El incendio de la Casa de los Sindicatos de Odesa dejó un gran número de muertos, heridos y desaparecidos, pero los forenses sostienen que las llamas no fueron la única causa de muerte, lo que demuestran las imágenes difundidas en la Red.


El empresario y diputado ucraniano Piotr Poroshenko, que aspira a ocupar la presidencia del país, considera que los acontecimientos ocurridos el 2 de mayo en la Casa de los Sindicatos pueden ser clasificados de ataque terrorista. "Hoy en una sesión a puerta cerrada de la Rada Suprema se mencionaron las pruebas que permiten calificar lo que pasó en la Casa de los Sindicatos como un ataque terrorista", dijo Poroshenko en rueda de prensa. Según él, contra los que se encontraban en el interior del edificio se usaron sustancias tóxicas.

Los peritos señalan que muchas personas habrían muerto a consecuencia de disparos, lesiones o intoxicaciones con monóxido de carbono. Las fotos divulgadas en las redes sociales después de la tragedia confirman esta hipótesis. De hecho, las cámaras captaron el momento en el que los ultras empujaban a algunos activistas al interior de la sede para luego torturarlos hasta la muerte.

En algunas de las fotos se aprecia el cuerpo de una de las víctimas del incendio en la planta baja de la Casa Sindical con un tipo de quemaduras que también presentan los cadáveres que fueron hallados en los pisos de arriba, adonde no llegaron las llamas. En las imágenes también se ve a una persona calcinada, pero el parqué de la habitación y los muebles de madera no presentan ninguna señal dejada por el fuego.

En otras fotos aparecen los restos de dos personas, al lado de una de las cuales hay un rastro de una sustancia blanca, lo que indica claramente que el cuerpo fue arrastrado. En otro caso se ve un charco de sangre bajo la cabeza de un cadáver, lo que parece probar que su muerte no fue causada por las llamas.

Otra circunstancia que suscita numerosas preguntas es el hecho de que en muchos de los cadáveres se aprecien quemaduras solo en cabeza y hombros, lo que parece indicar que podrían haberlos rociado con sustancias inflamables para después prenderlos fuego.

La crueldad de los radicales es alimentada por las ansias de violencia de una parte de los ciudadanos ucranianos. "Matarlos a todos, hasta el último. Hay que matarlos. Si no los matamos, mañana veremos aquí lo mismo que está pasando en Donetsk", grita un ultra. Y agregan: "Encontraremos a los separatistas y abriremos fuego contra ellos". Otro vídeo muestra cómo unos desconocidos roban a los cadáveres, extrayendo los documentos de los bolsillos.

Los datos oficiales cifran el número de muertos en 48. Sin embargo, podrían ser más de cien, entre otras cosas la gran cantidad de desaparecidos. Medios ucranianos informan que entre los fallecidos se encuentran decenas de no identificados.


El diputado de la asamblea legislativa de Odesa, Vadim Savenko, pudo probar que contra los partidarios de la federalización arremetieron, de hecho, combatientes de unidades especiales. Aquellos ultras, vestidos de hinchas, eran en realidad militares que servían en los batallones 'Tormenta' y 'Dniéper-1' formados gracias al dinero de Igor Kolomoiski, oligarca y el gobernador de la región vecina Dnipropetrovsk, y reclutados por las organizaciones ultranacionalistas. Llevaban atributos propios de los aficionados, pero en cuanto empezaron los disturbios y hasta el final de los mismos aparecieron con uniforme, portando equipos de protección, chalecos antibalas y armas de fuego.

"Ahora tenemos información de que hay 116 muertos, es la realidad. Son datos de nuestros activistas del Campo Kulikovo, que estaban allí".

"Y podemos fácilmente contar los ataúdes en Odesa. Porque además de los 46 fallecidos que anunciaron las autoridades, no se habla sobre los desaparecidos. Nosotros realmente sabemos qué pasó con esta gente, simplemente los marcaron en la casilla de desaparecidos y ya está. Pero cuántos muertos exactamente había conocemos solo de voz de los ministerios del interior y del de situaciones de emergencia porque durante dos días no permitieron pasar allí ni a los periodistas, ni a los parientes para identificar los cuerpos", relató el diputado.

La versión Savenko deja ver el alto grado de horror y sadismo que rodeó los hechos en Odesa. "En internet se pueden encontrar las fotos de una mujer embarazada asfixiada sobre la mesa y si prestamos atención a las posturas de los cuerpos que están allí, se pueden ver claramente agujeros de bala en sus cabeza y los charcos de sangre que están debajo. Muchos cuerpos están quemados por arriba, o sea, la cabeza y los hombros. La gente que estaba dentro del edificio les disparaba y después los rociaron con gasolina e incendiaron para esconder las huellas de los crímenes".

Toda una serie de circunstancias que ponen en tela de juicio la investigación de lo sucedido en Odesa por las autoridades autoproclamadas.