Ante el desamparo que genera el debilitamiento del Estado, algunas familias apelan a los servicios privados, pero es una alternativa que no suple el rol de sector público y que agrava las inequidades.
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Es que la supuesta impericia en la gestión pública lleva a que cada vez se paguen más impuestos y a cambio los servicios del Estado sean cada vez peores, como por ejemplo los educativos.

Luego de los polémicos resultados de la prueba PISA, una prueba internacional que se toma en 65 países cada 3 años a jóvenes de 15 años de edad con la finalidad de evaluar sus capacidades de lectura, de pensamiento matemático y análisis en ciencias, ningún indicador puede sintetizar la multiplicidad de factores que hacen a la formación de una persona, pero PISA tiene la ventaja de contar con un amplio reconocimiento técnico en el mundo y permite comparar el desempeño de los sistemas educativos a lo largo del tiempo.

Vale recordar que en la última evaluación realizada en el año 2012, la Argentina ocupó las posiciones entre 58° y 60°, dependiendo de la disciplina.

Según un informe del Instituo para el Desarrollo Social Argentino, tomando el nivel 2 de la evaluación en capacidades de lectura en el año 2000 el 44% de los jóvenes argentinos estaba por debajo de este nivel.

En el año 2009 esta proporción había aumentado al 52% y en el año 2012 llegó al 54%. Es decir, en los últimos doce años aumentó considerablemente la proporción de jóvenes que no entienden lo que leen.

Desagregando esta misma información por área geográfica del país y tipo de escuela aparece que:
  • En la Ciudad de Buenos Aires, el 56% de los alumnos de escuelas estatales no alcanza el nivel 2 de lectura mientras que en las escuelas privadas el 15% no llega.
  • En la región pampeana, Cuyo y Patagonia, el 67% de los alumnos de las escuelas estatales no alcanza el nivel 2 y en las escuelas privadas el 26% no llega.
  • En el NOA y NEA, el 66% de los alumnos de las escuelas estatales no alcanza el nivel 2 mientras que en las escuelas privadas esta proporción es del 49%.
Estos datos muestran que el proceso de degradación educativa del país es intenso y heterogéneo.

En la región centro, Cuyo y Patagonia, que es muy importante porque aglutina al 70% de la matricula de primaria y secundaria de todo el país, los que pueden pagar una escuela privada obtiene resultados asimilables a Israel o Eslovaquia, pero entre los alumnos que asisten a escuelas públicas dos tercios no desarrollan habilidades en lectura y representan el 69% de la matricula.

Similares bajos resultados se observa en las escuelas públicas del norte del país que representan el 84% de la oferta educativa total de la región y entre las pocas escuelas privadas que funcionan en el norte apenas la mitad de los alumnos supera el nivel 2 de lectura.

"Es claro que la degradación educativa es generalizada, pero su ensañamiento es con los segmentos más débiles de la sociedad. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires muchas familias acceden a buenos niveles de educación, en las regiones más postergadas estas posibilidades están vedadas incluso para las familias más pudientes", dice el informe de Idesa.

"Resulta paradójico que esta degradación se produzca en un contexto de enorme aumento del gasto público, incluyendo el destinado a educación", agrega.

Vale destacar que este proceso se viene sosteniendo con un inédito crecimiento de la presión tributaria, que pasó del 21% del PBI en el año 2000 al 37% en el año 2012, convirtiendo a la Argentina en el país donde más impuestos se paga dentro de Latinoamérica. De estos recursos, 6% del PBI se dedican a educación pública lo que coloca a la Argentina también entre los países que más gastan en educación. Pero los resultados están entre los más bajos de la región.

Según Idesa, "el resultado de una administración del Estado guiada por una desaforada puja por la apropiación de fondos públicos sin la más mínima consideración por el interés general".