Acerca del Golpe de Estado del 23-F siempre han existido muchas contradicciones y lagunas. Todo español mínimamente informado siempre ha tenido la sensación de lo contrario, de que estaba desinformado, de que algo no se estaba contando como realmente sucedió. Aquí expongo una versión del 23-F en la que muchos de los que luego se alzaron como defensores de la democracia y la Transición aparecen en cambio como conspiradores del Golpe de Estado. En la cabeza de la lista, el rey Juan Carlos I.

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23-F, lo que esconde una gran mentira


Los antecedentes del plan del 23-F los encontramos en la denominada 'Operación de Gaulle'. Se trata de un documento escrito por dos agentes del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID, antecesor del actual CNI): José María Peñaranda Algar y José Faura Martín. En él se expone un plan detallado para llevar a cabo un Golpe de Estado al estilo francés, emulando el plan que llevó a De Gaulle al poder.

Al verlo el entonces ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, saca a los agentes del CESID y los reestituye en el Ejército... pero el documento de la 'Operación de Gaulle' no se destruye.

¿Por qué se pensaba en un Golpe de Estado? El malestar del ejército con Adolfo Suárez era más que patente. No sólo de ellos, sino de los sectores más conservadores del poder político y económico, herederos directos del franquismo. La legalización del PCE en aquel Sábado Santo fue la gota que colmó el vaso, pues con ella Suárez incumplía promesas a estos sectores.
Por otro lado, no podemos olvidar la implicación de EEUU en el Golpe. Llegaba Reagan al poder y para el 'imperio' era crucial asegurar el eje Azores-Rota-Chipre para fortalecer la integridad de Israel. Más aún con la caída del Sha en Irán, donde perdían un aliado, y la entrada de la URSS en Afganistán. En esta coyuntura, la entrada de España en la OTAN resultaba muy importante y Suárez no estaba por la labor.
EEUU ya había jugado unos años antes una influencia determinante en la historia de España. Su apoyo a la coronación de Juan Carlos I no fue gratis. En realidad, fue un cheque en blanco: yo te apoyo como rey pero tú me concedes lo que haga falta para satisfacer mis intereses estratégicos... de ahí la traición al pueblo saharaui. Juan Carlos I regaló el Sáhara Occidental a Hassan II porque EEUU precisaba de un Marruecos fortalecido, un aliado con poder regional.

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© GoogleEl abrazo traidor a la causa saharaui: el rey Juan Carlos I y Hassan II


El objetivo

El objetivo final del 23-F era secuestrar la soberanía nacional. Era crear una sensación de caos, propia de un Golpe de Estado y presentar a un salvador (señalado a dedo previamente) que manejara los hilos (aunque él, a su vez, fuera también manipulado). Este salvador fue el General Alfonso Armada. El plan estaba tan detallado que, incluso, había confeccionado un Gobierno de Salvación Nacional:
  • Presidente: general Alfonso Armada.
  • Vicepresidente para Asuntos Políticos: Felipe González (PSOE).
  • Vicepresidente para Asuntos Económicos: José María López de Letona (Banca).
  • Ministro de Asuntos Exteriores: José María de Areilza (Coalición Democrática).
  • Ministro de Defensa: Manuel Fraga (Alianza Popular).
  • Ministro de Justicia: Gregorio Peces-Barba (PSOE).
  • Ministro de Hacienda: Pío Cabanillas (UCD).
  • Ministro del Interior: general Manuel Saavedra.
  • Ministro de Obras Públicas: José Luis Álvarez (UCD).
  • Ministro de Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón (UCD).
  • Ministro de Trabajo: Jordi Solé (PCE).
  • Ministro de Industria: Agustín Rodríguez (UCD).
  • Ministro de Comercio: Carlos Ferrer (CEOE).
  • Ministro de Cultura: Antonio Garrigues (empresario).
  • Ministro de Economía: Ramón Tamames (PCE).
  • Ministro de Transportes y Telecomunicaciones: Javier Solana (PSOE).
  • Ministro de Autonomías y Regiones: general José Antonio Sáenz de Santamaría.
  • Ministro de Sanidad: Enrique Múgica (PSOE).
  • Ministro de Información: Luis María Ansón (agencia EFE)
La premisa en toda la operación, eso sí, fue "nada de sangre".

