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La publicación de casi dos millones de cables confidenciales de inteligencia de Estados Unidos, por el sitio Wikileaks, pone al descubierto nuevas evidencias sobre la política injerencista norteamericana en los años 70 del siglo XX.

Algunas de las informaciones que ahora aparecen confirman numerosas denuncias desde entonces hechas por gobiernos y organizaciones progresistas en torno a las acciones subversivas y de terrorismo de estado de varias administraciones estadounidenses.

La serie de documentos fue presentada el 8 de abril pasado en una rueda de prensa en Washington, en la que participó el fundador de dicho sitio digital, Julian Assange, a través de una videoconferencia desde la Embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado desde junio de 2012.

Assange citó una frase del escritor George Orwell, quien dijo que quien controla el presente controla el pasado, y quien controla el pasado, controla el futuro, por lo cual según el activista, no se puede confiar en el gobierno estadounidense debido a sus intentos de esconder la realidad histórica.

El periodista de origen australiano afirmó que las informaciones revelan la gran extensión y amplitud de las actividades de la Casa Blanca en el mundo durante el período en que Henry Kissinger era secretario de Estado o consejero de seguridad nacional de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, entre 1973 y 1976.

Los documentos contienen importantes revelaciones acerca de la responsabilidad de Washington en la actuación de gobiernos dictatoriales en América Latina, en particular su papel en el golpe de estado en Chile, que culminó con la muerte del presidente constitucional Salvador Allende y la instauración de un régimen criminal.

Entre los temas que aborda esta nueva hornada de papeles secretos está la responsabilidad de Washington en la Operación Cóndor, destinada a hacer desaparecer centenares de personas progresistas en Latinoamérica.

También refieren la estrecha relación de Washington con la tiranía de Francisco Franco en España y el régimen de los coroneles en Grecia.

Wikileaks aseguró en un comunicado que el gobierno estadounidense ha intentado en repetidas ocasiones reclasificar algunos de los textos, obtenidos en la Oficina de Archivos Nacionales y Administración de Documentos (NARA, por sus siglas en inglés).

La entidad bautizó su base de datos como Biblioteca Pública de la Diplomacia Estadounidense.

Los documentos recién publicados reflejan aspectos de la política exterior de Washington en esa época turbulenta, en la que se desarrolló una parte de la agresión contra Vietnam, el escándalo Watergate y la dinámica compleja de la Guerra Fría, entre otros eventos en los cuales la Casa Blanca tuvo un papel protagónico.

En uno de los textos revelados aparece una expresión de Kissinger durante una reunión con funcionarios turcos, en la cual señala que Estados Unidos hace las operaciones ilegales en breves plazos, mientras las misiones contrarias a la Constitución del país norteño llevan un poco más de tiempo.

Wikileaks combinó en esta ocasión sus últimos archivos con los cables e informes secretos publicados desde 2010, e incluye correspondencia con el Congreso y reportes de espionaje que revelan la intromisión de Washington en los asuntos internos de otros países y el doble rasero de su política exterior, señalan especialistas.

Otros documentos se refieren a la supuesta colaboración de autoridades del Vaticano de esa época con Estados Unidos en apoyo al golpe de estado del general Augusto Pinochet en septiembre de 1973, que provocó la muerte del presidente constitucional Salvador Allende. Según Assange, los documentos revelan que para Estados Unidos resulta una prioridad tener informantes dentro de los movimientos opositores a los gobiernos no plegados a sus intereses, en parte a fin de corromperlos pero también para tener opciones en ambos bandos en caso de que exista un cambio en el país en cuestión.

Ni representantes de la Casa Blanca ni del Departamento de Estado han expresado sus criterios sobre las últimas revelaciones de Wikileaks.

Assange se refugió en la sede diplomática ecuatoriana en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, país que lo reclama desde 2010 por un caso de supuesto abuso sexual a dos mujeres de esa nacionalidad, pero el acusado niega las denuncias porque dice que son por motivaciones políticas.

El Gobierno del presidente Rafael Correa le otorgó asilo político el pasado año, pero las autoridades británicas se niegan a otorgarle el salvoconducto correspondiente al activista australiano.

Wikileaks generó mucha atención mundial en 2010, tras haber publicado más de 250 mil cables diplomáticos norteamericanos.

El soldado del Ejército de Estados Unidos Bradley Manning, de 22 años, está preso desde 2010, acusado de facilitar cientos de miles de documentos secretos sobre Irak y Afganistán y más de 250 mil cables diplomáticos clasificados al sitio Wikileaks.

Desde el comienzo hace más de un año de las audiencias previas al juicio en Fort Meade, estado de Maryland, la defensa de Manning no trató de negar que el exanalista militar en Irak filtrara información, sino que el alcance de los hechos es menos grave de lo asegurado por el Gobierno de Estados Unidos.

El letrado denunció en varias ocasiones las duras condiciones en que permaneció detenido Manning el primer año tras su arresto en Irak en mayo de 2010, en una celda de poco menos de nueve metros cuadrados, así como los abusos cometidos contra él durante su reclusión de casi un año en la prisión de Quantico, estado de Virginia.

En su declaración en una audiencia preliminar el 28 de febrero, Manning aseguró que siempre estuvo consciente de que la información revelada ayudaría a denunciar el verdadero costo de las guerras en Irak y Afganistán.

La jueza negó una petición de la defensa para excluir la evidencia de que la información fue recibida por el enemigo, y la fiscalía presentará en el juicio, previsto para el próximo 3 de junio, el testimonio de un sargento de las fuerzas de operaciones especiales de la armada que participó en la ejecución de Osama Bin Laden en 2011.

Según el sitio digital de la Red de Apoyo al soldado Manning, la fiscalía quiere que el militar asegure en el juicio que el líder de Al Qaeda mantenía en su posesión copias digitales de documentos secretos suministrados por Manning, un hecho que podría llevar al acusado a enfrentar la pena de muerte.

La Casa Blanca está por estos días muy ocupada en la evaluación de una posible acción militar de gran envergadura en la península coreana y Medio Oriente, así como en sus habituales actividades subversivas en otras latitudes, temas sobre los cuales es probable que en el futuro se produzcan nuevas revelaciones como las de Wikileaks.