Traducido por el equipo de traductores de Sott en español.

En la ausencia del odio, uno puede comprender a los palestinos, sin ello, incluso algunas de las demandas pueden parecer razonables y justificadas.

gaza hell
¿Podríamos llevar a cabo un diálogo, aunque sea corto, que no esté saturado de odio venenoso? ¿Podemos soltar por un momento, la deshumanización y demonización de los palestinos, y hablar de forma desapasionada de la justicia, dejando de lado al racismo? Es crucial que lo intentemos.

En la ausencia del odio, uno puede comprender a los palestinos, sin ello, incluso algunas de las demandas pueden parecer razonables y justificadas. Tal discurso racional llevaría a cualquier persona decente a conclusiones claras. Tal diálogo revolucionario podría incluso avanzar la causa de la paz, si uno aún se atreve a decir tales cosas. ¿A qué nos enfrentamos? Un pueblo sin derechos que, en 1948 fue desposeído de su tierra y territorios, en parte por su propia culpa. En 1967 otra vez perdió sus tierras y derechos. Desde entonces, ha vivido bajo condiciones experimentadas por pocas naciones. La franja occidental está ocupada y la franja de Gaza asediada. Esta nación intenta resistir, con sus escasos poderes y con métodos a veces sanguinarios, como lo ha hecho toda nación conquistada a lo largo de la historia, incluso Israel. Tiene el derecho de resistir, hay que decir.

Hablemos de Gaza. La franja de Gaza no es un nido de asesinos; ni siquiera es un nido de avispas. No es el hogar de interminable violencia y asesinatos. La mayoría de sus niños no nacieron para matar, ni es cierto que la mayoría de sus madres están criando a mártires (lo que quieren para sus hijos es exactamente lo que quieren las madres israelíes para los suyos). Sus líderes no son tan diferentes a los de Israel, no en el sentido de su corrupción, su afición por "hoteles de lujo" ni en su designación de la mayor parte de su presupuesto para la defensa.

Gaza es un enclave siniestrado, una zona de desastre permanente, desde 1948 hasta 2014, y la mayoría de sus habitantes son refugiados por tercera o cuarta vez. La mayoría de las personas que vilifican y destruyen la franja de Gaza nunca han estado ahí, y seguramente no como civiles. Durante ocho años, se me ha impedido ir ahí; durante los anteriores 20 años, solía visitar a menudo. Me gustaba la franja de Gaza, hasta el punto que le puede gustar a uno una región afligida. Me gustaba su gente, si se me permite hacer una generalización. Había un espíritu de casi inimaginable determinación, junto con una admirable resignación a sus desgracias.

En años recientes, antes de que Gaza se convirtiera en una jaula, una cárcel sin techo rodeada por vallas. Antes de eso, también fue partida. Sean o no responsables de su situación, estas son personas desafortunadas, muchas personas y mucha miseria.

Desesperados por la Autoridad Palestina, la gente de Gaza eligió a Hamás en unas elecciones democráticas. Están en su derecho de equivocarse. Posteriormente, cuando la Organización por la Liberación Palestina se negó a renunciar el control, Hamás cogió control por la fuerza.

Hamás es un movimiento religioso nacional. Cualquiera que esté a favor de un diálogo libre de odio se habrá dado cuenta de que Hamás ha cambiado. También, el que pueda ignorar todos los adjetivos que se han aplicado, discernirá sus aspiraciones razonables, como un puerto marino y un aeropuerto. Además, necesitamos escuchar a escolares libres de odio,como el Prof. Menachem Klein, experto en asuntos de Medio Oriente de la universidad Bar-Ilan, cuya interpretación de Hamás va en contra de la sabiduría convencional en Israel. En una entrevista con el diario de empresariales Calcalist la semana pasada, Klein dijo que Hamás fue fundado no como una organización terrorista sino como un movimiento social, y debería de ser visto como tal, incluso ahora. Hace mucho que "traicionó" y ahora mantiene debates políticos muy vivos, pero en el diálogo del odio, no hay nadie que lo oiga.

Desde la perspectiva del diálogo del odio, Gaza y Hamás, los palestinos y los árabes son todos lo mismo. Todos viven en la costa del mismo mar, y comparten el mismo objetivo de tirar a todos los judíos a éste. Un diálogo menos primitivo, menos 'lavado de cerebro' llevaría a otras conclusiones. Por ejemplo, que un puerto internacionalmente supervisado es un objetivo legítimo y razonable; que levantar el bloqueo sobre la franja también le serviría a Israel; que no hay otra manera de detener la resistencia violenta; que traer a Hamás al proceso de la paz podría causar cambios sorprendentes; que la franja de Gaza está poblada por personas que quiere vivir como seres humanos.

Pero en hebreo, "Gaza," pronunciado 'Aza, es una abreviatura de Azazel, la cual está asociada con el infierno. De los muchos insultos que se me vienen hoy día en todas partes, "Vete al infierno/Gaza" está entre los más suaves. A veces quisiera decir como respuesta, "Ojalá pudiera ir a Gaza, para cumplir con mi misión como periodista." E incluso, a veces quisiera decir: "Ojalá todos pudieran ir a Gaza. Si supieran lo que es Gaza y lo que realmente hay ahí."