La trama

En mayo de 1980, ya se oía el ruido de sables. Comienzan a moverse fichas: se destina al entonces director del CESID, el general Mariñas, a Ceuta, como Comandante General... y no se nombra sustituto. Se da el poder del Centro al Teniente Coronel Javier Calderón (secretario general) y al Comandante José Luis Cortina (Jefe de Equipos Operativos).

Comienzan los contactos políticos. Los dos agentes se los reparten:

Cortina
Mantiene contactos telefónicos semanales con Manuel Fraga (AP) y Gabriel Cisneros (UCD). Lleva personalmente las reuniones con Terence Todman, embajador de EEUU y monseñor Antonio Innocenti, nuncio apostólico en España (línea directa con el Vaticano)

Calderón
Se ocupa del PSOE, con contactos con Luis Solana y Enrique Múgica.

El 14 de febrero, el propio General Armada se reúne con el embajador Todman en una finca cercana a Logroño: EEUU apoyará el Golpe si, como sucedió con la coronacíón del rey, España se pliega a los intereses geopolíticos de Washington. Como resultado de aquella reunión, el embajador solicita a la Casa Blanca el envío a Lisboa de un avión AWACS, para el control de las comunicaciones gubernamentales y militares españolas.

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© GoogleEl general Armada llega al congreso
Días de muchas reuniones, en las que el Rey participa activamente, con encuentros con Armada en Baqueira Beret. Mientras se van reclutando a los soldados, incluido el 'Elefante Blanco', el Teniente Coronel Antonio Tejero Molina. Lo ficha el Capitán Gómez Iglesias, un subordinado de Cortina, que le conocía de haber coincidido destinados en el País Vasco.

Mientras, el segundo de Cortina, el Capitán García Almenta, organiza la Sección Especial de Agentes (SEA), que durante el 23-F será la encargada de coordinar las columnas de la Guardia Civil para que éstas lleguen al mismo tiempo al Congreso de los Diputados. El CESID procurará directamente a la SEA vehículos, radios y matrículas falsas para que puedan eludir ese día a la policía y cumplan su misión.

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© GoogleEl rey en una reunión del CESID planificando el golpe de estado
El desarrollo

Aquel día, aquel 23 de Febrero, curiosamente, los hijos del rey no fueron al colegio. Cuatro días antes, el 19-F, se declaró el estado de alerta en la base americana de Torrejón. Una alerta que se extendería a las bases de Rota, Morón y Zaragoza e, incluso, llegarían algunas unidades de la VI Flota al litoral Valenciano. La mañana del 23-F, el Strategic Air Command (un sistema de control aéreo norteamericano) anuló el Control de las Emisiones Radioeléctricas español.

El Golpe fracasó, en parte, por haber engañado a Tejero, al que nunca relataron la realidad del plan hasta última hora, cuando Armada cometió el error de bulto de mostrarle, incluso, el plan del Gobierno de Salvación Nacional. El Teniente Coronel se sintió engañado, estafado. Nadie contaba con el fiasco del plan y ni siquiera tenían un Plan B.

Por eso, el posterior Informe Jáudenes fue descafeinado... al menos la versión oficial, porque la real recogía información detallada sobre todos los que en mayor o menor medida habían conspirado en el Golpe. Pero eso siempre se quiso ocultar, para vanagloria de nuestra aclamada Transición que, en realidad, no es ejemplo más que de un puñado de mentiras.

Años después, ya en 1996 sucedió algo inesperado. Aznar llegó al poder y resucitó a Javier Calderón, que entonces ya estaba jubilado, nombrándole director general del CESID. A José Luis Cortina se le nombraría Asesor de Seguridad Nacional del Presidente de Gobierno. En pocas palabras, el aparato de Seguridad del Estado en manos de los golpistas de 1981. No fueron los únicos premiados.

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