¿Te atreverías a preguntarte quién eres en realidad? ¿Amas y sientes una profunda pasión por tu país y tu cultura, al mismo tiempo que sientes rechazo, ira, y hasta odio por otros países y culturas?
mi patria es el mundo séneca
Mire este interesante experimento social y se dará cuenta de que "un mundo abierto, comienza con una mente abierta"...


Todos hemos escuchado esta pregunta tal vez miles de veces, ¿de dónde eres? o ¿de dónde es tu familia? Y éstas se hacen mucho más comunes y relevantes aún para aquellos que han emigrado alguna vez.
En nuestro mundo globalizado de hoy día la respuesta a estas preguntas inspiran casi automáticamente sentimientos de identidad asociados a "nuestro" lugar de origen, a "nuestras" costumbres, a "nuestra" herencia cultural, a "nuestro" lenguaje, y a "nuestros" rasgos étnicos. Pero... ¿es realmente así?, ¿define con tanta pureza nuestra verdadera esencia el lugar donde nacemos o donde han nacido nuestros ancestros?

La identidad que surge a partir de "nuestros" orígenes genera un fenómeno singular: nuestro comportamiento cambia y el modo en que miramos a los demás y percibimos el mundo se transforma. Es a partir de "nuestros" orígenes que salen a relucir sentimientos de orgullo por demostrar "quiénes somos" y "lo que valemos", incluso a veces a expensas de demostrar que "los demás" son inferiores, valen menos, o su identidad merece ser despreciada.

Este comportamiento se materializa por ejemplo en eventos deportivos internacionales, o en guerras, o en disputas territoriales. Nos encontramos tan aferrados a esa identidad que surge a partir de responder a aquellas preguntas iniciales que llegamos a volvernos violentos e irracionales sin pensar siquiera lo que estamos haciendo.

Hace un par de días circuló entre nuestro equipo de editores este video. Tras verlo y compartir impresiones nos pareció que, a pesar de lo simple del concepto presentado, las implicancias eran gigantescas y que debían ser compartidas con todos ustedes. Consideramos entonces que sería extraordinariamente poderoso que la idea central del mini-documental se extendiera a todos y cada uno de los ciudadanos de este mundo.

¿No le resulta fascinante? ¿Prestó atención a cómo las personas expresaban su sentir y su visión de "los otros" basándose casi exclusivamente en su lugar de origen y en su memoria histórica? ¿Notó cómo definían lo qué son ellos mismos y lo qué son y valen "los demás" en base a estas mismas premisas?... Pero luego, tras la brutal revelación de que sus orígenes no eran ni tan precisos ni tan "puros" como ellos creían, fueron testigos de cómo todas estas barreras imaginarias eran tan débiles que se derrumbaron tan sólo con un escupitajo (¡y en este caso es literal!).
patriotismo y comodidad
© QuinoLas eterna sabiduría de Quino a manos de Mafalda...
Estamos convencidos de que ser conscientes de lo cercanos que somos los unos a los otros, sin importar los kilómetros o las fronteras físicas que medien entre cada uno de nosotros, puede ser ese fuego interior que comience a generar un cambio fundamental en nuestro mundo.

Le proponemos un ejercicio: cierre sus ojos.... olvídese por un minuto de su país, del color de su bandera, de su propio color de piel y rasgos étnicos, de cientos de años de historias de disputas y guerras,... cierre sus ojos e imagínese un planeta en el que nadie pueda explotar una supuesta identidad basada en nuestra herencia genética para fines macabros, en el que no podamos ser divididos y conquistados por exacerbar nuestras pequeñas e insignificantes diferencias y hacer casi invisibles el infinito caudal de cosas que tenemos en común.
Lo que pretenden que veamos como diferencias que nos separan son sólo la diversidad que nos hace más ricos como género humano.
Siga con el ejercicio, imagínese un mundo en el que la raza o el lugar de origen de cada uno de nosotros expanda nuestras perspectivas del mundo de manera exponencial, donde la diversidad de la experiencia humana se capitalice para todo el género humano haciéndonos más sabios. Imagínese un mundo en el que un extranjero no sea un enemigo o una amenaza sino un testigo curioso de cómo funciona el mundo en otro lugar. Imagínese que la grandeza de un imperio o la pureza de una raza no fuesen razón suficiente para invadir naciones y aniquilar a sus habitantes. Imagínese un ejército de soldados que fueran conscientes de que aquellos a quienes deben bombardear son, en un sentido amplio, hermanos;... imagínelo... ni una bala sería disparada, ni una bomba explotada; de hecho no existirían ejércitos.

Nuestra historia (la verdadera, claro) nos habla de que el ser humano logró convertirse en la especie dominante del planeta gracias a que aprendió a vivir en comunidad. Crecimos como especie gracias a la ayuda de quienes vivían con nosotros, a los lazos que establecimos con los miembros de nuestras comunidades, y al cuidado mutuo que nos proporcionamos en dichas condiciones de vida. ¡Cooperación, esa fue la clave!

