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La piña es una deliciosa, jugosa, aromática y apetecible fruta, muy apreciada tanto por adultos como niños. (En casa, es una de nuestras frutas favoritas!!). Como se cultiva en diferentes partes del mundo, es posible encontrar esta fruta tropical en el mercado a lo largo de todo el año (y normalmente a un precio accesible).
Es muy rica en agua, (constituye aproximadamente el 85 % de su peso) y baja en calorías (55 calorías por 100 gramos aproximadamente), por lo que la convierte en un alimento con un valor energético muy bajo, estando indicada para personas con problemas de exceso de peso o que estén sometidas a algún régimen de adelgazamiento.
Contiene alrededor de un 11% de hidratos de carbono, la mayor parte de los cuales son azúcares (sacarosa y fructosa, principalmente) de asimilación rápida. Apenas contiene grasa, (0,2 gramos por 100 gramos), ni proteínas, (0,4 gramos por 100 g de piña). Es rica en vitaminas, principalmente en vitamina C, y en menor cantidad en vitamina B1, B6 y ácido fólico. En cuanto a minerales, contiene potasio, magnesio, cobre y manganeso, en cantidades nada despreciables, por lo que se considera un alimento muy saludable.
Entre sus componentes no nutritivos, la piña contiene
bromelina, una enzima similar a las enzimas digestivas que ayuda a digerir las proteínas.
La bromelina, (de naturaleza proteica como el resto de las enzimas), realiza su acción en el estómago y en el intestino, facilitando la digestión de las proteínas. Esta enzima rompe la molécula de proteína para dar otras más pequeñas y libera aminoácidos que son absorbidos por el organismo.
Además de esta acción proteolítica, a la bromelina se le atribuyen muchas más propiedades terapéuticas (aunque no todas están demostradas científicamente):
Es útil en algunos procesos inflamatorios, gracias a su acción antiinflamatoria.
Es diurética, ayudando a evitar la retención de líquidos, (de ahí su empleo en tratamientos anti celulíticos).
Ayuda a fluidificar las mucosidades que acompañan a infecciones bacterianas, bronquitis y sinusitis.
Tiene un efecto benéfico de eliminación de toxinas por medio de la orina, (ayudando a quienes tienen problemas de riñón, vejiga y próstata).
Se utiliza en problemas digestivos como la hipoclorhidria (o falta de jugos), que ocurre por digestión lenta, y atonía gástrica (o dificultad del estómago para vaciar su contenido).
La bromelina se encuentra en el tallo y en el jugo de la piña natural. Para beneficiarse de las propiedades benéficas de la bromelina, es necesario tomar la piña fresca, puesto que la bromelina se desactiva con las altas temperaturas, por lo que es difícil que esté presente en la piña conservada o enlatada, que han sido sometidas a la acción del calor.
Las propiedades antiinflamatorias y diuréticas han hecho que la bromelina sea prometedora en el tratamiento de los procesos inflamatorios, edemas y como suplemento en situaciones de retención de líquidos.
Por este motivo, la bromelina es utilizada en algunos tratamientos anticelulíticos, pudiendo ser muy interesante para tratarla, ya que la celulitis se considera un proceso inflamatorio (celulitis literalmente significa inflamación de las células), aunque no os esperéis un resultado espectacular, puesto que el consumo de piña natural o de bromelina (en cápsulas) no hace milagros en el tratamiento de la celulitis, tal y como se anuncia en algunos productos y medios.
La bromelina hasta el momento, en Europa, se comercializa de dos formas: como aditivo para ablandar las carnes y como suplemento dietético (de venta en herbodietéticas y farmacias). En este último caso es conveniente recordar que aunque sea un producto natural, no está exento de contraindicaciones y posibles efectos indeseados, por lo que debe tomarse siguiendo las indicaciones de un profesional de la salud.
¿Y vosotros? ¿Os gusta la piña? ¿Conociais las efectos de la bromelina? ¿Habíais oído hablar de sus propiedades anticeluliticas? Estaré encantada de leer vuestros comentarios en mi blog o en el Foro de Hola.com
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