Estamos en uno de esos raros momentos en que las grandes potencias cambian de políticas al mismo tiempo. Y no es momento de cometer errores. Quien deje pasar este tren... ya tendrá que esperar el siguiente. La reelección de Donald Trump, a pesar de la campaña que realizaron contra él casi todos los intelectuales de Occidente, es un hecho que viene a redistribuir las cartas.
Vladimir Putin y Donald Trump, reelectos ambos con fuerte apoyo popular, no tardarán en reunirse. De hecho, ya tienen contactos a través de enviados especiales. Putin y Trump van a retomar su antigua relación, sólo que ahora Rusia es más fuerte que Estados Unidos en el plano militar.
Las relaciones internacionales están cambiando extremadamente rápido y en varios frentes al mismo tiempo.
En las dos últimas semanas hemos mostrado como Irán abandona su ideal revolucionario y se aleja de sus aliados sunnitas del Hamas y de la Yihad Islámica palestina e incluso de sus aliados chiitas del Hezbollah libanés, del Hachd al-Chaabi iraquí y del movimiento yemenita Ansar Allah [
1]. Esos cambios se ven ampliamente confirmados por el hecho que el líder libanés Hassan Nasrallah fue asesinado por Israel "gracias" a la delación de una fuente iraní que sabía que el secretario general del Hezbollah iba a reunirse con sus principales comandantes en el sur de Beirut. También lo confirman las confusas declaraciones del ayatola Alí al-Sistani en Irak y el reforzamiento en Yemen de las medidas de seguridad en previsión de un probable intento de asesinato contra el líder de Ansar Allah, Abdel Malek al-Houthi [
2].
También mostramos como el grupo BRICS reafirmó, en la Cumbre de Kazán, su posicionamiento en favor del derecho internacional frente al «
orden basado en reglas» de los anglosajones [
3].
Ahora, en Estados Unidos, la victoria aplastante de Donald Trump en la elección presidencial marca el triunfo de los jacksonianos sobre los demócratas... pero también sobre los republicanos, a pesar de que Trump se presentó a la elección como candidato del Partido Republicano. La consecuencia más probable debería ser el cese de las guerras estadounidenses en Ucrania y en el Medio Oriente, y la sustitución de esos conflictos armados por una guerra comercial generalizada.
Comentario: Niall Bradley desde X: