El Ajuntament de Santa Margalida, en Mallorca, abrirá una investigación para conocer el origen de lo ocurrido.
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Cientos de peces muertos aparecieron ayer por la mañana en la orilla del torrente de Son Bauló, en Santa Margalida. Por ahora se desconocen las causas que han provocado el suceso, pero la Policía Local está al corriente de lo ocurrido y se va a investigar.

A primera hora de la mañana de ayer, vecinos de Son Bauló y otras personas que paseaban junto al torrente se apercibieron de que a lo largo de decenas de metros de la orilla había una gran cantidad de peces sin vida. Mayoritariamente eran animales de talla pequeña, de 3 o 4 centímetros de longitud, pero también se hallaron varios ejemplares de lubina bastante grandes, de 2 o 3 quilos de peso, con la boca y los opérculos branquiales (por donde respiran) completamente abiertos. Testigos de lo ocurrido explicaron que algún curioso que se había acercado a ver lo ocurrido se llevó a casa algunas lubinas «con la intención de comérselas».

Investigación

La Policía Local de Santa Margalida visitó el torrente y levantó acta de lo ocurrido. El alcalde, Antoni Reus, explicó que ahora el Ajuntament abrirá una investigación con la colaboración del técnico municipal de medio Ambiente para averiguar las causas de tal mortandad.

Entre las hipótesis que se manejan, explicó Reus, está la de que los animales podrían haber muerto al quedarse sin oxígeno o a algún problema en el funcionamiento de la estación depuradora . Los vecinos contemplan también estas hipótesis (que por ahora no deben darse por ciertas), aunque alguno sugirió que quizás algún hotel de la zona había vertido agua contaminada o algún otro líquido tóxico en la zona húmeda. Reus dijo al respeto que lo ocurrido «no necesariamente se debe a un vertido». El resto de animales (incluidos los conocidos patos) parecían vivir sin complicación alguna.

No es la primera vez que ocurre algo así en el torrente de Son Bauló, sino que al menos ya se habían detectado casos similares en otras tres ocasiones. En una de ellas se determinó que los animales habían muerto asfixiados, por falta de oxígeno. En otra ocasión se atribuyó al vertido contaminante de un establecimiento hotelero próximo.

Agua estancada

El torrente de Son Bauló está en un extremo del núcleo urbano de Can Picafort, en el lado más cercano a Son Real. Igual que el torrente de Na Borges, el de Son Bauló, justo antes de desembocar en el mar, se convierte en una especie de laguna donde hay agua dulce estancada buena parte del año, excepto cuando tae el suficiente cabal para penetrar en el mar.

Informalmente, los vecinos sugirieron que se debería posibilitar que el torrente y el mar deberían estar siempre en contacto de modo que el agua circulara permanentemente. Ello, a su juicio, oxigenaría la laguna y no se volverían a registrar muertes de peces por asfixia.