Avilés, España -- Vecinos de la calle Auseva se concentran para pedir su retirada, al considerla nociva para la salud

Roque Béjar García vive entre dos antenas. Vecino del número 3 de la calle Auseva, una está a ocho metros de su vivienda y la otra, a menos de veinte. Ambas son de telefonía móvil, repetidores de señal, y se levantan unos cuantos metros sobre las azoteas de los edificios situados en los números 1 y 2 de la misma calle, justo en el entronque con Gutiérrez Herrero.

Roque Béjar las ve con malos ojos. No sólo él, también el medio centenar de personas que se concentraron ayer en la calle Auseva para pedir a la comunidad de propietarios del número 2 que no renueve el contrato con la operadora que ha instalado allí la antena. Todos, en su mayoría personas de avanzada edad, aseguran que desde que está allí, hace 15 años, «los enfermos no mejoran», y no sólo eso. También vinculan a su presencia, a las radiaciones que -se muestran convencidos- produce, la muerte prematura de varios residentes en la zona.

«Hace poco fallecieron dos hombres jóvenes de la noche a la mañana», decía uno de los vecinos concentrados. Otro mostraba una lista en la que había recogido el número de decesos registrados en cada portal en los últimos años. Según sus datos, ocho en el número 3, diez en el 2 y siete en el 1.

Una de las difuntas era la mujer de Luis Martín. Según explica, padecía problemas cardiovasculares, y pese a que el cardiólogo le había recetado un tratamiento que, teóricamente, tendría que dar resultados positivos, «cada dos por tres teníamos que subir a la residencia». Uno de esos días, «el cardiólogo nos preguntó si vivíamos cerca de un transformador. Le dije que no, que lo que teníamos enfrente de casa era una antena de telefonía». Según Martín, la respuesta del facultativo fue la siguiente: «Ah, pues es eso».

Quien más quien menos, todos los asistentes a la concentración de ayer tenían una historia parecida. No hubo pancartas, ni gritos, sólo su presencia, en la acera. «Lo que pretendemos es que la alcaldesa o algún concejal nos reciba para exponerle nuestros temores. Sólo aspiramos a que nos escuchen», matizó Severino Mesa, el portavoz de los vecinos.

Los vecinos aseguran que una normativa municipal establece que las antenas de telefonía móvil deben guardar una distancia entre sí de al menos 300 metros. En el caso de las dos que existen en la calle Auseva, no hay ni 50, y, es por ahí por dónde quieren protestar.

«El contrato termina en septiembre, y según esa normativa, no se podría renovar, porque ya tenemos otra antena sobre nuestras cabezas», sostiene Mesa. Aún así, los vecinos han optado por el diálogo. «Lo que queremos es convencer a los propietarios del número 2 de que esa antena tiene efectos nocivos para la salud, también para la suya», asevera. Si la persuasión no tiene éxito, el segundo paso será exigir a las autoridades municipales que hagan valer esa normativa a la que apelan.

Y sí la normativa del Ayuntamiento no les amparase, se muestran dispuestos a ir a los Juzgados. «Pero no queremos llegar tan lejos. Sólo queremos vivir tranquilos, sin esta antena ahí arriba», concluye Severino Mesa.