Un hombre se tragó un mondadientes pero no se dio cuenta hasta que los médicos le explicaron la situación. Las imágenes de la operación
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Haciendo memoria, Horacio Rodríguez Videla (correntino, 42 años), recuerda que a fines del año pasado comió un par de picadas. Tiempo después, comenzó a sufrir fiebre alta, pérdida de peso y un malestar creciente al que los médicos no le encontraban razón. Con ocho kilos menos, dolor en el pecho y la enorme preocupación de verse cada vez peor, llegó al Hospital Fernández.

Allí, finalmente pudo ser operado y encontró la causa de su largo padecer: un escarbadientes. El trozo de madera estaba clavado en el corazón. "Pensábamos que era un cateter, lo partí al medio al extraerlo", contó sorprendido Cichero, al tiempo que enmarcó: "Hay muchas lesiones por escarbadientes, lo más normal es que perfore la graganta y llegue al mediastino. Lo extraordinario de este caso es que el señor no se dio cuenta de que se lo tragó".

En diálogo con Radio Vorterix, el jefe de Cirugía del Hospital Fernández, Fernando Cichero, contó: "El paciente se atendió en varias oportunidades, le dieron antibióticos. Fue muy traumático, cuando descubrimos lo que tenía nos quedamos mudos".

Habían transcurrido largos meses de tratamientos con antibióticos, estudios por imágenes y diagnósticos fallidos, cuando luego de limpiar la zona del corazón de una infección, lograron ver que Horacio tenía un objeto clavado en el corazón: había atravesado las paredes del esófago y se había alojado en el músculo cardíaco.

En ese sentido, el jefe de Cirugía explicó que "son 2 milímetros que separan el esófago del corazón. El escarbadientes migró muy despacito y por eso el señor no se dio cuenta".
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