Un nuevo escándalo de enormes proporciones hace tambalear al gobierno de facto y golpista de Brasil. Esta vez por una operación sin precedentes de la policía brasileña que ha identificado una red de complicidades entre funcionarios públicos y empresas que vendían y exportaban carne en estado de descomposición. En el escándalo podría estar implicado el partido de Michel Temer.

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El pasado viernes 15 de marzo, la policía de Brasil dio a conocer una operación a gran escala bautizada como Carne Débil (Carne Fraca) con el objeto de destapar la trama de corrupción (con vinculaciones políticas) de varias empresas que vendían y exportaban carne descompuesta.

La investigación involucra a un total de 29 compañías. Entre ellas figuran los dos gigantes brasileños del mercado interno y externo: JBS y BRF. Mauricio Moscardi, jefe de la Policía Federal de Brasil, destacó que las empresas utilizaban "ácidos y otros productos químicos, incluso cancerígenos, para disimular las características físicas del producto podrido y su olor". Por su parte, los responsables de las dos compañías rechazan todas las acusaciones.

Moscardi ha revelado que los productos "caducados, en mal estado y en algunas ocasiones cancerígenos" eran destinados también a varias escuelas públicas estatales del sur de Brasil, y "un sinnúmero de niños" se vieron afectados sólo "para satisfacer el interés económico de esta poderosa banda criminal".

El secretario ejecutivo del Ministerio de Agricultura, Eumar Novacki, ha asegurado que los ciudadanos de Brasil no deben preocuparse por el consumo de carne. Novacki ha afirmado que se trata de "casos aislados" que "no ponen en riesgo la salud pública de la población brasileña". La investigación también ha desbaratado una red de corrupción en la que supuestamente están implicados decenas de inspectores agropecuarios del Ministerio de Agricultura responsables de certificar los productos.

Señalamientos a Michel Temer

Según el jefe de la Policía Federal de Brasil, la investigación apunta a que una parte del dinero de los sobornos "revertían en los partidos políticos", incluidos el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del presidente Michel Temer y el Progresista. No obstante, Moscardi no ha revelado hasta el momento nombres concretos de miembros salpicados por el caso. La omisión es también una forma de recalcar que el círculo político y económico que rodea a Temer está involucrado.

Por otra parte, el ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, ha informado en un comunicado que ya ha ordenado apartar de su responsabilidad a 33 funcionarios sospechosos de haber participado en esta extensa red de corrupción, donde obviamente tiene responsabilidad política el nuevo gobierno brasileño.

Según el portal brasileño Exame, la empresa involucrada en el caso JBS pagó "montañas de dinero" al actual ministro de hacienda del gobierno de Temer, Henrique Meirelles, para mejorar la imagen de la compañía y contribuir en asesorías del grupo en 2012, dato que vincula a uno de los cuadros financieros más importantes de Michel Temer con las políticas gerenciales de la empresa que protagoniza este escándalo.

Exportaciones brasileñas y las implicaciones del caso

Las autoridades brasileñas están preocupadas por el posible impacto negativo que puede tener este caso en las exportaciones brasileñas, que abarcan 150 naciones. De acuerdo con las cifras del año pasado, las exportaciones de carne de ave de corral se estimaban en 6 mil 900 millones de dólares y las de carne vacuna en 5 mil 500 millones. "Más que nada temo que perdamos los mercados extranjeros para nuestros productos, y que los consumidores domésticos también pierdan su confianza en los mismos", ha admitido el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, en una entrevista con el diario Globo.

El ministro también ha confirmado que los EEUU, la Unión Europea y China ya han solicitado a Brasil que abra una investigación a los productores de carne involucrados en el caso. Sin embargo, ninguno de estos países ha anunciado hasta ahora que vaya a cerrar su mercado a los productos provenientes del gigante latinoamericano, mayor exportador del mundo de carne bovina y de pollo.

Chile, China y Corea del Sur son los primeros países que han anunciado una suspensión temporal de las importaciones de carne brasileña. Por su parte, Brasil ha prometido este lunes que tomará represalias contra Chile si este país cierra completamente las puertas a su mercado cárnico, informa AFP.

¿Y nadie habla de la impopular y corrupta dictadura carioca?

Después de las semillas oleaginosas y minerales estratégicos para la economía mundial, la carne ocupa el tercer puesto como producto de exportación en Brasil, que la vende a 150 países. Una eventual caída en las exportaciones de estos rubros representaría cuantiosas pérdidas y vendrían a sumarse a una vapuleada economía que ha sufrido el dramatismo de caída en sus exportaciones, la inestabilidad de su petrolera estatal Petrobras y recesión económica. Aunado a ello, el gobierno de Michel Temer ha reducido el presupuesto público que está en déficit luego del golpe a Dilma Rousseff. Han acordado congelar por 20 años el presupuesto social en un autoimpuesto paquetazo de austeridad prolongada creando con ello un caldo indiscutido de rechazo social.


Todo esto en un contexto de confrontación inédita de partidos en instancias de poder, donde congresistas, senadores y autoridades judiciales se acusan unos a otros de corrupción y se destituyen.

Sobre el ciclo de inestabilidad política (y ahora económica) de Brasil, poco se habla en los medios transnacionales concentrados en su articulada agenda antichavista. Barren bajo la alfombra para encubrir a un gobierno de derecha que usurpa funciones por cometer un golpe de Estado camuflado de institucional. Ni hablar de aplicación de sanciones en el Mercosur o en la OEA contra Michel Temer y su gobierno, sea por participar en golpe de Estado, sea por devolver a la miseria extrema a 4,4 millones de brasileños (beneficiados por el gobierno de Dilma Rousseff), sea por participar en un escándalo de insalubridad e inseguridad alimentaria a escala planetaria.

En declaraciones a RT, el analista internacional Andy Flores explica que el escándalo puede afectar aún más a la imagen "ya golpeada" de Michel Temer. Según las últimas encuestas, la aceptación popular de Temer ha descendido hasta situarse en torno al 10%, señala el analista. Lo que quiere decir que la presidencia de Michel Temer no sólo es ilegal, es también ilegítima, sin respaldo popular y ahora involucrada en un escándalo de inmensas proporciones, aunque Luis Almagro y las corporaciones mediáticas busquen disminuir su importancia.