La avaricia que llevó a la conquista violenta de otras comunidades seguramente provino de seres psicopáticos que, como depredadores de nuestra propia especie, han estado entre nosotros desde siempre. Seres para los cuales es necesario mantenernos divididos. Seres mezquinos y sin emociones humanas que utilizaron nuestras diversidad para fragmentarnos a sabiendas de que nuestra fuerza reside en estar unidos y en cuidarnos y aprender los unos de los otros.

Cuando reconozcamos en nuestro vecino (sea que esté a la vuelta de nuestra casa o en el extremo opuesto del planeta) a otro ser humano que forma parte de esa gran familia llamada humanidad, ninguna pequeña diferencia tendrá importancia y ningún esfuerzo por utilizarlas para esclavizarnos y hacer que nos odiemos tendrá éxito.

Y si al mismo tiempo aprendiéramos a reconocer a nuestros depredadores, a esos lobos con piel de ovejas mezclados entre nosotros, sin proyectar sobre ellos nuestros rasgos humanos, ya nada podría hacernos daño, la humanidad, como un gran organismo, habría alcanzado un convivencia edénica y pacífica.

Preste atención a cómo lo explica Laura Knight-Jadczyk en esta fragmento:
Los seres humanos solo pudieron evolucionar gracias a los lazos sociales. Confiar en los demás parece ser una estrategia evolutiva que cumplió su función durante mucho tiempo. En esa lucha evolutiva, el hombre estaba opuesto a un "enemigo natural", el medio ambiente. Todo lo que tenía era su gran cerebro para compensar su limitada fuerza y velocidad; y por supuesto,su trabajo en red.

En la actualidad, ya no estamos enfrentados al mundo natural, ahora nos oponemos a una cultura que ha sido lentamente infiltrada y utilizada por personas patológicas. Al mismo tiempo, este mundo externo que ha sido moldeado desde la patología, también representa un cierto estado de enfermedad dentro de los seres humanos normales - su falta de habilidad para ver la patología en individuos que parecen iguales a ellos - un depredador dentro de la misma especie. La falla de la humanidad para percibir esto, para adaptarse, significa que nuestro mundo interno, formado desde el externo por medio de la identificación, se ha transformado en un "poder independiente" que, en cambio, es nuestra propia creación por medio de la proyección. Después de todo, son los seres humanos normales, no los patológicos, quienes tienen el verdadero poder para "crear la realidad" como grupo. Los seres patológicos solo nos influencian - mayormente a las mujeres - para creer ciertas cosas como norma, y luego nosotros actuamos cuando tiran de las cuerdas.

Esta realidad externa que posee semejante poder de influencia sobre la formación de nuestro carácter y del enfoque de nuestra creatividad, se ha vuelto un poder en si mismo y estamos siendo desafiados a transformarnos en "nuevos seres" que puedan adaptarse evolutivamente a esta situación cambiante. O nos volvemos completamente patológicos, en cuyo caso no habrá estrés (el camino del Servicio a si mismo), o regresamos a nuestras raíces llevando con nosotros el conocimiento del nuevo "oponente", el cual nos permitirá reconstruir nuestras relaciones y estructuras sociales, y sobrevivir a los cambios masivos que nos esperan.

Porque, realmente, incluso si no se manifiesta ningún escenario cataclísmico por factores externos, cualquiera que tenga dos neuronas funcionando puede ver que definitivamente nos estamos dirigiendo hacia un "choque de civilizaciones", aunque eso no sea lo que se esté diciendo. Es un choque de seres humanos normales contra los seres patológicos, y ahora mismo, ellos tienen todos los recursos (que consiguieron a través del engaño y del fraude). Incluso el escenario más suave que nos puede deparar el futuro no es fácil de contemplar: el cambio climático y su efecto sobre la humanidad. No es un panorama agradable.

Todos para uno y uno para todos
- Laura Knight-Jadczyk
En la actualidad las divisiones imaginarias que nos imponen nos causan miedo, y el miedo causa violencia irracional y un estado de inseguridad permanente que nos conduce a tomar decisiones (o apoyar las decisiones de los psicópatas que usan este miedo) que en definitiva, indefectiblemente, nos hacen reforzar aún más estas barreras imaginarias.

Considere todo lo dicho... darnos cuenta de lo cercanos que somos los unos a los otros y de la artificialidad de este sentimiento de lejanía y temor, es el primer paso para construir un mundo mejor, un mundo donde cada mañana al despertarnos deseemos verdaderamente vivir la vida y compartirla.

No tenga miedo, sea curioso, pregúntese de dónde viene esta división y a quién le conviene, qué ha causado en su vida y en su comunidad, a quién nos han hecho odiar...

Y no se confunda, esto no tiene nada que ver con que ahora salga a la calle y comience a abrazar a todo el que pase frente a usted y bese su frente llamándolo hermano. Si esto es lo que entendió vuelva a leer el artículo. No se trata tanto de demostraciones externas (aunque estas pueden ser sin duda un símbolo) sino de un cambio en el modo en que vemos el mundo y a cada uno de sus habitantes, un cambio fundamental de consciencia. Entender que nuestra sombría realidad esta dominada por nuestros miedos y el odio hacia otros seres humanos que este origina, es el cambio esencial que necesitamos: hacernos conscientes de que todos estamos tan íntimamente conectados, que temer a otro ser humano no es más que temernos a nosotros mismos...