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La tormenta tropical Irene salió el lunes de territorio estadounidense dejando un saldo de alrededor de
40 muertos, inundaciones históricas en el estado de Vermont y millones de personas sin electricidad a lo largo de la costa este tras su devastador paso de dos días.En Nueva York, que salió casi ilesa del huracán degradado a tormenta tropical justo en sus puertas, la situación se normalizaba el lunes y los transportes públicos reiniciaron actividades, mientras que los tres aeropuertos de la zona reiniciaron sus operaciones para vuelos de arribo.
El metro funcionaba casi con normalidad en la mañana del lunes, un gran alivio para los millones de pasajeros que lo utilizan a diario. También los autobuses circulaban con normalidad en la Gran Manzana, donde unas
370.000 personas habían sido evacuadas en forma preventiva el fin de semana.
Pero si Irene perdonó a Nueva York, no ocurrió lo mismo con el pequeño estado de Vermont (nordeste), fronterizo con Canadá, que sufrió unas tremendas inundaciones,
las peores desde 1927, según sus autoridades.
En la capital, Montpelier, el agua estaba empezando a retroceder el lunes al mediodía y unas
37.500 personas se encontraban sin electricidad, sumándose a los millones de afectados por el mismo problema a lo largo de toda la costa este del país.
"En algunos lugares ni siquiera podemos acercarnos al daño", afirmó Joe Kraus, del Servicio Público Central de Vermont, al referirse a la geografía de ese estado montañoso, repleto de ríos y arroyos que corren por sus valles.