Imagen
© Desconocido
Testimonio: La situación que vive El Cairo estos días «es peor que en la revolución de enero, porque entonces sólo nos reprimía la Policía, mientras que ahora es la Policía y el Ejército».

Entre 23 y 35 muertos en plaza Tahrir

Para la joven Nairy Abd el Sheify, esta es una de las pocas cosas que han cambiado en los últimos nueve meses, en los que los militares han pasado de ser los héroes salvadores de Egipto a convertise en blanco de las iras de los manifestantes.

Las fuentes varían, pero entre 23 y 35 personas habrían muerto ya en la batalla por mantener la plaza Tahrir como símbolo de una revolución y donde se vuelve a pedir la caída de un régimen, esta vez militar.

La junta se resiste a dar un paso atrás, aunque ayer aceptó la renuncia del Gabinete civil interino - gobierno títere de los militares - superado por la situación de violencia y las críticas a las fuerzas de seguridad.

Por tercer día consecutivo, miles de manifestantes y otros tantos policías se enfrentaron en las calles cercanas a la plaza, intermitentemente cubiertas por una espesa nube de gases lacrimógenos, y donde las piedras volaban en ambas direcciones.

A los gases, las porras y los proyectiles de goma se han sumado las armas de fuego. «Aquí mismo han muerto seis personas, varias por asfixia de los gases y otras por disparos de fuego real», confirmaba ayer el doctor Shady el Naggar en el hospital instalado en la mezquita de Omar Makram, en uno de los extremos de la plaza Tahrir.

La confusión reina estos días en El Cairo, donde cada vez cunde más la idea de que se ha llegado a un punto de no retorno y cuando sólo queda una semana para las primeras elecciones democráticas que ahora, más que nunca, penden de un hilo.

La junta militar ha asegurado que el próximo 28 de noviembre los egipcios empezarán a votar, pero muchos partidos han suspendido la campaña electoral y, con la tensión que se vive en el país y el ambiente de violencia que se respira en el centro de El Cairo, parece difícil que se puedan celebrar unos comicios libres.

La reivindicación de los manifestantes tampoco está del todo clara. La grandísima mayoría quiere ver cómo los militares vuelven a los cuarteles pero, mientras que una parte pide que la junta militar especifique un calendario de retirada del poder, con elecciones presidenciales el próximo abril después de que se celebren las del Parlamento y las del consejo de la Shura (cámara alta), otros exigen al Ejército que abandone inmediatamente.

Según la hoja de ruta actual, los comicios a jefe del Estado no se celebrarían hasta al menos 2013, por lo que el Ejército seguiría ejerciendo la presidencia hasta entonces.

Propuesta de El Baradei

También los hay que no comparten estas exigencias, pero que han acudido a Tahrir «para protestar por la brutalidad con la que se ha tratado a los manifestantes. Parece que no hubieran aprendido nada de la revolución», afirmaba ayer Nairy Abd el Sheify.

Quién ocuparía el vacío de poder que dejaría la junta militar si soltara las riendas del país antes de las elecciones tampoco está claro. Un grupo de personalidades, entre las que se encuentran el Nobel de la Paz y candidato presidencial Mohamed el Baradei y el escritor Alaa al Aswany, han propuesto un plan de transición que prevé la creación de un «gobierno de salvación nacional», posponer las elecciones legislativas y convocar unos comicios para crear una asamblea constituyente, tal como ha sucedido en Túnez.

Este plan va a tener, sin embargo, difícil aceptación entre formaciones como los Hermanos Musulmanes, que ya han advertido en contra de un retraso en los comicios, donde prevén ganar una importante mayoría.

Mientras tanto, ¿quién se beneficia de este caos? «La junta militar», responde sin dudarlo un segundo Buzaina Kamel, la primera mujer candidata a las presidenciales egipcias. «Fuimos muy ingenuos en darle el poder a los militares y ahora estamos pagando por ello. Quieren seguir gobernando y va a ser muy difícil echarlos», asegura a Kamel, que el pasado domingo fue detenida brevemente por la Policía.