir los fondos en un mecanismo financiero centralizado (MFC).
Los gobiernos y las organizaciones internacionales deberán contribuir al MFC. Los países desarrollados se verán obligados a pagar por los demás, ya que cada miembro tiene "responsabilidades comunes pero diferenciadas" en función de su PIB. Sin embargo, se está debatiendo la posibilidad de que las entidades privadas también se vean obligadas a pagar para garantizar la preparación financiera. Los fondos se asignarán bajo la dirección de los funcionarios no elegidos del cuatripartito.