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Luego de dar una señal de "diálogo" al gobierno de Gaza al otorgar la libertad a 26 prisioneros acusados de delitos contra el pueblo judío, el premier israelí, Benjamin Netanyahu, anunció la construcción de 1500 nuevas viviendas en Ramat Shlomo, un barrio ultraortodoxo levantado en territorios que Palestina reclama como propios. El titular de la AU, Mahmud Abbas, acusó a Tel Aviv de no cumplir con las leyes internacionales.

El proyecto de viviendas en ese barrio judía había desatado una fuerte movilización de rechazo por parte de los palestinos, durante la visita del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, en el marco del impulso a nuevas negociaciones de paz. A pesar de eso, el gobierno hebreo ve a la ampliación del asentamiento como una especie de "compensación" por la liberación de los palestinos sentenciados a cadena perpetua por delitos cometidos antes de los acuerdos de Oslo (1993).

La ampliación de los asentamientos en las zonas palestinas es, sin embargo, uno de los principales obstáculos a una solución pacífica en Medio Oriente, porque los palestinos exigen que la parte este de Jerusalén sea la futura capital de un Estado propio. Las autoridades palestinas criticaron duramente los planes de construcción y advirtieron que son demoledores para el proceso de paz. Alimentan la creencia de que "este gobierno (israelí) no quiere cerrar un acuerdo", dijo el portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbas.

Según la organización Peace Now, Israel tiene más planes de construir cientos de apartamentos en varios asentamientos aislados en Cisjordania y establecer un centro turístico y arqueológico en el corazón del barrio de Silwan, en el centro del Jerusalén este árabe, un área sensible cerca de los muros de la Ciudad Vieja. El portavoz de Peace Now, Lior Amihai, consideró que estos proyectos no parecen ayudar a una solución de dos Estados.