Se ha descubierto que los enjambres de abejas y la población de neuronas de un cerebro humano toman decisiones mediante mecanismos muy similares.

Enjambre de abejas
© Thomas SeeleyEnjambre etiquetado para su seguimiento.
El hallazgo, efectuado por el equipo del biólogo Thomas Seeley de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, es un nuevo y espectacular paso en la línea de investigación sobre la inteligencia colectiva de las comunidades de estos insectos, y cómo logran organizarse para realizar tareas complejas con la debida coordinación entre todos los individuos implicados.

En un estudio de 2006 que ya dimos a conocer en su día desde NCYT, Seeley y sus colaboradores averiguaron cómo una comunidad de varios miles de abejas deciden la nueva casa a la que se mudarán. Lo hacen mediante un singular método de decidir qué sitio es correcto. Este sistema les permite descartar opciones y minimizan las malas decisiones, con notable eficacia. Su técnica incluye forjar coaliciones hasta que se alcance un quórum. Los científicos sabían que la abeja melífera utiliza un "baile" especial para informar sobre la ubicación de la comida. Sin embargo, Seeley y sus colegas comprobaron que también usan ese patrón de movimientos corporales para informar sobre las posibles futuras ubicaciones de la colmena, como parte de su proceso de toma de decisiones en grupo.

Cuanto mejor es el sitio para el nuevo asentamiento de la colmena, más fuerte es el "baile" ejecutado por el individuo, y eso incita a otros exploradores a visitar el lugar recomendado. Si estos están de acuerdo en que es una buena opción, también bailan para anunciar el sitio. Los exploradores comprometidos con sitios diferentes compiten para atraer hacia sus respectivos emplazamientos a los exploradores no comprometidos aún con ningún lugar. Pero, debido a que las abejas gradúan sus signos de reclutamiento con relación a la calidad del emplazamiento, los exploradores agrupan rápidamente a la mayoría para el mejor sitio.

En el nuevo estudio, Seeley y cinco colegas en Estados Unidos y el Reino Unido han comprobado que las abejas exploradoras también usan "señales de silenciamiento" inhibidoras, que consisten en un breve zumbido aplicado con un cabezazo a los individuos que "bailan" proponiendo un lugar distinto del propuesto por las otras. La fuerza de esa señal de silenciamiento producida por cada grupo de exploradoras es proporcional al tamaño del grupo. Esta señalización inhibitoria ayuda a asegurar que sea escogido sólo uno de los sitios. Esto es especialmente importante para llegar a una decisión cuando dos sitios son igual de buenos.

Lo sorprendente, aunque quizá no debería parecernos raro si consideramos a un organismo pluricelular como una especie de colmena, es que ese uso de las señales de silenciamiento en la toma de decisiones de las abejas es análogo a cómo funciona el sistema nervioso en los cerebros complejos. El cerebro humano tiene un sistema de señalización inhibitoria cruzada similar, que opera entre las neuronas en los circuitos cerebrales que se ocupan de tomar decisiones.