El presidente de Zimbabue, el incombustible Robert Mugabe, parece tener las horas contadas

El presidente de Zimbabue, el incombustible Robert Mugabe, parece tener las horas contadas. El cerco entorno a su residencia oficial ('El techo azul') se hace cada vez más estrecho. Este sábado, los manifestantes en Harare que piden su caída se desplazaron hasta sus cercanías y creyeron que se iba de palacio al ver una comitiva de vehículos partir. Desde el miércoles pasado, el ejército mantiene detenido a Mugabe en su residencia e intenta que renuncie a la presidencia.

"Antes, nunca nos permitían pasar por esta carretera porque era la residencia del Estado", recuerda una ciudadana. "Pero hoy es completamente diferente. El inicio de una nueva era".

En toda la capital y también en otras ciudades del país, la gente salió a la calle apoyando a los soldados y para pedir la marcha de Mugabe, a quien acusan de querer colocar a su esposa Grace como nueva presidenta. Este domingo, el partido que hasta ahora dirigía con mano de hierro ZANU-PF reunirá su comité central para pedir su dimisión. Por otro lado, la cúpula del ejército debe volver a insistirle para que abandone con la mediación del cura católico Fidelis Mukonori. Mugabe es el único líder que ha conocido Zimbabue desde su independencia en 1980.