El
tifón Haiyan, o 'Yolanda' para los filipinos, sigue causando estragos treinta días después de su irrupción en el distrito de Tacloban. Pese a
los esfuerzos de las ONGs y de la comunidad internacional por abastecer a las más de 800.000 familias que se vieron afectadas hace un mes por la fuerza del fenómeno, que destruyó más de un millón de casas y segó la vida de casi 5.800 personas,
los filipinos todavía afrontan una larga labor para reconstruir sus vidas.
Los muertos por el tifón Haiyan superan los 5.600 en Filipinas
El pasado 2 de diciembre cesaban las operaciones de reempaquetamiento de suministros, organizadas por voluntarios a cargo del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo del país; pero el abastecimiento de alimentos y agua potable sigue fluyendo.
ONGs como Acción contra el Hambre continúan sobre el terreno proporcionando recursos a las familias desplazadas, y la Corporación Filipina de Seguros Médicos (PhilHealth) anunció hace unos días que pagará por la hospitalización de todos los supervivientes del tifón que necesiten apoyo médico u hospitalización.
Según las estadísticas del gobierno, todavía hay 1.779 personas desaparecidas, que se unen a los 26.233 ciudadanos que sufrieron heridas de diversa consideración con el paso del tifón. Un total de 22.338 familias están protegidas en los más de 400 centros de evacuación de la zona, y otros 3 millones de personas que no se encuentran en los centros están siendo abastecidas.
Las carreteras y puentes del distrito son ya transitables, pero el aeropuerto de Tacloban se encuentra semi-derruido y funciona sólo parcialmente. Los cortes de electricidad siguen siendo frecuentes en varias provincias. El pasado 5 de noviembre los daños ya ascendían a 35.239 millones de pesos filipinos (aproximadamente 585.000 millones de euros).
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