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Uno de cada diez niños afganos muere antes de cumplir los cinco años, según el primer estudio nacional del Gobierno sobre la mortalidad en Afganistán, que tiene uno de los índices de mortalidad infantil más altos del mundo.

El informe de 2010, citado por la agencia de noticias Pajhwok, también indica que la esperanza de vida de los afganos ha aumentado considerablemente, hasta los 62 años para los hombres y los 64 para las mujeres. En 2009, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos situó la esperanza media de vida en Afganistán en algo más de 44 años.

El estudio, elaborado por el Instituto Afgano de Salud Pública, el Ministerio de Salud Pública y la Organización Central de Estadística, señala que la tasa de mortalidad infantil, excluyendo el sur del país, es de 77 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos.

Además, muestra que la mortalidad entre los niños menores de cinco años es de 97 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos, lo que significa que uno de cada diez niños no llega a esa edad. En casi la mitad de los casos, la muerte se debe a infecciones respiratorias o enfermedades parasitarias, mientras que otro 30 por ciento se debe a problemas que ya existían antes del nacimiento.

Aunque esos dos últimos índices han experimentado una reducción, siguen siendo más altos que en otros países de la región, como Pakistán, India, Bangladesh y Nepal.

Esto se debe en parte a que muchas mujeres dan a luz antes de cumplir los 20 años o cuando ya han superado los 40, o también dejando menos de dos años de diferencia entre un parto y otro. Otros factores de riesgo son el hecho de vivir en una zona rural, que los ingresos familiares sean bajos o que las madres tengan poca o ninguna formación.

Hombres que mueren violentamente

Por otro lado, el estudio dice que más de la mitad de los fallecimientos de mujeres de entre quince y 59 años son provocados por enfermedades no infecciosas, sobre todo problemas cardiovasculares y cáncer. Una de cada cinco muertes de mujeres en esa franja de edad se debe a cuestiones relacionadas con el parto.

La causa principal de muerte de los hombres afganos de entre quince y 59 años es que hayan sufrido heridas --por accidentes, caídas, incidentes violentos o como consecuencia de la guerra--. En la mitad de esos casos perecieron al sufrir heridas en incidentes violentos y bélicos, según ha precisado en una rueda de prensa la ministra interina de Salud, Suraya Dalil.

La mayoría de los hombres y mujeres mayores de 60 años fallecen a causa de problemas cardiovasculares, según el informe, que no ofrece información sobre numerosas zonas de las provincias del sur de Afganistán donde no se pudo realizar el estudio por motivos de seguridad. Para realizarlo, se analizó una muestra de 22.351 hogares.

Mortalidad materna

Otro dato destacable es que en 2010 el 60 por ciento de las mujeres recibieron atención médica prenatal por parte de médicos, enfermeras y matronas durante su último embarazo, lo que supone un incremento importante respecto a estadísticas anteriores.

El 67 por ciento de las mujeres afganas dieron a luz a su último hijo en casa y en casi todos los casos contaron con la ayuda de un familiar o de la matrona de la comunidad donde viven. En 2003, solo el 14 por ciento de los partos fueron atendidos por personal médico especializado, mientras que en 2010 esa proporción superó el 34 por ciento.

El índice de mortalidad materna es de 327 fallecimientos por cada 100.000 nacidos vivos, una cifra que muestra una mejora atribuible a la atención prenatal, la atención de personal médico especializado durante el parto y a que en los últimos años ha aumentado notablemente el número de mujeres que dan a luz en centros médicos. En 2008, la Organización Mundial de la Salud dijo que el índice era de 1.400 por cada 100.000.

La hemorragia es la principal causa de muerte materna en Afganistán. Cerca del 40 por ciento de los fallecimientos ocurrieron durante el embarazo, otro 40 por ciento durante el parto y el 20 por ciento restante en los dos meses posteriores al parto.

Aparte, el informe indica que más del 20 por ciento de las mujeres casadas están usando métodos de planificación familiar. Los más comunes son los inyectables, seguidos de los anticonceptivos orales y el método de amenorrea de la lactancia.