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Nuestro cerebro tiene aproximadamente 100 billones de neuronas pero solo una pequeña parte de ellas puede activarse en cualquier momento para crear patrones de significados; estos límites crean una especie de "cuello de botella" atencional. Esta es la razón por la cual en la figura que aparece a continuación podremos apreciar un conejo o un pato pero no ambas figuras a la vez. En otras palabras: tenemos una capacidad atencional muy limitada.

Pero existe una enfermedad en la cual esta capacidad se restringe aún más: la negligencia visual, también conocida como heminegligencia visuoespacial, un trastorno de la atención de origen neurológico en el cual las personas son incapaces de apreciar las cosas que se encuentran en su campo visual izquierdo, y digo izquierdo porque la negligencia siempre se corresponde con un daño en el hemisferio derecho.

Pero... ¿por qué siempre se daña esta zona? Marsel Mesulam, profesor de la Universidad de Harvard, propone una explicación ingeniosa según la cual el hemisferio derecho tendría una mayor cantidad de recursos atencionales y un rol mas importante en la visión espacial, permitiéndonos escanear tanto la zona derecha como izquierda de nuestro campo visual simultáneamente. Al contrario, la zona parietal izquierda estaría relegada a atender exclusivamente a nuestro campo visual derecho. Así, cuando el hemisferio izquierdo viene dañado, el derecho es capaz de suplir este defecto a través de la plasticidad cerebral. Sin embargo, si el que resulta dañado es el lóbulo derecho, sería imposible compensar, quedando el campo izquierdo huérfano, y entonces ocurre la negligencia unilateral.

El término negligencia fue utilizado por vez primera en el contexto médico por Pineas en el 1931, pero no fue hasta una década más tarde que comenzó a considerarse científicamente como un síndrome. En la década del '60 el estudio de las diferentes personas con negligencia espacial facilitó una comprensión mucho más profunda del proceso atencional y perceptivo que tiene lugar en nuestra mente.

Usualmente la negligencia visual aparece como consecuencia de un daño cerebral, comúnmente un ictus y resulta uno de los indicadores más negativos para predecir la posterior recuperación de la persona. Diagnosticar la negligencia es bastante sencillo: la persona muestra una tendencia a mirar siempre hacia la derecha y no mira espontáneamente a su izquierda, aún si un estímulo visual proviene de esa dirección. Otra de las pruebas más simples que se suelen aplicar es mover un objeto delante de sus ojos de derecha a izquierda, cuando el objeto pase al campo visual izquierdo la persona lo perderá de vista si no puede voltear la cabeza. No obstante, uno de los test más utilizados consiste en pedirle a la persona que dibuje una casa o un reloj. En su imagen faltará la parte izquierda del objeto.

Otros detalles que ayudan a reconocer a las personas que padecen de negligencia espacial es el hecho de que las féminas usualmente no se maquillan el lado izquierdo del rostro y los hombres se rasuran únicamente el lado derecho de la barba.
Un aspecto curioso de la negligencia es que la mayoría de las personas no se percatan de su dificultad, cuanto más piensan que necesitan gafas para leer.

No obstante, si bien su diagnóstico resulta muy sencillo, el proceso rehabilitador es largo y no siempre logra su cometido. El principal problema radica en que las personas con negligencia visual no reconocen la parte izquierda de su cuerpo; de esta forma, las actividades rehabilitadoras tienen resultados muy cortos en el tiempo que se extinguen aproximadamente a los 20 o 30 minutos después de la estimulación.

Los especialistas afirman que esta extraña forma de responder tan rápidamente ante la estimulación se debe a que, ante el estímulo propioceptivo, nuestra mente se ve obligada a repasar sus esquemas, reconociendo en este nuevo "escaneo"la parte izquierda del cuerpo. Sería una especie de awareness del esquema corporal. No obstante, la razón por la cual se pierde nuevamente este pequeño nivel de autoconciencia se desconoce.