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© Juan VarelaUna mujer con el paraguas estropeado por el fuerte viento en el paseo marítimo de A Coruña.
España - La comarca del Eume registró ayer el mayor volumen de precipitaciones de toda Galicia, aunque la intensidad de la lluvia no fue suficiente para arrastrar el suelo quemado en las Fragas

Alerta roja en el mar, fuertes vientos en la costa, lluvias generalizadas y nieve en la montaña de Lugo y Ourense. La primavera está devolviendo a Galicia las estampas que no se vivieron este invierno, uno de los tres más secos de la historia y durante el que los termómetros rozaron en varias ocasiones los 30 grados. Una profunda borrasca situada sobre las Islas Británicas puso ayer en alerta a todo el litoral de A Coruña, donde se registraron olas aisladas de casi 15 metros con la pleamar y fuertes vientos en zonas de la costa como Malpica (que rozó los 90 kilómetros por hora), Cedeira (85,7) o Lousame (83,4).

Tras un invierno con muy pocos parones, ayer la mayor parte de la flota de la provincia tuvo que permanecer amarrada, mientras que las cofradías de Lugo decidieron no salir a faenar y en Pontevedra se redujo la actividad en muchos puertos. En Portosín los barcos se atrevieron a salir a primera hora, pero poco después tuvieron que volver mientras que en A Pobra o Ribeira, trabajaron únicamente los navajeros, las artes menores y los barcos que faenan dentro de la ría.

A Costa da Morte, A Coruña y todo el arco ártabro (desde cabo Prior hasta Estaca de Bares) fueron las zonas más afectadas, sobre todo a primera hora de la tarde, cuando las boyas de caboVilano y Bares registraron olas significativas de 8,32 metros de altura y que, de forma aislada, rozaron los 15 metros.

El mal tiempo no se hizo sentir solo en el mar. El viento sopló con intensidad en zonas altas y costeras durante todo el día, incluso más de lo habitual en primavera, ya que, como explica el meteorólogo Pablo González, "las borrascas no suelen penetrar con tanta intensidad". Pero la tónica común en toda Galicia fue la lluvia, cuya reaparición tras 13 meses de intensa sequía ha supuesto un notable balón de oxígeno para los embalses, que, pese a todo, siguen lejos de su situación ideal.

Así lo reconoció ayer el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, quien advirtió de que, a pesar de las lluvias que se están produciendo en Galicia en las dos últimas semanas, el "déficit hídrico" de la comunidad todavía es "muy importante" y en el momento en que haya un episodio seco la situación volverá a ser "complicada". Ante una situación que, según dijo el conselleiro, sigue siendo "de alarma", la Xunta ha decidido mantener la alerta hidrológica para la cuenca Galicia-Costa.

Paradójicamente, la zona en la que se recogieron las mayores cantidades de agua fue donde con más temor la esperaban. Apenas 20 días después del devastador incendio de las Fragas do Eume, la estación de O Marco da Curra (Monfero) registró 55,4 litros por metro cuadrado en 24 horas, el valor más alto de toda la comunidad. Pablo González, con todo, explica que en la comarca eumesa y en otros puntos donde se recogieron cantidades importantes (como los 51,7 litros de Melide o los 50,4 de Viveiro) las lluvias "no fueron tan intensas" como para provocar el temido efecto arrastre de la tierra quemada hasta el río. "Chaparrones de los que dejan 10 litros en una hora no hubo", explica.

Y mientras media Galicia se refugiaba bajo el paraguas, la otra mitad se reencontraba con la nieve en pleno abril. En los Ancares, Manzaneda y la montaña entre Ourense y Zamora se recogieron al final del día algo más de 10 centímetros, aunque la única incidencia se registró en el Alto do Poio (Lugo) donde por la mañana era necesario circular con cadenas e incluso se interrumpió el paso de camiones, vehículos articulados y autobuses en los veinte primeros kilómetros de la carretera LU-633, que comunica las localidades de Pedrafita y Palas de Rei. En el resto de la red secundaria lucense no hubo problemas para circular y de hecho todos los buses escolares pudieron completar sus rutas.

Dice el refranero popular que en abril, aguas mil, pero todas caben en un barril. Y de momento, el dicho se está cumpliendo. Superada ya la primera mitad del mes, desde MeteoGalicia aseguran que está siendo un abril "típicamente primaveral", marcado por la variabilidad del tiempo y las precipitaciones, persistentes aunque no muy intensas. "Abril suele ser un mes lluvioso, la media histórica para Santiago está en 140 litros y lo mismo en Pontevedra. Habrá que ver cómo termina pero lleva un buen camino para acabar en los valores medios de precipitaciones", explica Pablo González, técnico de MeteoGalicia.

A corto plazo, la situación no experimentará grandes cambios. Para hoy y mañana se esperan de nuevo lluvias, más intermitentes que ayer, frío, a pesar de que la cota de nieve bajará hasta los 1.400 metros esta tarde, y olas de entre cuatro y cinco metros en todo el litoral, que estará en alerta naranja hasta medianoche. Y aunque el fin de semana empezará también pasado por agua, Pablo González apunta que el domingo la situación podría cambiar temporalmente, para que la profunda borrasca que afecta a Galicia desde el martes dé paso a dos nuevos frentes que se están formando ya sobre las Islas Británicas. "Pero será algo transitorio. Todo apunta a que seguirá lloviendo lo que resta de mes de abril", añade el meteorólogo.