ABCsab, 06 sep 2014 08:29 UTC
En el mundo ficticio Tatooine, el hogar del joven Skywalker, brillaban dos soles en el cielo. Es probable que recuerde ese extraño paisaje de Star Wars. En el Universo real también hay cielos parecidos. Existen planetas con dos soles. Uno al que orbitan y otro que es un vecino cercano y reluciente. La noche podría ser un evento raro que tal vez solo aparezca estacionalmente.
© Lynette CookIlustración de un planeta que orbita dos estrellas
Los astrónomos creen que mundos semejantes pueden ser mucho más comunes de lo que creemos. El telescopio espacial Kepler de la NASA ha confirmado unos 1.000 exoplanetas, así como miles de estrellas consideradas «objetos Kepler de interés», apodados Kois, estrellas que posiblemente podrían albergar planetas. ¿Cuántas de esas estrellas son binarias y tienen
uno o más planetas girando a su alrededor?
Se cree que la mitad de las estrellas en el cielo son un sistema de dos estrellas que orbitan entre sí. Entonces, ¿tienen las estrellas con planetas la misma probabilidad de tener una compañera o la estrella compañera afecta a la formación de planetas?Un equipo de astrónomos, liderado por la Southern Connecticut State University, ha demostrado que
las estrellas con exoplanetas (planetas fuera del Sistema Solar) tienen las mismas probabilidades de tener una compañera binaria, es decir, el 40% o el 50% de las estrellas de acogida son en realidad estrellas binarias. «Es interesante y emocionante que los
sistemas de exoplanetas con compañeras estelares resulten ser mucho más comunes de lo que se creía hasta hace unos pocos años», dice Elliott Horch, responsable de la investigación.
El estudio hace uso de observaciones de resolución espacial muy alta que se llevaron a cabo con el telescopio WIYN situado en Kitt Peak, en el sur de Arizona (EE.UU.), y el telescopio Gemini Norte, ubicado en Mauna Kea en Hawái. La técnica utilizada por el equipo consiste en la obtención de imágenes digitales de una pequeña porción del cielo que rodea a una estrella de interés, de 15 a 25 veces por segundo. Las imágenes se combinan entonces en el software utilizando un complejo conjunto de algoritmos, produciendo una imagen definitiva de la estrella con una resolución mejor que la del telescopio espacial Hubble.
Mediante el uso de esta técnica, el equipo puede detectar estrellas compañeras que son hasta 125 veces más débiles que el blanco, a solo 0,05 segundos de arco de distancia. Para la mayoría de las estrellas Kepler, esto significa estrellas compañeras con una verdadera separación de unas pocas a unas cien veces la distancia entre el Sol y la Tierra. De esta forma,
los astrónomos deducen que la mitad de las estrellas que acogen exoplanetas son, probablemente, binarias.
Una consecuencia interesante de este hallazgo es que en muchas ocasiones los astrónomos no pueden saber cuál es realmente la estrella que orbita el exoplaneta.
Kepler ha descubierto una serie de planetas circumbinarios, es decir, un planeta que orbita dos estrellas en sistemas binarios muy cercanos. También existen exoplanetas que orbitan una de las estrellas en sistemas binarios muy amplios. Si las dos estrellas están muy cerca una de otra y el planeta a lo lejos, ese planeta sería una reminiscencia de «Tatooine». Si por el contrario el exoplaneta orbita una de las estrellas en un par muy amplio,
la estrella compañera podría aparecer simplemente como una estrella brillante entre otras en el cielo nocturno. «En algún lugar habrá una transición entre estos dos escenarios, pero estamos lejos de saber dónde», dice el coautor del estudio Steve B. Howell, del Centro de Investigación Ames de la NASA.
La investigación será publicada en la revista Astrophysical Journal.
Comentario: También puede suceder que el porcentaje de sistemas binarios sea aún mayor debido a que muchas de éstas compañeras podrían ser enanas marrones, lo que hace difícil poder observarlas con telescopios. También debemos considerar los efectos que produciría el acercamiento de una estrella compañera que está distante a un sistema planetario X. Si consideramos las
interacciones eléctricas que existen entre los cuerpos celestes, además de la atracción gravitacional y demás intercambios, estos efectos podrían ser algo catastróficos para todo el sistema. ¿
Podría ser éste el caso de nuestro Sistema Solar?
El reciente libro de Pierre Lescaudron,
Cambios planetarios y la conexión humano-cósmica hace un excelente análisis a partir del los datos obtenidos a través de su investigación y con sus conocimientos acerca de la teoría del Universo Eléctrico. Pierre explica que a medida que la enana marrón "hermana gemela" del Sol se aproxima a la nube de Oort, ésta interactúa eléctricamente con el condensador solar y lo descarga. Algunas rocas son atrapadas por la atracción gravitacional de la enana marrón y entran al sistema solar. Al acercarse al Sol se desarrolla un desequilibrio entre el núcleo y el voltaje superior y se carga la densidad cerca del sol. El estrés eléctrico en aumento inicia las descargas y la formación de una envoltura de plasma que resulta en la coma y la cola de los cometas. Toda esta interacción eléctrica entre estos diferentes cuerpos celestes, a parte de crear la amenaza muy plausible de impactos cometarios en la Tierra, provocan alteraciones eléctricas en todo el sistema solar, afectando así el clima de la Tierra, y de los otros planetas del sistema solar, provocando todo tipo de fenómenos eléctricos, desde tormentas hasta explosiones volcánicas e incluso terremotos.
Vea también:
El planeta-X, cometas y cambios terrestres por J.M. McCanney
La lista de aciertos de los Cs 07: La estrella gemela del Sol, piedras que cantan y visiones de humo
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