Tras las dos guerras mundiales (
más de 70 millones de muertos) y el holocausto que dejaron a Europa exhausta económica y socialmente, en la década de los cincuenta, la visión de futuro de algunos apóstoles de la unidad, como
Schuman, Monet y Spaak, supuso el inicio de una recuperación también moral, allá donde todo era vergüenza y ruinas. Pensaron que las tragedias ocurridas en el siglo XX eran suficientes y que era necesaria una reconstrucción integral del continente, al menos de su parte occidental. Un par de décadas después una Europa jubilosa cantó un himno a la alegría y paseó por el planeta su
supuesta superioridad democrática y de principios morales. Ahora esta misma Europa agoniza y mediante una decisión de la vergüenza
contrata a un gobierno sicario para que sea el brazo ejecutor de una política ilegal y violenta contra los refugiados.
© Google“La Torre de Babel” de Pieter Brueghel el Viejo, (1525 - 1569)
Comentario: Estamos como en un círculo vicioso dónde parece no haber ninguna salida o escapatoria, a la imagen de la situación de esta crisis. Parece que la ciudadanía europea se encuentra en un dilema: por un lado no hay una movilización social y esto también por varias razones, entre ellas el miedo, por leyes que los gobiernos han impuesto, que lo ponen muy difícil de manifestar contra el Estado. Y por otro lado da la impresión que la ciudadanía ha olvidado su humanidad y prefiere seguir con ansia otros temas que los gobiernos, por vía de los medios oficiales de comunicación e información, ponen en primera plana: escándalos monetarios, robos fabulosos de parte de miembros del gobierno, historias macabras de partidos políticos, etc. El ciudadano europeo no siente que el drama de los refugiados le concierne, ni parece tener una idea muy clara de lo que significa ser europeo. Todo esto, esta amnesia histórica y social que se ha apoderado de la población es el reflejo, también muy oscuro, de esta Europa colonizadora que en su tiempo abusó, destruyó y pilló con el consentimiento silencioso y inconsciente de los europeos que, al igual que sus gobernantes, miraban de otro lado como si nada ocurriese. Los tiempos apenas han cambiado, solo la forma.
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Comentario: Mucha vigilancia, mucho control, muchas barreras y defensas pero los niños siguen desapareciendo. ¿Qué se hace para paliar esta situación tan trágica? En este mundo de psicópatas los niños y niñas no son importantes, para nada en absoluto. En palabras sí, siempre. En actos no, jamás. Lo niños desaparecen y la noticia, al cabo de unos días, también. La memoria es corta cuando se trata de temas tan vitales. ¿Quién está implicado en la desaparición de niños refugiados? Como en la mayoría de casos de esta índole, sólo vemos la punta del iceberg...
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