La sustracción forzada de órganos de personas vivas y la lucha entre facciones políticas del PCCh se debaten en la ONU y en el Congreso estadounidense.
crisis en China
© Lisa Fan/La Gran ÉpocaGordon Chang habló en "Respondiendo a la crisis del régimen chino", celebrada en el Congreso estadounidense.
China está en problemas mucho más profundos de lo que sospecha el mundo, en consecuencia, países como Estados Unidos y organismos internacionales deben ajustar su política. Este fue el mensaje entregado recientemente por los oradores en el Congreso estadounidense y en las Naciones Unidas.

Gordon Chang, experto en China y autor del libro 'El próximo colapso de China' (2001), dice que la transferencia de poder que se produce una vez cada diez años en el Partido Comunista Chino (PCCh), encuentra al 18º Congreso Nacional del Partido atrapado en luchas internas de liderazgo, una economía que desacelera, y la insatisfacción ciudadana en aumento.



Después del 18 º Congreso del Partido, el Ejército de Liberación Popular (ELP) puede llegar a ser la facción más poderosa del PCCh, dijo Chang, comparando los jóvenes oficiales militares chinos de hoy "soberbios" y "a veces bélicos", con los de Japón antes de la Segunda Guerra Mundial.

"Están pensando en lo que pueden hacer, no lo que deben hacer", dijo. "Están buscando pelea". Es significativo que el ejército chino, el organismo más organizado ahora, aparece cada vez más para llenar el vacío, advirtió.

Chang, quien también escribe para la revista Forbes, argumenta que el auge económico de China era una cuestión de tiempo: las reformas iniciales del líder chino, Deng Xiaoping, además de una mano de obra preparada y capaz, coincidió con una economía global hambrienta de productos.

Esas condiciones ya no existen, dijo, la economía china se está desacelerando y puede "estar ya en recesión". "Las ruedas de China se salen, y no sabemos a dónde se dirige el país", afirma.

Chang hizo estas declaraciones en un foro sobre el tema "Respondiendo a la crisis del régimen chino", celebrado en una sala de reuniones en el Congreso estadounidense y patrocinado por La Gran Época. Se unieron: el Dr. Li Ding, director ejecutivo de Chinascope, una revista que ofrece el análisis y traducciones al inglés de importantes documentos del PCCh, informes académicos y medios de comunicación chinos; Matthew Robertson, editor de China para La Gran Época; y David Matas, abogado de derechos humanos y autor (con David Kilgour) del texto fundamental sobre la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong, 'Cosecha Sangrienta'.

Li Ding dijo que los chinos ya no creen en el liderazgo chino, cientos de miles de protestas masivas se producen en China cada año, según las mejores estadísticas.

La información puede ser dividida en dos corrientes: la de la línea oficial del Partido Comunista, que nadie cree; y los relatos personales, anécdotas, opiniones y rumores que circulan en línea, de los que los chinos sacan su propio entendimiento. "La máquina de propaganda ya no es efectiva", dijo Ding.

Política de EE.UU.

Ding dijo que Estados Unidos debe comprometerse más con la sociedad civil, grupos comunitarios, y ciudadanos comunes en China; el Partido Comunista se enfrenta a desafíos sin precedentes, el pueblo chino, quiere un país más justo, que puede terminar con su dominio.

Chang dice que el compromiso no es suficiente. Cree que la política de EE.UU. en los últimos 40 años, de acercar el liderazgo comunista chino al "sistema liberal" a través de la participación, ha fracasado.

Estados Unidos necesita un nuevo marco político que aborde a China, "de la forma en que realmente es y no como queremos que sea", dijo. Esto implicará trazar fronteras claras, fieles a los principios, amonestando públicamente a los líderes chinos por su comportamiento inaceptable.

Al renunciar a los valores occidentales en aras del compromiso, Estados Unidos inconscientemente "reforzó la peor tendencia del sistema autoritario del Partido Comunista", dijo, premiando "una conducta irresponsable" con más esfuerzos diplomáticos para participar.

Falun Gong y la lucha por el liderazgo

Matthew Robertson habló sobre la lucha por el liderazgo en China y vinculó la persecución a Falun Gong como un factor crítico. Detalló la historia de la disciplina y los ejercicios de meditación en China, el surgimiento popular de Falun Gong, la amenaza ideológica planteada para el ex líder del régimen, Jiang Zemin, y la persecución que inició.

Las fuerzas de seguridad necesarias para implementar la persecución fueron las más grandes y costosas "movilización de la seguridad desde la época de Mao", dijo. Las fuerzas también cambiaron la dinámica del poder en la jerarquía del PCCh, aumentó la influencia de Jiang Zemin y contribuyó a la inestabilidad evidente de hoy.

