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La Justicia de Estados Unidos ha procesado a 111 médicos, enfermeras y otros empleados sanitarios por un caso de fraude en el seno del Medicare, un programa público de asistencia a ancianos y discapacitados. En total se habrían desviado 225 millones de dólares, equivalentes a 165 millones de euros, según han informado el fiscal general, Eric Holder, y la secretaria de Sanidad y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius.

En el marco de la operación, la Policía ha efectuado registros en 16 puntos diferentes. Los detenidos están acusados de conspirar para defraudar al programa Medicare, realizar afirmaciones falsas, desfalco y blanqueo de dinero.

Se trata del último de una serie de casos que han salpicado al Medicare, que atiende a cerca de 45 millones de personas. Además de por estos fraudes, el sistema ha recibido críticas por el elevado precio que cobran las compañías privadas que trabajan para el mismo.

Los sospechosos aprovechaban los tratamientos médicos, análisis y ciertos servicios, como los de terapia ocupacional, para obtener un lucro al margen de su salario.

"Aunque el día de hoy marca un paso crucial en la lucha y disuasión de la actividad ilegal, nuestro trabajo está lejos de terminar", ha matizado Holder. Se cree que el Estado pierde al año 60.000 millones de dólares (44.000 millones de euros) a consecuencia de esta sangría.

Shawn Henry, del FBI, cifra en 2.600 los casos de esta naturaleza que están siendo investigados. Grupos del crimen organizado están cada vez más relacionados con el fraude. La reforma sanitaria planteada por el presidente, Barack Obama, contempla cambios en el Medicare.