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La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el Tratado sobre Comercio de Armas luego de casi siete años de negociaciones. El texto fue adoptado por el plenario del máximo órgano de la ONU por 154 votos a favor, tres en contra (Irán, Siria y la República Popular Democrática de Corea) y 23 abstenciones.

Los primeros pasos en busca del TCA datan de 2006, cuando la Asamblea General estableció un grupo de trabajo de expertos gubernamentales encargados de analizar la viabilidad, objetivos y parámetros de un texto al respecto.
El objetivo del convenio era regular el comercio de varias categorías de armas que van desde las pequeñas, hasta los tanques, barcos de guerra, aviones de combate, cohetes y lanza misiles.

Las advertencias sobre el peligro de conseguir a toda costa un acuerdo que solo contempla los intereses de algunos quedaron confirmadas con el fracaso de la Conferencia Final de la ONU para un TCA hace cinco días, al no conseguir el consenso necesario. Ese requisito quedó frustrado por la oposición abierta de las delegaciones de Teherán, Damasco y Pyongyang, las cuales expusieron una serie de objeciones al texto. También se escucharon críticas de parte de otros países contra determinados aspectos del TCA, aunque sin romper el consenso.

Los apremios para concretar ese instrumento provenían de importantes capitales y de la oficina del propio titular de la ONU Ban Ki-moon, pero no pudieron asegurar la victoria de un texto con claros desbalances e inconsistencias, según un buen número de delegaciones. Las delegaciones de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre los países latinoamericanos, expusieron una larga serie de defectos presentes en el TCA que obligan a sus países a abstenerse. Esos señalamientos apuntaron contra los privilegios otorgados en el TCA a los intereses de los Estados exportadores de armas.

El texto no prohibía la transferencia de armas destinadas a acciones de uso o amenaza del uso de la fuerza, en contravención de lo dispuesto en la Carta de la ONU, incluyendo los actos de agresión. Y, por el contrario, otorgaba a los Estados exportadores la potestad de evaluar el comportamiento de los importadores sobre la base de un listado de criterios subjetivos e imprecisos que pueden ser objeto de abusos y manipulación por razones políticas. Otros indicaron que el texto tampoco veta la transferencias internacionales de armas a individuos, grupos e instituciones que no están debidamente autorizados por las autoridades gubernamentales del Estado receptor.

Por su parte, el embajador iraní Mohammad Khazaee rechazó que el documento proteja el derecho a la propiedad y uso individual de armas con el objetivo de satisfacer aspectos constitucionales de un solo país (Estados Unidos).

El 28 de marzo Cuba afirmó que el fracasado proyecto de TCA está marcado por ambigüedades, inconsistencias, indefiniciones y vacíos y lejos de los reclamos y necesidades de la comunidad internacional. Se privilegiaron los intereses de determinados Estados exportadores por encima del sufrimiento humano causado por el tráfico ilícito y no regulado de armas, dijo el jefe de la delegación cubana a la reunión, embajador Rodolfo Benítez.

El diplomático opinó que la conferencia ofrecía una oportunidad histórica para dar respuesta efectiva a las graves consecuencias del tráfico ilícito y no regulado de armas, pero "no fue debidamente aprovechada". Benítez indicó que el documento presentado omitió la prohibición de transferencias internacionales de armas a individuos, grupos e instituciones que no están debidamente autorizados por las autoridades gubernamentales. Se trata de los mismos agentes no estatales que están entre los principales responsables del desvío y el tráfico ilícito de armas y de los flagelos asociados, precisó.

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Cuba defendió un Tratado sobre Comercio de Armas que responda a las preocupaciones humanitarias asociadas al tráfico ilícito e irregular de esos artefactos y no afecte ni limite los intereses de defensa y seguridad nacional. Al hablar en la segunda jornada de las llamadas negociaciones finales sobre ese convenio, el embajador cubano rechazó la premura existente por adoptar un texto a cualquier precio. Frente a ese apuro, el diplomático fijó la necesidad de desarrollar un proceso inclusivo y transparente que tenga en cuenta las preocupaciones y propuestas de todos los Estados. Esa sería la única manera de lograr un éxito sólido, universalmente aceptable y efectivo, dijo.

Apuntó que el proyecto de tratado presentado en julio pasado "no solo está lejos de reflejar el consenso, sino que es, además, muy ilustrativo de las significativas diferencias de posición" existentes. El diplomático cubano desvirtuó el nombre de "conferencia final" otorgado a esta ronda de negociaciones y las afirmaciones de que se trata de la última oportunidad de aprobar el documento.
"En ningún caso las limitaciones de tiempo deben ser utilizadas como pretexto para ignorar o minimizar las posiciones de determinadas delegaciones", precisó. Queremos dejar claro que no apoyaremos ningún tratado que no sea plenamente consistente con los principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas, recalcó Benítez.
Al mismo tiempo se pronunció por la inclusión de elementos que no sean susceptibles al abuso y la manipulación por razones políticas. En esa línea, llamó a introducir formulaciones dirigidas a evitar que el texto se convierta en un instrumento desbalanceado a favor de los Estados exportadores, en detrimento de los legítimos intereses de los importadores.

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas lamentó el fracaso de la Conferencia de la ONU e instó a continuar esfuerzos para lograr su aprobación. En un comunicado, el titular de la ONU señaló que el documento estuvo a punto de ser adoptado y consideró que se trata de "un texto balanceado que podía establecer parámetros efectivos y comunes para regular el comercio internacional de armas convencionales".

Este martes, la Asamblea General aprobó el Tratado mediante una resolución que solicita al secretario general de la ONU Ban Ki-moon que, en su carácter de depositario del Tratado, lo abra a la firma el 3 de junio de 2013. Asimismo, exhorta a todos los Estados a que consideren la posibilidad de suscribir el texto para su posterior ratificación "a la mayor brevedad posible".

El documento está integrado por 28 artículos, el primero de ellos dedicado a los objetivos y propósitos del instrumento. Entre ellos menciona la prevención y erradicación del comercio ilícito de armas convencionales y su desvío y contribuir a la paz, la seguridad y la estabilidad internacional y regional.

El tratado incluye las siguientes categorías de armas: tanques de guerra, vehículos de combate, sistemas artilleros de gran calibre, aviones de combate, misiles y plataformas de lanzamiento, armas pequeñas y ligeras y naves de guerra. Según la letra documento, el comercio de armas incluye la exportación, importación, tránsito, transporte marino e intermediación.