La pesadilla de Bo Xilai, ex miembro desacreditado del Politburó y Secretario del Partido de Chongqing, así como el intento de deserción en febrero al consulado de EE.UU. en Chengdu, de su ex mano derecha y jefe de policía de Chongqing, Wang Lijun, fueron resultado directo de esa estructura de poder.

Ambos participaron activamente en la persecución y sustracción de órganos de los practicantes de Falun Gong. El Papel de Bo y las subsecuentes demandas en su contra en el mundo, fueron abonados para marginarlo del primer lugar en Chongqing.

Robertson dijo que la sustracción forzada de órganos a personas vivas, pone en peligro la legitimidad del régimen, que tendrá dificultades para sobrevivir una vez que sus atrocidades sean ampliamente conocidas por el pueblo chino.

Sustracción de órganos

David Matas vincula a Falun Gong los escándalos que terminaron con la división de los principales líderes chinos en tres facciones: los "reformistas", como Wen Jiabao y el ex primer ministro Zhu Rongj, que dan a entender que les gustaría ver el fin de la persecución y atrocidades hacia Falun Gong. Los "armonizadores", como Hu Jintao y Xi Jinping, que están dispuestos a hacer lo necesario para mantener el statu quo, y los "radicales" como Jiang Zemin y Bo Xilai, que quieren mantener la historia oculta por temor a represalias por los crímenes que cometieron durante la persecución.

En ese contexto, Estados Unidos debe presionar por cambios en las prácticas para el abastecimiento de órganos en China, explicó Matas y propuso al respecto 4 puntos importantes: que el Departamento de Estado entregue la información que Wang Lijun proporcionó sobre la sustracción de órganos, que el Congreso promulgue una legislación para combatir el abuso de trasplantes, que se instituya la notificación obligatoria en cuanto al turismo de trasplantes, y que el seguro de salud se niegue a los trasplantes de órganos en China, medida que Israel ya adoptó.

En resumen, Matas dijo que Estados Unidos debe hacer más.

Preocupación creciente

Después de 13 años de persecución, y casi el mismo tiempo de prácticas ilegales de sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong, los dirigentes chinos piensan que pueden escapar de la responsabilidad por sus crímenes, pero el mundo presta cada vez mayor atención a este problema. Incluso informes previos como el libro de Matas se suman ahora a otros reportes.

En una audiencia sobre la persecución a Falun Gong celebrada en la Cámara de representantes, Dana Rohrabacher (republicana por California) describió la sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong como "el crimen más monstruoso" que se pueda imaginar.

Ethan Gutman, autor e investigador que declaró en dicha audiencia, realizó extensas entrevistas con cirujanos, enfermeras y practicantes de Falun Gong anteriormente encarcelados, concluyendo que al menos 65 mil practicantes de Falun Gong fueron asesinados por sus órganos en China durante una década, aunque sospecha que las cifras son mucho más altas.

"Al principio fue difícil para la gente entender que tal atrocidad dirigida por el estado pueda ocurrir, pero eso cambió", explicó Gutman. "Ahora hay aceptación sobre este hecho, puedes sentirlo".

Una colección de artículos informativos compilados en el libro 'Órganos del Estado', se sumó a la recopilación de evidencia. Además, el departamento de Estado de EE.UU., en su Informe de Derechos Humanos 2012, mencionó por primera vez la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong como un asunto preocupante.

La preocupación también se extiende a nivel internacional. Guo Jun, el editor jefe de las ediciones en chino de La Gran Época, fue invitado para disertar sobre la persecución a Falun Gong durante las actividades en torno a la 21° sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, celebrada entre el 10 y el 28 de septiembre en Ginebra, Suiza.

"En nuestra investigación encontramos que los prisioneros, detenidos en campos de trabajo y cárceles, eran casi la única fuente de órganos para trasplantes en China. La gran mayoría eran practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritual china", explicó Jun.

Karen Parker, abogada de derechos humanos y principal representante de la Asociación Internacional para el Desarrollo Educativo, organización no gubernamental afiliada a la ONU, dijo que su grupo estaba preocupado por la "continua evidencia de que los órganos de muchos practicantes de Falun Gong son sustraídos por la fuerza".

"Somos conscientes de que el Consejo en su conjunto no resolverá ningún problema en China debido a consideraciones políticas", señaló Parker. "Sin embargo, instamos a los estados a eliminar el mercado de órganos procedentes de China y que los Relatores Especiales sobre ejecuciones sumarias, el derecho a la salud, y el derecho a no sufrir tortura, miren este asunto como una cuestión de gran urgencia".