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Frente a las recientes heladas que azotaron al país, principalmente en los estados del norte, México reportó una pérdida total de casi 60 millones de hectáreas de cultivos de maíz, sorgo y frijol. Tan sólo en el estado de Sinaloa, 5 millones de hectáreas en sembradíos de maíz fueron aniquilados.

Con estas estadísticas que alertan sobre la posibilidad de una próxima crisis agroalimentaria, empresas transnacionales productoras de maíz transgénico, como lo son Monsanto, Dow Agroscience y Pioneer han aprovechado para promocionarse como la solución, para abastecer la demanda en el mercado de esta semilla.

Según lo advierten expertos en medio ambiente y en agricultura, como es el caso de Raúl Hernández Garciadiego, director de la asociación civil Alternativas y Procesos de Participación Social y galardonado con el premio nacional Agroalimentario, abrir las puertas a empresas transnacionales podría generar un declive aún más pronunciado sobre el sector agropecuario, poniendo en peligro el trabajo de millones de campesinos e indígenas que siembran maíz.

La producción de la semilla transgénica es riesgosa para la gran variedad de semillas nativas de México, ya que podría contaminar los cultivos naturales modificando genéticamente las propiedades y características únicas de la semilla nacional, destacada a nivel mundial por su calidad y diversidad. En todo el país existen 59 razas de maíz, de las cuales 13 están en riesgo de desaparecer por la contaminación de las semillas tratadas científicamente.

Aunque hasta el momento la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), ha negado los permisos a una de las empresas líderes en la industria Monsanto, para crear cultivos piloto con maíz transgénico en 100 hectáreas de Sinaloa, se especula sobre la operación de esta empresa en territorio nacional, además de la importación de cientos de toneladas de maíz genéticamente modificado, proveniente de Estados Unidos, máximo productor a nivel mundial de este producto.

En voz de los expertos de abrir las puertas a los transnacionales permitiendo los cultivos transgénicos, el país estará bajo el riesgo de dañar la llamada "soberanía alimentaria", pues una vez que el maíz modificado entra en contacto con el natural, la contaminación es irreversible y la pureza de la semilla es perdida.

En entrevista exclusiva para El Punto Crítico, el senador priísta Heladio Ramírez López, presidente de la Comisión de Desarrollo Rural y representante del Grupo de Trabajo para la Reforma Integral del Campo Mexicano, habló sobre el tema que ha causado gran polémica entre distintos niveles del gobierno, la industria agrícola y organizaciones ambientales.

Al ser cuestionado sobre la viabilidad de utilizar cultivos de maíz transgénico como solución ante una posible crisis alimentaria, el integrante del PRI, reconoció que se trata de un tema muy debatible que ofrece a través del uso de la ciencia, la posibilidad de cubrir la demanda de alimentos, cuando la baja productividad y pésima distribución de alimentos, amenaza con una posible crisis alimentaria. Además, indicó, es un método que en otros países, principalmente de Europa, ha dado buenos resultados.

"No podemos detener los avances de la ciencia y rezagarnos en eso, cuando los alimentos transgénicos están siendo una realidad prácticamente en todos los países, Argentina (con la producción de soya), Brasil, China, Estados Unidos. En México se aplican las semillas modificadas para la producción de algodón", aseguró el legislador.

Heladio Ramírez aseguró que los nulos avances del transgenismo están realacionados directamente con las campañas dirigidas por activistas de la organización ambiental Greeenpeace, quienes se oponen a la idea de estos cultivos, por afirmar que existen riesgos ambientales e incluso de salud. A pesar de la oposición que demuestran muchos hacia esta industria, el integrante del Partido Revolucionario Institucional calificó como favorable la implementación de este tipo de cultivos en el norte del país, ya que, sostuvo, es el lugar donde está la agricultura comercial. Sin embargo, reconoció que es indispensable adoptar medidas de protección para que las semillas mexicanas no se contaminen con las tratadas científicamente.

"En Sonora, por ejemplo, están muy fijadas las líneas o los territorios donde se puede sembrar el trangenismo, no como en el sureste de la República donde están las variedades del maíz nacional. Hay un blindaje para que esto no avance y no pueda contaminar".

El representante del Grupo de Trabajo para la Reforma Integral del Campo Mexicano reveló que aunque se esté negando, es una realidad la existencia de parcelas experimentales en nuestro país, ante lo cual lo único que se debe hacer, es cuidar los lugares donde se siembra el maíz nativo, para que no resulte afectado. "Las empresas ya están, como país hemos descuidado todo, hemos desmantelado instituciones que protegen al campo, y ahora importamos todas las semillas. Monsanto ya vende todas las variedades de semillas del país".