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El año 2010 fue el peor de la pasada década en China en cuanto a desastres relacionados con el clima, causando más de 4.800 muertos y pérdidas económicas por valor de 500.000 millones de yuanes, destacó hoy el director del Centro Nacional chino del Clima, Song Lianchun, citado por la Agencia Xinhua.

Altas temperaturas, sequías y lluvias torrenciales causaron un " año meteorológicamente muy raro para China " , en el que el tiempo extremo " golpeó al país con una frecuencia y una intensidad poco frecuentes " , destacó el experto en una conferencia en la ciudad de Cantón (sur) .

El país asiático recibió una media de precipitaciones en su territorio de 681 milímetros, un 11,1 por ciento más de la media de años pasados, mientras que el número de días con tormentas superó en un 21,5 por ciento la media, y la temperatura media fue un 0,7 por ciento superior a la de años anteriores, destacó el meteorólogo.

Este balance no tiene en cuenta los terremotos, al no estar directamente relacionados con el clima, ya que sumando ese desastre natural el peor año para China en la pasada década sería 2008, debido al seísmo que con epicentro en Wenchuan causó cerca de 90.000 muertos.

China ha sufrido desastres naturales (tanto climáticos como geológicos) desde hace milenios, pero en la pasada década las medidas de prevención contra inundaciones y sequías habían reducido los daños personales y materiales relacionados con el clima extremo, una tendencia que se rompió el pasado año.

Los fallecidos en 2010 son comparables a los cerca de 4.000 que causaron las inundaciones de ríos como el Yangtsé en 1998, las peores de las últimas décadas, y que motivaron la puesta en marcha de más programas de protección contra climas extremos.

China ha prometido medidas para paliar los efectos del cambio climático, como el desarrollo de energías renovables (entre las que incluye la nuclear) , amplios planes de reforestación, y una mejora de su eficiencia energética y su intensidad de carbono en la década que ahora se inicia.

No obstante, por ahora Pekín no ha fijado claramente una reducción de las emisiones de dióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero y de las que China es el mayor emisor mundial.

El Gobierno chino considera que son los países desarrollados los responsables directos del cambio climático, y los que deben encabezar la reducción mundial de emisiones.