Denominado "El juego de la muerte", un programa de televisión (en realidad un experimento científico) muestra a concursantes reclutados voluntariamente aplicar lo que ellos creen que son descargas de hasta 460 voltios a otros participantes rivales que, en realidad, son actores del experimento.

El productor del documental, Christophe Nick, dijo que 81% de los participantes en el experimento aceptaron aplicar la tortura, "sin saber que era ficticia".

Como cualquier programa de preguntas y respuestas, "El juego de la muerte" fue filmado en un estudio con luces intensas, una audiencia bulliciosa, una presentadora y varios asistentes.

Los 80 voluntarios dispuestos a participar en el espectáculo creían que se trataba de un programa piloto denominado "Zona Extrema" y debían formular determinadas preguntas a un concursante (el actor encubierto).
Tortura TV
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Ante cada respuesta "errónea", los participantes eran incitados por la presentadora y por gritos de "castigo" de la audiencia a sancionar a quien respondía con descargas eléctricas activadas mediante una palanca.

Las penas iban en aumento: desde 80 voltios hasta 460 voltios, con las cuales el supuesto electrocutado gritaba por clemencia y finalmente parecía desvanecerse.

O sea que, para los que aceptaron participar, la tortura que ejercían a otros participantes era verdadera, y en la medida que activaban las descargas los actores (que pasaban como si fueran concursantes reales) se retorcían, gritaban o se desmayaban.

El experimento, difundido en marzo de 2010 en el canal estatal de televisión France 2,generó sorpresa en los medios locales.

El documental fue realizado con la ayuda de un equipo de psicólogos y se basó en un experimento efectuado por Stanley Milgram, un psicólogo social de la Universidad de Yale, en los años 60.

En el caso de Stanley, los voluntarios también recibieron órdenes de aplicar descargas eléctricas a actores que simulaban ser estudiantes.

A nivel inicial ambos experimentos obtuvieron resultados similares, pero Nick dijo que en cierto momento Milgram llegó a un nivel total de desobediencia, mientras en el falso concurso de televisión eso no ocurrió.

"Eso prueba que no es simplemente la cuestión Milgram de sumisión a la autoridad", sostuvo Nick.
En el caso de Stanley, los voluntarios también recibieron órdenes de aplicar descargas eléctricas a actores que simulaban ser estudiantes.

A nivel inicial ambos experimentos obtuvieron resultados similares, pero Nick dijo que en cierto momento Milgram llegó a un nivel total de desobediencia, mientras en el falso concurso de televisión eso no ocurrió.

"Eso prueba que no es simplemente la cuestión Milgram de sumisión a la autoridad", sostuvo Nick.

A su juicio, se trata de un mecanismo de obediencia similar al que permite hacer funcionar religiones o multinacionales con una estructura de poder diluida.

"Es el peso del sistema", aseguró. "Es porque están en una condición o situación muy particular, en este caso un estudio de televisión, que llegan a tal nivel de obediencia".